FUNDAMENTOS DE LOS SEGUROS - Centro AFIN
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Apéndice 1<br />
Seguro de bueyes de labranza -<br />
El ejemplo de ADR-TOM<br />
Considerando los datos combinados de todos los grupos, se estimó una<br />
mortalidad de los bueyes del 1,25 %, lo que significa que, en un año, sólo murio<br />
el 1,25 % de los bueyes adquiridos en el marco del régimen de seguro. Este<br />
dato indica que, de hecho, las primas cobradas excedían de lo que era<br />
necesario actuarialmente. Una prima de riesgo razonable desde el punto de<br />
vista actuarial se habría aproximado a 1.000 francos CFA, es decir, un quinto<br />
de lo que se cobraba en realidad. Teniendo en cuenta las aportaciones de 500<br />
francos CFA de los miembros de los grupos en caso de muerte del buey de uno<br />
de los afiliados, así como la venta de la res muerta, tal cuantía de la prima<br />
podría haberse reducido probablemente a 700 francos CFA.<br />
Puede suponerse que el elevado nivel de la prima obedece al intento de<br />
compensar el insuficiente tamaño de los grupos, de modo que éstos pudiesen<br />
sustituir las reses a pesar de contar con pocos afiliados para cotizar. Sin<br />
embargo, la consecuencia de esta estrategia, que, en cualquier caso, no<br />
culminó con éxito en la mayoría de los grupos de menor tamaño, fue el<br />
excedente de ahorro en los de mayor número de miembros, lo que pudo haber<br />
desincentivado la continuidad de las aportaciones efectuadas por ciertos<br />
afiliados. Debido al tamaño variable de los grupos, algunos de ellos se<br />
encontraban “infraasegurados”, mientras que otros resultaban<br />
“sobreasegurados”, lo que dio lugar a una ineficiencia global. A pesar del<br />
fracaso de un número significativo de grupos, el nivel total de ahorro en las<br />
cuentas de seguro de los grupos restantes en 1995 (cuando la mayoría de las<br />
cuentas se bloquearon en la práctica) ascendía a 5,9 millones de francos CFA,<br />
un importe suficiente para adquirir más de cuatro veces la cifra de bueyes que,<br />
conforme a las previsiones, morían en un año medio normal. La consecuencia<br />
es que, si se hubiese establecido un tamaño de grupo mínimo (digamos de<br />
unos 15 ó 20 miembros) o, aún mejor, un mecanismo para mancomunar el<br />
riesgo entre los grupos, habría sido posible imponer primas mucho menores y<br />
se habría elevado la sostenibilidad del régimen en su conjunto. Mancomunar el<br />
riesgo entre grupos y, con ello, en un área geográfica más amplia, habría<br />
reportado además la ventaja de reducir la exposición a riesgos covariantes<br />
elevados en los grupos ubicados en una determinada aldea.<br />
La segunda mayor deficiencia en el diseño del sistema, al menos en principio,<br />
parece haber consistido en que el seguro se mantenía a lo largo de la vigencia<br />
del crédito, es decir, de la vida útil total de cada buey. El problema de este<br />
planteamiento es que el riesgo de muerte de una res se eleva sustancialmente<br />
desde el quinto año, lo que significa que el régimen, en esencia, aseguraba<br />
frente al riesgo de un evento de acaecimiento cada vez más probable. Un<br />
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Guía técnica para el desarrollo y la provisión de microseguros