11.07.2015 Views

Pulsa aquí para seguir leyendo el libro en ... - La Web Cristiana

Pulsa aquí para seguir leyendo el libro en ... - La Web Cristiana

Pulsa aquí para seguir leyendo el libro en ... - La Web Cristiana

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

234Los antiguos gauchos los llamaban “ranchos” y eran construidos por <strong>el</strong>los mismos con paredesde ese material, que al solidificarse era altam<strong>en</strong>te resist<strong>en</strong>te a los vi<strong>en</strong>tos y las tempestades y techo depaja pr<strong>en</strong>sada, donde no pasaba una gota de lluvia cuando la había.Hoy, esos pocos ranchos que ya nadie habita, han quedado con niv<strong>el</strong> museológico, <strong>para</strong>distracción d<strong>el</strong> turista y basam<strong>en</strong>to histórico. Un rancho abandonado, <strong>en</strong> <strong>el</strong> idioma gaucho, es “unatapera” que ya no sirve <strong>para</strong> nada.Si a eso lo com<strong>para</strong>s con los trem<strong>en</strong>dos rascaci<strong>el</strong>os neoyorquinos o las increíbles torres erigidas<strong>en</strong> distintos países d<strong>el</strong> planeta, sólo puede quedarte un reman<strong>en</strong>te claro: <strong>el</strong> que va desde la eficaciaartesana d<strong>el</strong> necesitado de techo <strong>para</strong> vivir, al profesional que gana su vida con <strong>el</strong>lo. Eso sí; ninguno de<strong>el</strong>los, hubiera asegurado que si esas vivi<strong>en</strong>das se desplomaban, <strong>el</strong>los pudieran volver a levantarlas <strong>en</strong>tres días…(Juan 2: 13)= Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, (14) y halló<strong>en</strong> <strong>el</strong> templo a los que v<strong>en</strong>dían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí s<strong>en</strong>tados.De acuerdo con los dictados de la ley, conforme a la calidad de transgresión o pecado que sehubiera cometido, era la clase de animal que había que sacrificar <strong>para</strong> expiarlo. Los leves un palomino,los importantes un cordero y los realm<strong>en</strong>te graves, un buey.Sin embargo, la ley también señalaba que, a ese animal, había que transportarlo desde la casadonde vivía <strong>el</strong> pecador hasta <strong>el</strong> templo. De allí que normalm<strong>en</strong>te se veía llegar a g<strong>en</strong>te portandopalomas, corderos cruzados sobre sus hombros o bueyes tirados por cuerdas.Esto se había establecido así porque, además de la expiación de esos pecados con <strong>el</strong>derramami<strong>en</strong>to de la sangre d<strong>el</strong> animal indicado, lo que se pret<strong>en</strong>día era que <strong>el</strong> pecador sufriera unaespecie de humillación pública. Era muy s<strong>en</strong>cillo imaginar que clase de pecado había cometido algui<strong>en</strong>,solam<strong>en</strong>te observando que clase de animal llevaba al sacrificio.Estos mercaderes, <strong>en</strong>tonces, lo que estaban haci<strong>en</strong>do allí, era precisam<strong>en</strong>te contrariar a la ley,evitando esa humillación a los pecadores al permitir que estos compraran sus animales <strong>en</strong> v<strong>en</strong>ta y los<strong>en</strong>tregaran a los sacerdotes sin ser vistos por nadie. Ese “servicio especial”, obviam<strong>en</strong>te, le costaba alpecador mucho más dinero que comprarlos <strong>en</strong> <strong>el</strong> campo.Lo mismo ocurría con los cambistas. Eran personas que cambiaban <strong>el</strong> dinero de aqu<strong>el</strong>los quev<strong>en</strong>ían lejos de Jerusalén, <strong>para</strong> que pudieran pagar <strong>el</strong> impuesto d<strong>el</strong> templo (Más o m<strong>en</strong>os como laofr<strong>en</strong>da que se levanta hoy <strong>en</strong> cada culto).Ese impuesto, a difer<strong>en</strong>cia de nuestras actuales ofr<strong>en</strong>das, t<strong>en</strong>ía una cantidad fija: medio siclo. Y<strong>para</strong> obt<strong>en</strong>erlo, los forasteros <strong>en</strong>tregaban a los cambistas dracmas griegas, d<strong>en</strong>arios romanos, etc.Obviam<strong>en</strong>te, también aquí existía abuso y corrupción, ya que <strong>el</strong>los abusaban y hasta estafaban <strong>en</strong> loscambios, aprovechándose de la ignorancia, <strong>el</strong> impacto r<strong>el</strong>igioso y <strong>el</strong> temor supersticioso de la g<strong>en</strong>te.(15) Y haci<strong>en</strong>do un azote de cuerdas, echó fuera d<strong>el</strong> templo a todos, y las ovejas y losbueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; (16) y dijo a los quev<strong>en</strong>dían palomas: quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado.Azote era <strong>el</strong> nombre de un instrum<strong>en</strong>to de castigo, y d<strong>el</strong> castigo mismo, infligido a base de golpesde correas de cuero, frecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te armadas con bolas o puntas de metal, o con varas. <strong>La</strong> Ley permitíaazotar al culpable, <strong>el</strong> cual era t<strong>en</strong>dido <strong>en</strong> <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, sobre la espalda.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!