FUNDAMENTOS DE LOS SEGUROS - Centro AFIN

Capítulo 5
El peligroso seguro de rentas
de CARD
SUBCONTRATACIÓN DEL RIESGO
Y LA RESPONSABILIDAD
estabilidad de la IMF. En estos casos, una posible respuesta consiste en crear
una entidad jurídica autónoma para ofrecer microseguros y gestionar esta
actividad. De este modo, se aleja el riesgo vinculado a los seguros de la
posición de capital de la IMF.
El proceso de externalización de la actividad a una unidad autónoma no
regulada es similar al aplicado en el caso de una aseguradora regulada.
Puesto que la IMF no es el asegurador, asume un riesgo limitado. La unidad
autónoma actúa como asegurador, asume el riesgo y se ocupa de los aspectos
técnicos del desarrollo y la gestión de los productos de seguro. La
externalización a una unidad autónoma conviene especialmente a las grandes
IMF que operan en entornos en los que la normativa de seguro contempla este
tipo de actuación.
SEWA consideró asimismo la constitución de una entidad empresarial
autónoma a la que pudiera transferir los servicios de seguro que prestaba. Su
intención era segregar el riesgo vinculado a los seguros mediante la creación
de una cooperativa de seguro propiedad de sus clientes. Finalmente decidió
abstenerse de instituir su propia aseguradora por razones legales, incluido el
requisito de dotar a este tipo de entidades de un capital mínimo superior a los
veinte millones de dólares.
El peligroso seguro de rentas de CARD
CARD constituyó su Mutua de Afiliados en 1994 para que ejerciera
como fondo de seguros destinado a sus prestatarios. Comenzó con una
prima semanal de 5 céntimos, con la que se obtenían 50 dólares para
gastos de entierro en caso de fallecimiento, y la misma cantidad para el
cónyuge e hijos legítimos. Debido a la elevada rentabilidad de este
producto, CARD amplió las prestaciones ofreciendo un pago por
incapacidad de 10 dólares al mes durante 3 meses en caso de lesión, y
una pensión de 20 dólares al mes durante 5 años a las personas
mayores de 60; todo a cambio de una prima del mismo importe.
La respuesta al producto fue sobresaliente. Entre 1995 y 1997, los
afiliados pasaron de 12.000 a 27.000. Los ingresos por primas de CARD
eran sustanciales. La organización parecía haber encontrado una nueva
fuente de renta. No obstante, el perfil de los clientes cambiaba con
rapidez. Un estudio efectuado en 1997 ponía de manifiesto la existencia
de un número amplio y creciente de afiliados de edades
5.3
comprendidas
entre los 55 y los 60 años. En torno al 40% de la clientela le faltaban
unos 5 años para poder cobrar la pensión. Los desembolsos previstos
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Guía técnica para el desarrollo y la provisión de microseguros