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203 Dic - Scherzo

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D I S C O SREEDICIONES(tomas de entre 1956 y 1959) al frente dela Philharmonia Orchestra (5 86531 2) alque todo elogio es poco (sobre todo laPatética es de libro). Igualmente apetecibleresulta la integral de Debussy yRavel para dos pianos y piano a cuatromanos (con Béroff y Collard), a la quese añaden obras de Bizet y Dukas parala misma formación (5 86510 2), y elmuy representativo programa Barber (586561 2) con lo más célebre de esteautor en versiones de interés (Slatkin,Oliveira…). Gardelli y Marriner hacen loque pueden (que es mucho) con el efectismodel Respighi orquestal más popular(5 86549 2), y nombres ilustres comoKontarsky, Gervase de Peyer, Béroff,Donohoe y Rattle se unen en un sensacionalprograma Messiaen (Turangalîla,Cuarteto y Le merle noir) que es la mejorintroducción para los recién llegados aeste autor (5 86525 2). Y para terminar,el famoso doble compacto con obras deRavi Shankar que cuenta con la entusiastadefensa del propio Shankar, de Previn,de Mehta, de Rampal, de Menuhin yotros (5 865555 2), un disco al que nuncaestá de más volver a visitar.Josep PascualNaxos HistoricalGRANDES ARTISTAS DE LA PRIMERA MITAD DEL XXCon regularidad casi metronómicaprosigue Naxos (distribuidor: Ferysa)su exploración y edición de losregistros de los grandes artistas cuyosderechos han pasado a dominio público,transcurridos 50 años desde su realización.Tres CD dedicados al violonchelo,otros tantos al piano y uno al violín formanesta nueva remesa. Joseph Szigeti,nombre familiar en estas crónicas, reaparececon un programa integrado por Conciertosde Tartini y Bach. Szigeti fue unbuen violinista, un artista de gran categoríay un incansable investigador de nuevosrepertorios, pero en ninguno de estosregistros se halla en forma óptima. Lasdos transcripciones de Conciertos parateclado de Bach aquí incluidas tuvieron, abuen seguro, interés mucho mayor en suépoca que hoy. Sorprende sobremaneraque Szell se prestase, en 1954, a dirigir elarreglo de G. Schreck del Concierto paraclave BWV 1056, enfático e hinchadomás allá de lo tolerable; mucho mejorresulta el de Reitz del Concierto en remenor BWV 1052, y con cierta emociónse escucha al maestro Carl Flesch haciendode segundo violín en el Doble ConciertoBWV 1043, en el que dirige WalterGoehr, al igual que en el Concierto deTartini, que completa este CD (8.110979,grabaciones: 1937-54).Recientemente comenté en estaspáginas tres CDs dedicados a Casals; laserie continúa ahora con otros dos. Elprimero de ellos incluye una muy emotivaversión del Concierto de Elgar, con laOrquesta de la BBC y Boult en 1945 yun Kol Nidrei de Bruch de altísimo nivel,con la Sinfónica de Londres y LandonRonald (1936) por fin completo: Casalslo había grabado ya en precedentes ocasiones,pero con cortes. Bastan estos dosregistros, históricos en el pleno sentidode la palabra, para recomendar un CD(8.110305, grabaciones: 1936-45) queincluye otros dos frustrantes, especialmenteconsiderando lo corto que es ellegado de Casals en obras grandes: elConcierto en do mayor de Haydn —sinel final, no grabado— y el de Boccherinien si bemol mayor, en el (des)arreglo deGrützmacher. Pero aun con estas limitaciones,Casals sigue siendo un paradigmade cómo hacer música con un violonchelo.En el otro CD lo escuchamosen obras breves, grabadas para laColumbia americana en 1916, a menudocon fuerte ruido de fondo, y en 1920. Denuevo es preciso recordar lo que significóCasals para el violonchelo en la época:la excepcional calidad de su sonido,engalanado por un vibrato trabajadísimoy muy personal, el legato comprable alde los mejores artistas vocales de la época,la capacidad de hacer cantar al chelocon una expresividad aun hoy asombrosa(Canción de la estrella vespertina, deTannhäuser), todo ello era inusitado en1916 (8.110986). Y una gratísima novedad,para cerrar el capítulo de cuerda: elgran chelista ucraniano Gregor Piatigorski,en un atractivo programa. Dosespléndidas versiones de los Conciertosde Schumann y del Primero de Saint-Saëns enmarcan un sugerente recital deminiaturas. Aquél, bellamente dirigidopor Barbirolli en 1934 a la London Philharmonic;éste, con un intensísimo Reinery la Sinfónica RCA en 1950. Uno yotro muestran a un gran artista, con unaimponente presencia sonora, apoyadaen su bello timbre, cálido y noble, estupendamenteproyectado y, como sucedíacon Casals, poseedor de una comunicatividadextraordinaria, que se ratificaen el recital de doce piezas cortas, en elque colabora muy bien Ralph Berkowitzal piano. La magia evocadora de Piatigorskise recrece en las piezas eslavas deRubinstein (la célebre Melodía en fa),Rachmaninov (bellísima Vocalise), Rimski-Korsakovy Chaikovski, de este último,un Vals sentimental op. 51, nº 6realmente memorable. Gran artista Piatigorski,capaz de lo mejor tanto en el formatopequeño como el grande.(8.111069, grabaciones: 1943-1950).En el capítulo de teclado, dejemosconstancia de los volúmenes 10 y 11 quecompletan la serie dedicada a Schnabelcomo intérprete de la música para pianosolo de Beethoven: el primero con lasVariaciones Op. 34 y 35 (Heroica), lasBagatelas op. 33, la Fantasía en sol op.77, Para Elisa y otras obras breves; elsegundo, con las Variaciones Diabelli,las Bagatelas op. 126 y el Rondó op. 129(8.110764 y 65, grabaciones: 1937-38).También Schnabel se movía con el mismoacierto en ambos formatos; las versionesaquí incluidas son todas admirablesy ambos discos se recomiendan sinla menor reserva, al igual que el dedicadoa William Kapell (1922-1953) pianistade corta carrera, truncada por un accidenteaéreo. Kapell grabó un buenpuñado de discos que RCA publicó hacepocos años en un álbum antológico. Salvoerror, este es el segundo volumenque le consagra Naxos, e incluye unexcelente Concierto nº 2 de Beethoven,dirigido por Golschmann en 1946, laSonata para chelo op. 19 de Rachmaninov,con Edmund Kurtz (1947) y unadeliciosa antología de Valses de Schubert(8.110767). Una variada representacióndel arte de Kapell que, con 30 años omenos era un artista completo, técnica ymusicalmente, destinado a convertirseen uno de los grandes del teclado en elsiglo XX. Recordémosle con estos estupendosregistros que, como los demáscitados en este comentario, gozan delreprocesado ejemplar de Mark Obert-Thorn y de Ward Marston. Según eshabitual en esta serie histórica, se ofrecencomentarios muy informativos sobrelos artistas y su legado fonográfico deTully Potter, Jonathan Summers y BrianThompson. Salvo el CD dedicado a Szigeti,y aun considerando las limitacionesexpuestas sobre los dos en que figuraCasals, recomendabilidad general.Roberto Andrade75

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