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203 Dic - Scherzo

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ACTUALIDADGRANADATemporada de la OCGCIENTO DIEZ Y NUEVEAuditorio Manuel de Falla. 21-X-2005. Orquesta Ciudad deGranada. Director: Leif Segerstam. Obras de Sibelius, Segerstamy Dvorák. 11-XI-2005. Flavio Oliver, sopranista. OCG. Director:Andrea Marcon. Obras de Vivaldi y Haendel.22 ROSSINI:EL BARBERODE SEVILLAFlorez / BayoSpagnoli / RaimondiOrquesta y coros delTeatro Real de MadridGianluigi Gelmetti1DVD 004 40074 31115 Si deseas más información: clasico.jazz@universalmusic.esSegerstam dirigió un programaen que, ademásde interpretarse la Finlandiade Sibelius y laOctava Sinfonía de Dvorák,estrenó su Sinfoníanº 119. Contrariamente aotros anuncios de este tipo,como el que no hacemuchos años proponía elestreno mundial de La canciónde la Tierra de Mahleren uno de los festivales deGranada, la fecundidad deSegerstam lo hace perfectamenteposible, porque subiografía en el programa demano asegura que ya haescrito ciento veintiocho yen alguna página en Internetse le atribuye la marca decomponer quince sinfoníasen un solo verano. La obradebía ser interpretada sindirector, cuyo lugar ocupabaun solitario yunque, mientrasque el compositor se sentabaal piano, entendido primariamentecomo instrumento depercusión. La obra, queconstituyó buena pareja dela más breve Finlandia, enotras ocasiones rememorabasonoridades straussianas a loAsí habló Zaratustra. Trasveintipocos minutos, que nose hicieron excesivamentelargos, una de los percusionistasresolvió el enigma delyunque, al descender hastala parte delantera del escenarioy poner fin a la ejecuciónde una obra que se dejaoír con agrado.La interpretación por laOCG de la Octava Sinfonía deDvorák fue con todo el puntoculminante de un conciertoque dejó clara la valía deSegerstam como compositor ydirector, a pesar de su imponentefísico brahmsiano y desu punto de malhumor contralas inoportunas toses delpúblico entre movimientos.En el segundo de losconciertos comentados sepudo apreciar la cada vezmayor idoneidad de la OCGGRANADASEGERSTAMpara el repertorio barroco, alo que no es ajena una políticacoherente de invitar adirectores que están en lavanguardia de la interpretacióncon criterios históricos,como Biondi, Marcon o Alessandrini,por no hablar delpionero Hogwood. AndreaMarcon ofreció un bello programaen torno al mundo delos castrati, en el que el único“pero” que se le puedeponer es que el invocadoFarinelli nada tuviera que vercon las obras interpretadas,dos conciertos de Vivaldi(RV 157 y 208 “GrossoMogul”, en el que el concertinode la OCG, Breuninger,se mostró cómodo comosolista), uno de Haendel (elOp. 3, nº 1), más una ampliasuite de piezas instrumentalesde Ariodante, y obrasvocales del primero (StabatMater) y segundo (tres ariasde su ópera Giulio Cesare).Flavio Oliver acreditó enel Stabat Mater de Vivaldi elexquisito gusto que ya exhibieraen su interpretacióndel compungido Orfeo gluckianoen su anterior actuacióncon la OCG, al que añadióahora el carácter heroicodel Julio César de Haendelen un maravilloso Empio,dirò, tu sei, con variantesbucólicas y cinegéticas en lasotras dos arias de la mismaópera, terminando comopropina con un sentidoScherza, infida del Ariodantede Haendel.Joaquín García

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