manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Antes <strong>de</strong> mi entrada en el Carmelo, tuve también otras muchas<br />
experiencias sobre la vida y las miserias <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do. Pero esos <strong>de</strong>talles me<br />
llevarían <strong>de</strong>masiado lejos. Voy a reanudar el relato <strong>de</strong> mi vocación.<br />
------------------------------------------------------------------------<br />
Viaje a Bayeux<br />
El 31 <strong>de</strong> octubre fue el día fijado para mi viaje a Bayeux. Partí sola con<br />
papá, con el corazón henchido <strong>de</strong> esperanza, pero también muy<br />
emocionada al pensar que iba a presentarme al obispo. Por primera vez en<br />
mi vida iba a hacer <strong>un</strong> visita sin que me acompañaran mis hermanas, ¡y<br />
esta visita era nada menos que a <strong>un</strong> obispo! Yo, que n<strong>un</strong>ca hablaba, a no<br />
ser para contestar a las preg<strong>un</strong>tas que me hacían, tenía que explicar por<br />
mí misma el motivo <strong>de</strong> mi visita y exponer las razones que me movían a<br />
solicitar la entrada en el Carmelo. En <strong>un</strong>a palabra, iba a tener que<br />
<strong>de</strong>mostrar la soli<strong>de</strong>z <strong>de</strong> mi vocación.<br />
¡Cuánto me costó hacer ese viaje! Tuvo que conce<strong>de</strong>rme Dios <strong>un</strong>a gracia<br />
muy especial para que pudiera vencer mi gran timi<strong>de</strong>z... A<strong>un</strong>que también<br />
es verdad que «para el amor nada hay imposible, porque todo lo cree<br />
posible y permitido». Y realmente sólo el amor <strong>de</strong> Jesús podía hacerme<br />
vencer aquellas dificulta<strong>de</strong>s y las que vendrían más tar<strong>de</strong>, pues quiso<br />
hacerme comprar mi vocación a costa <strong>de</strong> pruebas muy gran<strong>de</strong>s...<br />
Hoy, que gozo <strong>de</strong> la soledad <strong>de</strong>l Carmelo (<strong>de</strong>scansando a la sombra <strong>de</strong><br />
Aquel a quien tan ardientemente <strong>de</strong>seé), creo que he comprado mi dicha a<br />
muy bajo precio y estaría dispuesta a soportar sufrimientos mucho<br />
mayores para alcanzarla si aún no la tuviese.<br />
Cuando llegamos a Bayeux, llovía a cántaros. Papá, que no quería ver a<br />
su reinecita entrar en el obispado con su hermoso vestido hecho <strong>un</strong>a sopa,<br />
la hizo subir a <strong>un</strong> ómnibus que nos llevó a la catedral. Allí comenzaron mis<br />
<strong>de</strong>sgracias.<br />
Monseñor, con todo su presbiterio, estaba asistiendo a <strong>un</strong> solemne f<strong>un</strong>eral.<br />
La iglesia estaba llena <strong>de</strong> señoras vestidas <strong>de</strong> luto, y todo el m<strong>un</strong>do me<br />
miraba a mí con mi [54rº] vestido claro y mi sombrero blanco. Hubiera<br />
querido salir <strong>de</strong> la iglesia, pero no había ni que pensarlo a causa <strong>de</strong> la<br />
lluvia. Y para humillarme más todavía, Dios permitió que papá, con su<br />
sencillez patriarcal, me hiciese pasar hasta el fondo <strong>de</strong> la catedral; yo, por<br />
no disgustarlo, obe<strong>de</strong>cí <strong>de</strong> buen grado y ofrecí aquella distracción a los<br />
habitantes <strong>de</strong> Bayeux, a los que <strong>de</strong>seaba no haber conocido en mi vida...