D I S C O SJONGEN-MOZARTdel Premio de Roma esta obra simbolista,wagneriana, cuya fuente literaria es elapócrifo de Ossian. Si es wagneriana, setrata del Wagner joven o de primeramadurez, el anterior a la irresistible tentacióny búsqueda cromáticas. Si es simbolista,tiene mucho que ver con la operísticadel momento (Reyer, Massenet,Chabrier, Lalo, d’Indy), esas óperas olvidadaso poco recordadas hoy; mas tambiéncon cierta iconografía plenamentesimbolista o acaso prerrafaelita. Leyenda,medievalismo, tono heroico, lirismo,dúo de amor, grandes coros, orquestaciónlímpida, de muy rico color. Unabelleza que es preciso saborear forzandoun poco nuestra sensibilidad, alejada deaquellos platos fuertes.En cambio, Clair de lune, para pianosolo, es bella en un sentido más moderno.Es debussysta, sin duda, pero sobretodo en lo armónico, no en el tratamientode los temas. La orquestación convierteel original en otra obra, en algo másperfecto, más sensual, más debussystaaún, o acaso raveliano. No importa laexactitud de esto, se trata de sugerir cuáles el sentido del sonido de esta obramagnífica, que aquí escuchamos en susdos versiones. Sorprende que el belgaJongen no se sienta especialmente atraídopor las enseñanzas del belga Franck.No van por ahí estos sonidos, no tienengran cosa que ver con la Schola, aunqueen su momento no desdeñara a d’Indy oa Magnard. Pero con el tiempo prefirió ala competencia, y en especial a Ravel. Yse nota. El programa suena espléndidamente:un trío vocal de altura, con la vozespecialmente bella de la soprano SophieMarin-Degor; un coro en excelenteforma y una orquesta de muy buennivel. Haeck dirige con rigor, con fuego,con fuerza, mas también con claridad.Con un viejo registro de Marcelle Mercenierse completa el disco; es una lecturasugerente y hasta doliente de la versiónoriginal para piano solo del Claro deluna, obra que formaba díptico con Solal mediodía allá por 1908. Un nuevojalón en el rescate de la obra de JosephJongen, grandísimo compositor belga alque ya hemos tenido oportunidad dededicarle atención en esta revista.S.M.B.MILHAUD:Suite symphonique nº 2 d’après“Protée” op 57. SINFÓNICA DE SANFRANCISCO. Director: PIERRE MONTEUX.Grabación: 14-IV-1945. Le boeuf sur letoit op 58. SINFÓNICA DE MINNEAPOLIS.Director: DIMITRI MITROPOULOS. 2-III-1945.Cuarteto de cuerda nº 7 op 87. CUARTETOGALIMIR DE VIENA. París, 18-XI-1935. Suiteprovençale op 152a. SINFÓNICA DE ST.LOUIS. DIRECTOR: VLADIMIR GOLSHMANN. 15-IV-1942. Suite d’après Corette op 161b.TRÍO DE LENGÜETAS DE PARÍS. París, I/1938.Sinfonía nº 1 para gran orquesta op.210. SINFÓNICA DE LA RADIO COLUMBIA.Director: DARIUS MILHAUD. Nueva York, 8-I-1947. Introduction et Allegro op. 220.MILHAUDSINFÓNICA DE ST. LOUIS. Director: VLADIMIRGOLSHMANN. 1941. Quatre chansons deRonsard op. 223. LILY PONS, soprano.ENSEMBLE ORCHESTRAL. Director: ANDRÉKOSTELANETZ. Nueva York, 2-IV-1947. Le balmartiniquais op. 249. ROBERT yGABYCASADESUS, pianos. Nueva York, 18-IV-1941.Suite française op 248b. FILARMÓNICA DENUEVA YORK. Director: DARIUS MILHAUD. 13-XI-1944. Deux marches op. 260 “Inmemoriam for Pearl Harbor Day”.SINFÓNICA DE LA RADIO COLUMBIA. Director:DARIUS MILHAUD. Nueva York, 8-I-1947.2 CD CASCAVELLE Flash Back Music Collection.138’45’’. Distribuidor: Gallicant-Gaudisc. N PNHay que reconocer que este doble CDencierra demasiado artista legendariocomo para no detenerse en él, aunque aeste o a aquel aficionado pueda no interesarleuna parte mayor o menor de lamúsica seleccionada. Ahí está la voz debellísimo timbre y penetrante vibrato deLily Pons. Ahí están Monteux y Mitropoulos,en Estados Unidos, cuando laguerra va a terminar. El nervioso Boeufde Mitropoulos es de lo mejorcito deesta secuencia histórica. Junto con lasCanciones de Ronsard de Lily Pons yesas dos piezas del Le bal martiniquaisde los Casadesus, que están soberbiosen aquel lejano 1945 (aquí, la guerra yaha concluido).Domina el Milhaud neoclásico porencima del brasileiro, y también está presenteel pintoresco (lo diremos así, mejorque folclorista). Hay obras de encantoclasicista innegable, como el couperinianodoblete Introducción y Allegro, comola Suite Corette para trío de lengüetas(oboe, clarinete, fagot), por tres musicazosallá en el París de 1938. Hay obrasAlfred BrendelELEGANCIA Y MADUREZ90MOZART: Sonatas parapiano K. 281, 282, 576.Fantasía K. 396.ALFRED BRENDEL, piano.SACD PHILIPS 475 6199 PSA. DSD. 55’15’’.Grabación: Viena, VII/2004.Productora: Martha de Francisco.Ingeniero: Jean-Marie Geijsen.Distribuidor: Universal. N PNEste nuevo disco de Sonatas de Mozartpor Brendel trae un nuevo ejemplo(que pueden disfrutar en sonido envolventequienes posean el reproductorcorrespondiente de Super Audio CD,además del correspondiente amplificador5.1) de la exquisita madurez delmoravo, que se acerca a esta músicacon la envidiable sencillez y eleganciapropias de quien ya ha recorrido unalarga andadura pianística y vital.Encuentra así la gracia y galantería deuna música que en sus manos canta deforma extraordinaria, y que no necesitaartificio alguno para llegar al oyente.Un Mozart tan natural, espontáneo yexpuesto con un gusto exquisito, sonrientey luminoso, matizado con mimo,dibujado con precisión y detalle, peronunca en exceso analítico ni frío, tampocorelamido ni afectado, y, ni quedecir tiene, articulado con absoluta claridad.Escúchese la ligereza y alegríadel primer tiempo de la K. 281, el deliciosocanto del Andante amoroso de lamisma obra, o la gracia del encantadorAdagio que abre la K. 282. La másmadura K. 576 (1789) obtiene tambiénuna interpretación modélica, elegante yexpuesta con una nitidez y eleganciaextraordinarias. Escúchese el maravillosodesarrollo del primer tiempo de estaSonata, todo un ejemplo de lo que acabode comentar.Para cerrar el disco, Brendel se trasladacon igual éxito al mucho más enigmáticoclima de la Fantasía K. 396, unmovimiento de sonata fechado en 1782,incompleto y que por momentos parecíadestinado incluso a la combinacióncon violín. Una obra en todo caso apasionante,de una fantasía indudable (eltítulo, aunque no es de Mozart, respondeen este caso a la realidad), en másde un pasaje evidentemente visionaria,y de una belleza irresistible. Su carácteres más oscuro, con tintes y modulacionesque tienen cierta carga dramática, yde nuevo Brendel los ofrece con unaclarividencia extraordinaria. Una tomasonora estupenda redondea un discosensacional.Rafael Ortega Basagoiti
D I S C O SJONGEN-MOZARTque han perdido mucho del encanto queacaso tuvieron, como la Suite ‘Protée’,como la Suite Provençale, como la Suitefrançaise. Pero no es desdeñable escucharese registro neoyorkino de 1946dirigido por el propio Milhaud. Estedoble álbum sirve para rememorar en susalsa el ambiente sonoro de cuando Milhaudparecía uno de los indiscutibles.Hoy, más de treinta años después de sumuerte, ha menguado bastante. Quedanalgunas obras de gran interés, y dentrode las obras menos interesantes algunosmomentos, ideas y movimientos magníficos,como la Britania o la Alsacia-Lorenade la Suite francesa y no pocas más. Milhaudhuyó del romanticismo y de laherencia “impresionista”. Le salió bien lacosa en la inspiración brasileira o inclusoligera. Curiosamente, le sale muy biencuando regresa a algo parecido a aquellasdos. Esta antología permite comprobarlo,o al menos reflexionar sobre ello.Porque son registros “de entonces”.S.M.B.Maria João PiresCANTA EL PIANOMOZART: Integral de las Sonataspara piano. Fantasías K. 475 y K. 397.Rondós K. 485 y K. 511. MARIA JOÃO PIRES,piano.5 CD BRILLIANT 92733. DDD. 59’09’’, 63’37’’,66’10’’, 65’56’’ y 66’35’’. Grabación: Tokio, I-II/1974. Distribuidor: Cat Music. R PEBrilliant Classics recupera, a precio deorillo, el ciclo mozartiano que Pires grabópara Denon a mediados de los 70. Acosta del ahorro en algunas repeticiones,el ciclo ocupa 5 CDs frente a los 6 quecomponen su segundo registro para DG,y ello pese a que este último no ofrecelos Rondós K. 485 y 511, ni la FantasíaK. 397. A cambio, la toma sonora, entodo caso notable, no alcanza la presencia,anchura dinámica y espacialidad dela de DG, registrada en 1989-90. En cualquiercaso, la ocasión la pintan calva: laportuguesa lleva la música de Mozart enlas venas, y el ciclo que ahora se ofrecees sencillamente primoroso (como lo fueel segundo). Una delicia de elegancia,gracia, articulación cristalina, claridad deexposición (con un medidísimo pedal) ycuidadísima, formidable diferenciaciónde las inflexiones de fraseo y acentuación.En suma, cualquier cosa menos unMozart cuadrado. La esencia de lo quePires consiguió en su segundo ciclo yaestá presente en éste, incluso el atípico(por inhabitual) tempo del Allegretto allaturca en la K. 331, que en sus manosadquiere el carácter de un delicioso,nada arrebatado juego. La forma de cantarque tiene esta mujer en esta músicaes impagable, por lo que toda ocasiónde acercarse a estas interpretaciones aeste precio no debe desperdiciarse. Hayen la discografía otras notabilísimasaportaciones, en su modo muy atractivas,desde Barenboim (EMI) a Gieseking(mismo sello), pasando por la soberbiade Brendel (Philips, en curso), peroestos dos ciclos de Pires son, insisto, unamaravilla. Y cuando a uno le ofrecen unmanjar como éste a precio de ganga,pues ya se sabe lo que toca: a por él sindudarlo.Rafael Ortega BasagoitiMark Steinberg y Mitsuko UchidaMOZART POR LOS CUATRO COSTADOSMOZART: Sonatas para piano y violínen do mayor K. 303, en mi menor K.304, en fa mayor K. 377, en la mayorK. 526. MARK STEINBERG, violín; MITSUKOUCHIDA, piano.PHILIPS 475 6200. DDD. 70’36’’. Grabación: VI-VII/2004. Productor: Andrew Cornall. Ingeniero:Everett Porter. Distribuidor: Universal. N PNDos sonatas de las Palatinas (1778),una de las Aurnhammer (1781) y otrade las Vienesas (1784-1788) ofrecen unpanorama muy cabal no únicamente dela capital contribución de Mozart a unode los géneros que con craso error latradición considera en él menor, sino dela evolución de su genio en la últimamás que larga década prodigiosa de suvida. Y ello es especialmente así en lasextraordinarias versiones conseguidaspor Steinberg y Uchida. El violinista esestupendo porque posee el color sonoro,la ductilidad de fraseo, la precisiónen la digitación y el control de la dinámicaperfectos, además de una inteligenciamucho más que suficiente parasólo en muy contados pero especialesmomentos cargar moderadamente lastintas con un vibrato fugaz. La maravillade las maravillas la aporta, sin embargo,una pianista de excepción. Dotada enun grado quizá sólo compartido porMaria João Pires de aquella graciamozartiana que, sin la más mínima pérdidade caudal, siempre encauza el discursohacia el equilibrio entre el refinamientocantabile y una emotividad quepuede llegar a ser incluso prerromántica,los principios de buen gusto ymoderación expresiva nunca se ven nisiquiera remotamente amenazados.En la difícil selección entre los innumerablespasajes en que se podríanconcretar los elogios generales, no puedenfaltar, de la K. 304, el dramatismoSturm und Drang del primer movimiento,ni la deliciosa nana del trío delsegundo; de la K. 377, la sorpresa dedescubrir a Mozart como inventor deltango en la segunda parte de la segundavariación del segundo movimiento(pista 2, 3’22’’), ni la pertinencia conque se negocia desde la tercera a laquinta el arco de tensión (y de volumen);de la K. 526, el eficaz contrasteque se consigue entre la meditación delAndante y la fogosidad del Presto.Ninguna de estas obras figuraríaprobablemente en ninguna lista de lasque hacen de Mozart uno de los másgrandes compositores de la historia,pero todas ellas desbordan Mozart porlos cuatro costados cuando cuentan conintérpretes adecuados. Como estos, porejemplo.Alfredo Brotons Muñoz91