manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
mismo, escondido en el fondo <strong>de</strong> mi pobre corazón, es quien me conce<strong>de</strong><br />
la gracia <strong>de</strong> actuar en mí y quien me hace <strong>de</strong>scubrir lo que él quiere que<br />
haga en cada momento.<br />
Unos días antes <strong>de</strong> mi profesión tuve la dicha <strong>de</strong> recibir la bendición <strong>de</strong>l<br />
Sumo Pontífice. La había solicitado, a través <strong>de</strong>l hermano Simeón, para<br />
papá y para mí, y fue para mí <strong>un</strong>a inmensa alegría el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>volverle a mi<br />
querido papaíto la gracia que él me había proporcionado llevándome a<br />
Roma.<br />
Por fin, llegó el hermoso día <strong>de</strong> mis bodas. Fue <strong>un</strong> día sin nubes. Pero la<br />
víspera, se levantó en mi <strong>alma</strong> la mayor tormenta que había conocido en<br />
toda mi vida...<br />
N<strong>un</strong>ca hasta entonces me había venido al pensamiento <strong>un</strong>a sola duda<br />
acerca <strong>de</strong> mi vocación. Pero tenía que pasar por esa prueba. Por la noche,<br />
al hacer el Viacrucis <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Maitines, se me metió en la cabeza que<br />
mi vocación era <strong>un</strong> sueño, <strong>un</strong>a quimera... La vida <strong>de</strong>l Carmelo me parecía<br />
muy hermosa, pero el <strong>de</strong>monio me insuflaba la convicción <strong>de</strong> que no<br />
estaba hecha para mí, <strong>de</strong> que engañaba a los superiores empeñándome<br />
en seguir <strong>un</strong> camino al que no estaba llamada...<br />
Mis tinieblas eran tan oscuras, que no veía ni en-[76vº] tendía más que<br />
<strong>un</strong>a cosa: ¡que no tenía vocación...!<br />
¿Cómo <strong>de</strong>scribir la angustia <strong>de</strong> mi <strong>alma</strong>...? Me parecía (pensamiento<br />
absurdo, que <strong>de</strong>muestra a las claras que esa tentación venía <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio)<br />
que si com<strong>un</strong>icaba mis temores a la maestra <strong>de</strong> novicias, ésta no me<br />
<strong>de</strong>jaría pron<strong>un</strong>ciar los votos. Sin embargo, prefería cumplir la vol<strong>un</strong>tad <strong>de</strong><br />
Dios, volviendo al m<strong>un</strong>do, a quedarme en el Carmelo haciendo la mía.<br />
Hice, pues, salir <strong>de</strong>l coro a la maestra <strong>de</strong> novicias, y, llena <strong>de</strong> confusión, le<br />
expuse el estado <strong>de</strong> mi <strong>alma</strong>...<br />
Gracias a Dios, ella vio más claro que yo y me tranquilizó por completo.<br />
Por lo <strong>de</strong>más, el acto <strong>de</strong> humildad que había hecho acababa <strong>de</strong> poner en<br />
fuga al <strong>de</strong>monio, que quizás pensaba que no me iba a atrever a confesar<br />
aquella tentación. En cuanto acabé <strong>de</strong> hablar, <strong>de</strong>saparecieron todas las<br />
dudas.<br />
Sin embargo, para completar mi acto <strong>de</strong> humildad, quise confiarle también<br />
mi extraña tentación a nuestra Madre, que se contentó con echarse a reír.