11.07.2015 Views

Pulsa aquí para seguir leyendo el libro en ... - La Web Cristiana

Pulsa aquí para seguir leyendo el libro en ... - La Web Cristiana

Pulsa aquí para seguir leyendo el libro en ... - La Web Cristiana

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

5¿Y que hará <strong>el</strong> hombre que ha estado acostumbrado a que Dios se haga pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> susreuniones, <strong>el</strong> día que a Dios le deja de dar la gana de estar allí? Indudable e irrebatible: procurarreemplazarlo con diverso tipo de expresiones carnales, que pued<strong>en</strong> ir de la música, pasando por lasdanzas y añadiéndole todo lo que se te ocurra, conforme a culturas y lugares d<strong>el</strong> planeta se trate.Entonces, aqu<strong>el</strong>los cultos que se prolongaban indefinidam<strong>en</strong>te por causa de que la pres<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong>Espíritu Santo los llevaba de un lado a otro y nadie quería dejar de experim<strong>en</strong>tar esa maravillosapres<strong>en</strong>cia y todos sabíamos cuando empezábamos, pero jamás cuando terminábamos, un día sequedaron vacíos de todo eso y decidieron reemplazarlo con oratoria, <strong>en</strong>tret<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to, bullicio, colorido,luces y algunas expresiones más de las que seguram<strong>en</strong>te habrás conocido y visto.Lo cierto es que nunca más las reuniones evangélicas retornaron a sus oríg<strong>en</strong>es de horariospreestablecidos y acotados. Tres horas mínimo. Nadie podía t<strong>en</strong>er un culto inferior a ese tiempo sideseaba mant<strong>en</strong>er <strong>el</strong> prestigio de iglesia con unción. El resultado de todo esto, te lo imaginas:aburrimi<strong>en</strong>to y algunas esc<strong>en</strong>as lindantes con espectáculos t<strong>el</strong>evisivos. Y <strong>para</strong> colmo, de mala calidad.Pero ese día, y habi<strong>en</strong>do oído de labios de esos hermanos que <strong>en</strong> ese lugar había muy bu<strong>en</strong>aPalabra d<strong>el</strong> Señor, decidimos ir a oír, apr<strong>en</strong>der, alim<strong>en</strong>tarnos y disfrutar de algo que cada vez se recibía<strong>en</strong> m<strong>en</strong>or cantidad.Bu<strong>en</strong>a música con ritmo, (No puedo decir alabanza porque no lo experim<strong>en</strong>té así, pero dejemosesto), un desfile incesante de personas, testimonios, canciones de dudosa calidad “dedicadas al Señor”,pero armadas <strong>para</strong> con<strong>seguir</strong> aplauso humano, pres<strong>en</strong>tación de coros infantiles, juv<strong>en</strong>iles, de señoras,de hombres, de ancianos, etc.etc. Y, finalm<strong>en</strong>te, la pres<strong>en</strong>cia d<strong>el</strong> pastor y…<strong>La</strong> Palabra.Un versículo, (¡Un versículo!) d<strong>el</strong> Libro de los Hechos, donde se hablaba d<strong>el</strong> inicio de un viaje dePablo, y <strong>el</strong> comi<strong>en</strong>zo de la “predicación”. El pastor <strong>en</strong>contró <strong>en</strong> ese pequeño texto, una similitud“espiritual” con un viaje que él había realizado hacía pocos días a un remoto lugar d<strong>el</strong> mundo, invitadopor un pastor que, a su vez, había estado aquí de visita <strong>el</strong> año anterior.Durante una hora y media y algo más, estuvimos oy<strong>en</strong>do r<strong>el</strong>atos de viajes, paisajes, costumbres,formas de r<strong>el</strong>ación afectiva y peripecias de su viaje. Por mom<strong>en</strong>tos, con detalles ll<strong>en</strong>os de humor, quehicieron reír mucho a la iglesia.Por mom<strong>en</strong>tos, con episodios cargados de dramatismo que, <strong>en</strong> casos, desataron más de unalágrima <strong>en</strong> la audi<strong>en</strong>cia. Cuando <strong>el</strong> tiempo d<strong>el</strong> audio y <strong>el</strong> video lo determinaron, hubo algo parecido a unllamado global al altar, y media congregación pasó al fr<strong>en</strong>te. Fin.Íbamos sali<strong>en</strong>do d<strong>el</strong> templo, cuando los hermanos que nos habían invitado, se acercaroncordialm<strong>en</strong>te y nos dijeron si deseábamos quedarnos a “saludar al siervo”. Le agradecimos con sumisma cordialidad la g<strong>en</strong>tileza, pero argum<strong>en</strong>tamos que se nos había hecho algo tarde y <strong>el</strong> lugar estabaun poco alejado de nuestra casa.Com<strong>en</strong>zamos a despedirnos de <strong>el</strong>los, sin dejarles traslucir <strong>en</strong> absoluto nuestra impresión sobretodo lo que habíamos visto y oído, cuando <strong>el</strong> mayor de esos hermanos me miró con la admiracióntodavía pintada <strong>en</strong> su rostro y me dijo: “¿Y, hermano? ¿Qué le pareció? ¡¡Que palabra! ¿No es cierto?”Me quedé un mom<strong>en</strong>to <strong>para</strong>lizado sin saber que responderle. Consideré que por respeto,nobleza y reconocimi<strong>en</strong>to a su sinceridad, no podía siquiera abrir la boca con lo que p<strong>en</strong>saba, así quehice un gesto que no quiso significar nada, una sonrisa de esas que parec<strong>en</strong> estar colgadas <strong>en</strong> la puertade ingreso a los templos, les di un abrazo a cada uno y me fui.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!