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203 Dic - Scherzo

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ACTUALIDADFRANCIACentenario de El marALIANZA FRANCO-RUSAParís. Palais Garnier. 6-XI-2005. Debussy, La mer. Chaikovski, Romeo y Julieta. Stravinski-Chaikovski, Joyas (selección). Ballet de la Ópera de París. Jean-Yves Sébillotte, piano.Orquesta del Teatro Mariinski. Directores: Pierre Boulez, Valeri Gergiev. Coreografía:George Balanchine.PIERRE BOULEZHarald Hoffmann/DG46cesa conoció hace casi unsiglo, cuando Diaghilevincorporaba en 1908 BorisGodunov al repertorio de laÓpera de París con FiodorChaliapin y más tarde losBallets Russes al Teatro delChâtelet, las mismas institucionesque acogen alternativamenteeste otoño a lacompañía de San Petersburgodirigida por su titular,Valeri Gergiev. Éste último—como Boulez, al quesucedió en el escenario delGarnier— dirigió sin batutaRomeo y Julieta de Chaikovski,con gestos algopomposos, mientras lamano izquierda era presade convulsiones a menudomolestas, pues tenían pocoque ver con lo que pasabaen la orquesta. La interpretaciónfue, sin embargo,fogosa y febril, con unafalange petersburguesa quejugaba en su terreno.Para la segunda partedel programa, orquesta ydirector rusos bajaron alfoso, dejando el escenario alos bailarines de la Óperade París para dos coreografíasde Balanchine queDiaghilev había descubiertoEl centenario de La merde Debussy se ha celebradoen la Ópera deParís con la participación deuno de los más ilustresintérpretes de tan famosaobra. Se trata, en efecto, deuna de las partituras fetichede Pierre Boulez, quien,como nadie hoy día, sabesubrayar su perfección formaly transparencia sonora.Pero al frente de unaorquesta que dirigía por primeravez, la del TeatroMariinski, Boulez no hapodido alcanzar las cumbresque, en tales circunstancias,se esperaban. Pesea sus innegables cualidades,la formación rusa no suporesponder a los requerimientosdel director, cuyagestualidad fue menos plásticade lo acostumbrado,limitándose sus manos auna batida rigurosa. NuncaEl mar había resultado, bajosu dirección, tan frío y distanciado,como envaradofrente a la audiencia dehappy few reunida en elPalais Garnier para estavelada de gala que inaugurabauna “Saison russe”como las que la capital franen1921, Rubíes y Diamantes,extraídas de un balletestrenado en 1967 con eltítulo de Joyas. Con unaescenografía realizada porChristian Lacroix, naturalmenteroja la primera yblanca metalizada la segunda,que extasiaron al público,ambas coreografías acumulanlos tópicos de MariusPetipa, director de balletdel Mariinski de 1862 a1904, lo que contribuyó alregocijo de los numerososamantes de los tutús. Mientras,en el foso Gergiev dirigíacon tempi aparentementeindependientes de losbailarines —hasta el puntode originar desajustes— unCapriccio para piano yorquesta, ligero y rítmicamentefluido, y ampliospasajes de la Sinfonía n° 3de Chaikovski tocados demanera idiomática por unaorquesta que sonó como unsolo hombre; lo que aúnhizo más incomprensible elcomportamiento del directorque, en los saludos, nodirigió una sola mirada asus músicos.Bruno Serrou

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