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203 Dic - Scherzo

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D I S C O SREEDICIONESTestamentMUCHO Y BUENONos referimos a los últimos lanzamientosde Testament (distribuidor:Diverdi). Del violinista AlfredoCampoli (1906-1991) el sello de la Tofrece seis de las Sonatas op. 1 de Haendel(cuatro de ellas consideradas actualmenteapócrifas) y la Chacona de laSegunda Partita de Bach (SBT 1358).Formado con su padre, también violinista,y muy marcado por la influencia desu madre, soprano, que le impulsó desdeniño a imitar con su instrumento losregistros de los grandes cantantes italianos,su repertorio abarcaba desde lamúsica ligera hasta los grandes conciertosvirtuosos. Radicado en Gran Bretaña,fue a partir de la Segunda Guerra Mundialcuando se centró en el repertorio“serio”. Las sonatas, con el acompañamientoal clave de George Malcolm,también director de coro y pionero de lainterpretación de la música antigua en elReino Unido, fueron grabadas en 1952,mientras que la Chacona en 1948. En lasprimeras se pone de manifiesto el sonidoespeso, profundo, pero a la vez limpio,vital y de una energía contagiosa deCampoli. La lectura de la obra de Baches severa y monumental.El fruto discográfico de la colaboraciónentre los polacos Szymon Goldberg(violín, 1901-1993) y Artur Balsam (piano,1906-1994) fueron las tres sonatas deBrahms y la Sonata en la menor deSchumann. La referencia SBT 1357, queno decepcionará a quien la escuche,contiene las obras de Brahms, registradasen mayo de 1953. Perfecto el entendimientoentre un pianista ducho en elarte camerístico (veinte años acompañantede Milstein, también lo fue deFrancescatti, Menuhin o Szigeti entreotros) y un violinista de líneas dulces,líricas y nobles, capaz de hacer músicacon una fluidez sorprendentementenatural. Quizá esa sensación que transmitede equilibrio entre respeto y alegríaesté en relación con su azarosa vida, quetan certeramente resume T. Potter en lasnotas de la carpetilla.Para mayor gloria del imperio (británicoy de la música) tenemos el disco acargo del Cuarteto Griller y del clarinetistaFrederick Thurston (SBT 1366). Elconjunto liderado por Sydney Grillerestuvo en activo cinco décadas y fueuna institución en la Gran Bretaña. Acomienzos de 1930 iniciaron su relacióncon Decca, y muestra de sus primerosfrutos son los Quintetos con clarinete deBrahms Op. 115 y de Bliss que ahorarescata Testament. La comprensión quede estas obras demuestran los cincomúsicos es profunda, a pesar de las reticenciasdel clarinetista con respecto alos resultados del registro de la deBrahms. Cohesión, limpieza en la ejecuciónde todas las líneas e igualdadexpresiva son sus galas. El que fuera clarinetesolista y fundador de la orquestade la BBC luce su sonoridad pastosa ysu prodigiosa forma de respirar las líneasmelódicas en la Sonata para clarinete enmi bemol mayor de Brahms, acompañadode Myers Foggin al piano.Y pasamos al repertorio orquestal. Elúltimo concierto de Szell con la Filarmónicade Berlín tuvo lugar el 26 de juniode 1969, un año antes de la muerte deldirector. Asociado su nombre a laOrquesta de Cleveland, de la que fuetitular durante treinta y cuatro años, nuncacesó en sus contactos con Europa. Ala filarmónica berlinesa la dirigió por primeravez en 1916. Ya por entoncesRichard Strauss estaba apoyando sucarrera. La lectura que hace Szell delDon Juan de su mentor en ese últimoconcierto es deslumbrante. Claridad,precisión, un infalible sentido de la tensióntemporal que es conducido conriendas firmes y una musicalidad plenacaracterizan también sus versiones de laSegunda Sinfonía de Schumann, compositora quien Szell adoraba, y de la Oberturatrágica de Brahms (SBT 1378).En lo que atiende a precisión y severidadtampoco iba mal servido el húngaroFritz Reiner (1888-1963). Lo demuestranotablemente en sus grabaciones de1954 de la Pequeña serenata nocturna,y de los divertimentos K. 334 y K. 251de Mozart, las dos primeras obras con laOrquesta Sinfónica de Chicago y la terceracon la de la NBC. Sobre todo con laorquesta de Chicago, Reiner consiguehacer que un grupo de cuerdas demasiadonutrido suene nítido y homogéneo,musculado y ágil al mismo tiempo. Elperfil de los fraseos es perfecto. Testamentya ha editado hazañas similares dela misma época a cargo de Wand o deMaag (SBT 1379).Encontramos a un Karajan pletóricoal frente de Philharmonia londinense engrabaciones de entre 1951 y 1954 depoemas sinfónicos de Strauss (TillEulenspiegel, Don Juan y Muerte y transfiguración)y la música del Venusbergde Tannhäuser. Convence completamentela narratividad del director austriaco,atenta a cada detalle sin perderde vista en ningún momento la visiónglobal de unas obras servidas con lujosnada gratuitos (SBT 1383).El norteamericano John Browning(1933-2003) aborda la integral de los conciertospara piano de Prokofiev, la primerallevada al disco, en registros que seefectuaron entre 1965 y 1969. Además seincluye el Primer Concierto para violíndel compositor ruso, con el Erick Friedman,discípulo de Galamian, Heifetz yMilstein, como solista (1964), en una versiónde colores limpios y certeros. A labatuta Leinsdorf al frente de la BostonSymphony Orchestra. La integral poseemucho más que interés histórico, ya quehoy sigue siendo magistral. Toda una lecciónpianística de poderío, color, fuerzadramática, todo un abanico de articulaciones,desde lo masivo a lo liviano, conuna parte orquestal lujosa y precisa. Difícilresultará a quien haya dado comienzoa la escucha de cualquiera de sus movimientosdetener la marcha del disco hastaque haya acabado (SBT 1376).El héroe del siguiente registro es elviolonchelista Gregor Piatigorski y laspropuestas variadas. El Concierto deSchumann en versión de 1934 con laFilarmónica de Londres y Barbirolli, elúnico registro del solista de un conciertoantes de la guerra, es sencillamente arrebatador.El Primer Concierto de Saint-Saëns, de 1951, resulta tan bueno en laparte de Piatigorski como en la quegobierna Reiner al frente de la Sinfónicade la RCA Victor. Y la versión de Schelomode Bloch, con Munch y la Sinfónicade Boston (1957), es como poco incendiaria.Un gran disco (SBT 1371).Acabamos con una ópera y un ecléctico.La primera es la versión de estudio(RCA, 1956) de La traviata dirigida porun octogenario Monteux y con Carteri,Valletti y Warren en sus principalespapeles, ya comentada en estas mismaspáginas cuando la reeditó Myto. Volveremosa reseñar que el soberbio GiorgioGermont que construye Leonard Warrenes uno de sus atractivos más destacados.Y el ecléctico es David Munrow. En eldoble compacto (SBT1368) titulado Elarte de la flauta dulce asistimos a unrepaso histórico de obras dedicadas aeste instrumento desde la Edad Mediahasta el siglo XX (excluidos Clasicismo yRomanticismo), así como a una guíadidáctica de los instrumentos medievales.Muy interesante.Rafael Díaz Gómez73

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