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203 Dic - Scherzo

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D O S I E RVEINTE AÑOS DE MÚSICA EN ESPAÑACASARIEGOALMAJANOMONTIELMACHADOJ. M. RAMÓNLANZABROSA. M. SÁNCHEZM. J. MORENOCARLOS ÁLVAREZSILVIA TRÓMARÍA BAYOBLANCASISABEL REYPALATCHISALA138de nuestros autores la soprano María José Montiel, una delos timbres más frescos y redondos, más tersos e irisados dela actualidad. Su interpretación engrandeció Ojos verdes deluna de Marco. En la actualidad ha decidido pasarse a lacuerda de mezzo, de matiz muy lírico sin duda, en la quepuede expandir con naturalidad el sonido. Sorprende queesté tan poco solicitada por nuestros teatros para cometidosde cierto fuste. Sí lo están dos sopranos que podríamosconsiderar de campanillas, muy distintas: la lírica plena AnaMaría Sánchez, musical e inteligente, de metal algo falto debrillo y penetración, y la lírico-ligera, tendente a lo lírico,María Bayo, de emisión irregular y no siempre bien apoyada,pero dispuesta a cualquier aventura, case o no con susmedios. La muy experimentada María Orán, lírica, actualmentemás dedicada al concierto, que conserva casi intactosu timbre de cristal bien que acuse evidentes limitacionesen la zona superior. María José Moreno, afinada, pulcra,valiente y segura, ha perdido hoy quizá algo de brillo y facilidaden la zona alta, al tiempo que ha ganado en anchuralírica. Allá arriba, en el agudo y sobreagudo, campea avoluntad, la granadina Mariola Cantarero que, tras su contactoen Viena con Ruthilde Boesch, maestra de Edita Gruberova,ha ensanchado y ganado en robustez. Su carreraparece consolidarse. Lo mismo que, a un nivel menosespectacular, la de Milagros Poblador, voz igualmente alígera,pero menos contundente. Pudimos contemplarlas aambas en un Don Pasquale. Por su parte, la tolosarra AinhoaArteta, lírico-ligera de innegables cualidades tímbricas ymusicales y extensión suficiente, que venía pegando muyfuerte, parece haberse estancado, perjudicada quizá por unlanzamiento en falso y un vibrato excesivo, aunque últimamenteestá volviendo por sus fueros y cantando mejor.La portuguesa Elisabete Matos, que está haciendo sucarrera entre nosotros y que, como aquélla, ha sido alentadae impulsada por Plácido Domingo, se revela como unasoprano de molde lírico consistente, de hechuras importantes,aunque no tanto como para salir absolutamente indemnede la dura prueba de Margarita la tornera en el Real,que exigía una dramática, que abordó con cierto esfuerzo lamás áspera Inmaculada Egido. Ángeles Blancas (hija deAngeles Gulín y Antonio Blancas) gana en amplitud, robustezy afinación, aunque no pueda evitar ciertas irregularidadesde emisión. Pero es artista de raza y puede todavía sorprender.Son ya casi veteranas, también en la cuerda desopranos, la aragonesa Marta Almajano, que ha mostradosiempre indudables cualidades para sumergirse, con tesón,musicalidad y finura, a despecho de una dicción poco clara,en el mundo, cada vez más difundido, de nuestra músicabarroca, clásica y romántica, y la valenciana Isabel Rey,situada en puesto envidiable en la Ópera de Zúrich, líricoligeraideal para Mozart y aventuras en las que se precise untimbre claro y penetrante. Está en fase de recuperación deun pequeño bache.Enunciemos ahora los nombres de realidades hace pocollegadas y que siguen en cierto modo la estela de la anterior,como ella procedente de las aulas de la profesoravalenciana Ana Luisa Chova. Ofelia Sala, por ejemplo, quetriunfa en Alemania y que pudo exhibir en la presentaciónen Madrid de L’Upupa de Henze maneras muy firmes delírico-ligera. Más fresco y cálido es, sin embargo, el timbrede Isabel Monar, siempre que no tenga que ascender alsobreagudo, en el que se desenvuelve con soltura y unvolumen más reducido la muy fina Elena de la Merced(esposa de Josep Miquel Ramòn). De más fuste lírico esSandra Ferrando, aún casi por descubrir. Tiene presencia,física y vocal, y maneras. Pilar Burgos, lírico-ligera de facilísimacoloratura, de agudo cristalino, y María Rey-Joly, deinstrumento más ancho y consistente y buen arte expresivo,ambas premiadas en el Concurso de Jerez, no parecenhaber despegado del todo, aunque la segunda, mientraspierde tersura, va defendiéndose en papeles de zarzuela.Junto a ellas la gallega Laura Alonso, de hermoso caudallírico y timbre provisto de indudable carnosidad, pulidasprácticamente ciertas gangas, premiada en el Kraus, una delas varias cantantes españolas que se baten el cobre en elextranjero. Los oteadores, suponiendo que los haya, a vecesno se enteran. Citemos, entre los muchos nombres de jóvenesque luchan por salir a flote, Sonia Munc, Cristina Obregón,María Ruiz y la muy tierna María Teresa Alberola.Muy firme musicalmente y con una voz de mezzo líricaque va creciendo, es Silvia Tro Santafé. Otra valenciana esMarina Rodríguez Cusí, cada vez más segura y que ha despegadoya de sus iniciales papeles de característica. Semantiene la inteligente asturiana Lola Casariego, cuya vozse ha hecho más plena y que conserva una muy bella sonoridaden el centro y un fino arte de canto que le permiteabordar con soltura el campo del lied. Elena Gragera, denotorio vibrato pero de musicalidad cierta, surca con fortunarepertorios novedosos y, también, el apartado de la canción,en el que se ha hecho un sitio indudable.Timbres masculinosEn lo más alto se encuentran dos barítonos. El primero,Manuel Lanza, es muy lírico, de timbre rico y maneraspropias de un brillante rossiniano o mozartiano (antes quedonizettiano). El segundo, Carlos Álvarez, de tinte másoscuro y emisión más cupa, exhibe un instrumento potente,

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