12.05.2013 Views

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

manuscritos autobiográficos (historia de un alma) - Catholic.net

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Perdóneme, Madre, mi sencillez infantil. Yo sé que me va a permitir<br />

hablarle sin andar rebuscando lo que a <strong>un</strong>a joven religiosa le está<br />

permitido <strong>de</strong>cirle a su priora. Tal vez no siempre me mantenga <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

los límites prescritos a los súbditos; pero, Madre, me atrevo a <strong>de</strong>cir que la<br />

culpa será suya, pues yo la trato como <strong>un</strong>a hija2, ya que usted no me trata<br />

como priora sino como madre...<br />

Sé muy bien, Madre querida, que a través <strong>de</strong> usted me habla Dios.<br />

Muchas hermanas piensan que usted me ha mimado, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi<br />

entrada en el arca santa no he recibido <strong>de</strong> usted más que halagos y<br />

caricias. Sin embargo, no es así.<br />

En el cua<strong>de</strong>rno que contiene mis recuerdos <strong>de</strong> la infancia, podrá ver lo que<br />

pienso sobre la educación recia y maternal que usted me dio. Des<strong>de</strong> lo<br />

más hondo <strong>de</strong> mi corazón le agra<strong>de</strong>zco que no me haya tratado con<br />

miramientos. Jesús sabía muy bien que su florecita necesitaba el agua<br />

vivificante <strong>de</strong> la humillación, que era <strong>de</strong>masiado débil para echar raíces sin<br />

esa ayuda, y quiso prestársela, Madre, por medio <strong>de</strong> usted.<br />

De <strong>un</strong> año y medio a esta parte, Jesús ha querido cambiar la forma <strong>de</strong><br />

hacer crecer a su florecita; sin duda pensó que estaba ya suficientemente<br />

regada, pues ahora es el sol quien la hace crecer. Jesús no quiere ya para<br />

ella más que su sonrisa divina, y esa sonrisa se la da también por medio<br />

<strong>de</strong> usted, Madre querida. Y ese dulce sol, lejos <strong>de</strong> ajar a la florecita, la [2rº]<br />

hace crecer <strong>de</strong> <strong>un</strong>a manera maravillosa. En el fondo <strong>de</strong> su cáliz conserva<br />

las preciosas gotas <strong>de</strong> roció que recibió, y esas gotas le recuerdan<br />

incesantemente que es pequeña y débil...<br />

Ya pue<strong>de</strong>n todas las criaturas inclinarse hacia ella, admirarla, colmarla <strong>de</strong><br />

alabanzas. No sé por qué, pero nada <strong>de</strong> eso lograría añadir ni <strong>un</strong>a gota <strong>de</strong><br />

falsa alegría a la verda<strong>de</strong>ra alegría que saborea en su corazón al ver lo<br />

que es en realidad a los ojos <strong>de</strong> Dios: <strong>un</strong>a pobre nada, y sólo eso.<br />

Digo que no sé por qué, ¿pero no será porque hasta tanto que su pequeño<br />

cáliz no estuvo lo suficientemente lleno <strong>de</strong>l rocío <strong>de</strong> la humillación, se vio<br />

privada <strong>de</strong>l agua <strong>de</strong> las alabanzas? Ahora ya no existe ese peligro; al<br />

contrario, a la florecita le parece tan <strong>de</strong>licioso el rocío que la llena, que no<br />

lo cambiaría por el agua insípida <strong>de</strong> los halagos.<br />

No quiero hablar, Madre querida, <strong>de</strong> las muestras <strong>de</strong> amor y <strong>de</strong> confianza<br />

que usted me ha dado3. Pero no piense que el corazón <strong>de</strong> su hija sea<br />

insensible a ellas. Lo que pasa es que sé muy bien que ahora no tengo<br />

nada que temer; al contrario, puedo gozarme <strong>de</strong> ellas, atribuyendo a Dios

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!