12.05.2013 Views

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

propia emoción, echó a andar lentamente, manteniendo mi cabeza<br />

apoyada en su pecho.<br />

A través <strong>de</strong> las lágrimas, le confié mi <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> entrar en el Carmelo, y<br />

entonces sus lágrimas se mezclaron con las mías; pero no dijo ni <strong>un</strong>a<br />

palabra para hacerme <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> mi vocación. Simplemente se contentó<br />

con hacerme notar que yo era todavía muy joven para tomar <strong>un</strong>a <strong>de</strong>cisión<br />

tan grave.<br />

Pero yo <strong>de</strong>fendí tan bien mi causa, que papá, con su modo <strong>de</strong> ser sencillo<br />

y recto, quedó pronto convencido <strong>de</strong> que mi <strong>de</strong>seo era el <strong>de</strong> Dios; y con su<br />

fe prof<strong>un</strong>da, me dijo que Dios le hacía <strong>un</strong> gran honor al pedirle así a sus<br />

hijas.<br />

Seguimos paseando <strong>un</strong> largo rato. Mi corazón, confortado por la bondad<br />

con que aquel padre incomparable había acogido mis confi<strong>de</strong>ncias, [50vº]<br />

se volcó dulcemente en el suyo. Papá parecía gozar <strong>de</strong> esa alegría serena<br />

que da el sacrificio consumado. Me habló como <strong>un</strong> santo, y me gustaría<br />

acordarme <strong>de</strong> sus palabras para transcribirlas aquí, pero sólo conservo <strong>de</strong><br />

ellas <strong>un</strong> recuerdo <strong>de</strong>masiado perfumado para po<strong>de</strong>rlo expresar.<br />

De lo que sí me acuerdo perfectamente es <strong>de</strong> la acción simbólica que mi<br />

querido rey realizó sin saberlo. Acercándose a <strong>un</strong> muro poco elevado, me<br />

mostró <strong>un</strong>as florecillas blancas, parecidas a lirios en miniatura ; y tomando<br />

<strong>un</strong>a <strong>de</strong> aquellas flores, me la dio, explicándome con cuánto esmero Dios la<br />

había hecho nacer y la había conservado hasta aquel día. Al oírle hablar,<br />

me parecía estar escuchando mi propia <strong>historia</strong>, tanta semejanza había<br />

entre lo que Jesús había hecho con aquella florecilla y con Teresita ...<br />

Recibí aquella flor como <strong>un</strong>a reliquia, y observé que, al querer cogerla,<br />

papá había arrancado todas sus raíces sin troncharlas, como si estuviera<br />

<strong>de</strong>stinada a seguir viviendo en otra tierra más fértil que el blando musgo en<br />

el que habían transcurrido sus primeras alboradas... Era exactamente lo<br />

mismo que papá acababa <strong>de</strong> hacer conmigo poco antes al permitirme subir<br />

a la montaña <strong>de</strong>l Carmelo y abandonar el dulce valle testigo <strong>de</strong> mis<br />

primeros pasos por la vida.<br />

Puse mi florecita blanca en mi libro <strong>de</strong> la Imitación, en el capítulo titulado:<br />

«Del amor a Jesús sobre todas las cosas», y todavía sigue allí. Sólo el tallo<br />

se ha roto muy cerca <strong>de</strong> la raíz, y Dios parece <strong>de</strong>cirme con eso que pronto<br />

romperá los lazos <strong>de</strong> su florecita y que no la <strong>de</strong>jará marchitarse en la tierra.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!