ACTUALIDADHOLANDADos noches haendelianasDROTTNINGHOLM EN AMSTERDAMTeatro Municipal. 29 y 30-X-2005. Haendel, Alcina. Christine Schäfer, Maite Beaumont, Marijana Mijanovic, IngelaBöhlin, Cassandre Berthon, Jeremy Ovenden, Oliver Lallouette. Tamerlano. Sandrine Piau, Patricia Bardon, KristinaHammarström, Bejun Mehta, Bruce Ford, Lars Arvidson. Les Talens Lyriques. Director musical: Christophe Rousset.Director de escena: Pierre Audi. Escenografía y vestuario: Patrick Kinmoth.48Cuando le pidieron aPierre Audi que montaseuna de las óperas deHaendel para el pequeñoteatro barroco de Drottningholm,parece que enprincipio aceptó sinentusiasmo. Después deTamerlano en 2000 cambióde opinión para involucrarseen una especie de romanceentre el director y el teatro,así como con la ópera barrocadel XVIII. En 2003, volvióa Suecia para montar Alcina,y ese verano puso sus manossobre la tragedia lírica francesaZoroastro, de Rameau.En todos los casos, la combinaciónde la estética de Audicon la propuesta musical deChristophe Rousset y LesTalens Lyriques se convirtióen un triunfo sólo presenciadopor el reducido númerode privilegiados que tuvo lasuerte de asistir a ese íntimofestival. En cualquier caso,ahora la cooperación con la“propia” Ópera de Holandade Audi ha hecho posibletraer las dos óperas de Haendelal Teatro Municipal deAmsterdam. A pesar de queéste es más de un siglo másjoven y puede albergar másdel doble de espectadores,fue posible crear una atmósferamuy similar a las de lasproducciones originales. Estose pudo advertir en primerlugar con la reconstrucciónde los decorados de Drottningholm,sino también sugiriendoque incluso la totalidaddel escenario del Teatrode Corte, incluidas las paredesde fondo y las puertas,había sido reconstruido enAmsterdam. El efecto fuesorprendente. Condujo a losespectadores a tiempos antiquísimos,y a la vez dio aPierre Audi la oportunidadde llenar este maravillosomundo de fantasía con imaginativasproducciones, quesugirieron sin duda una calidadatemporal.AMSTERDAMEscenas de Alcina (arriba) y Tamerlano de Haendel en la Ópera de HolandaLa secuencia de dos óperasde Haendel en nochesconsecutivas no sólo creódos sesiones de longitudwagneriana, también enfrentóa los oyentes con unadiferencia acusada y dramáticaentre dos obras de uncompositor que más de unavez ha sido acusado de escribir“música intercambiable”.En la producción de PierreAudi, Alcina estuvo dominadapor la estética escenográfica,así como por la del belcanto. Quizá Christine Schäfersonó demasiado aniñadacomo para ser una hechiceracon un gran conocimientode la vida, pero en su granaria del segundo acto mostrólas cualidades vocales necesariaspara sembrar el teatrode aplausos. Durante las dosprimeras representaciones,una indispuesta Alice Cootefue reemplazada con granentusiasmo por Silvia TroSantafé (cantando en el fosocon un ayudante del directorinterpretando el papel deRuggiero sobre el escenario)y durante las siguientesrepresentaciones el canto fuellevado al mismo nivel porMaite Beaumont. Las partesmás pequeñas quedaron acargo de Marijana Mijanovic,ella misma un Ruggieroexcelente, pero en esta producciónun ardiente Bradamante,e Ingela Bohlin comouna sanguínea Morgana.Christophe Rousset y LesTalens Lyriques contribuyeronvívidamente interpretandoambas óperas, pero especialmenteen Alcina unopodía esperar una mayorexactitud tonal por parte delos vientos.El verdadero drama humanotuvo en Tamerlano supunto álgido, donde el contratenorBejun Metha interpretóel papel protagonista yel tenor Bruce Ford a su oponenteBajazet. Juntos llevaronel espectáculo con el Haendelcantado más apasionado,combinado esto con actuacionesde gran compromiso.Ellos convirtieron el segundoacto de esta tragedia en unaemocionante sucesión deemociones, que alcanzaronotra cumbre del soberbiolirismo de Sandrine Piau y elvehemente Andronico dePatricia Bardon. Aquí la producciónde Audi se volviótambién cada vez más emocionante,como si el directorse hubiese permitido a símismo ser llevado por unexcelente grupo de solistas.Paul KorenhofC&M Baus
ACTUALIDADIRLANDARincones del repertorio operísticoNOVEDAD Y VALENTÍAFestival de Ópera. Theatre Royal. Donizetti, Maria de Rohan. Fauré, Penélope. Floyd, Susana.El Festival de Wexfordde este otoño fue tantouna recepción como unadespedida y algunascosas salieron de formaintencionada y otras notanto. Paul Hennessy, elnuevo gerente, lanzó la temporada2005 con un directorartístico también nuevo,David Agler, el sustituto delilustre personaje que siempredespertaba fuertes emocionesencontradas, LuigiFerrari. También esta temporadaserá la última en elpequeño e incómodo aunqueentrañable TheatreRoyal a punto de ser derribadopara construir uno másgrande (relativamente) ymoderno en el mismo lugar.Lo totalmente inesperado fuela repentina muerte del muyquerido presidente ejecutivodel festival, Jerome Hynes,que sufrió un derrame cerebralel 18 de septiembre enel escenario; para cualquieraque le haya conocido bien, oincluso sólo superficialmente,durante sus 18 años enWexford, el festival es casiinimaginable sin él.Gracias a los nuevos yvalientes intérpretes, la temporadaresultó ser, según laopinión general, sorprendentementebuena. Aglerrenunció a sus deberes dedirector musical para dedicarsea tareas administrativas,pero consiguió un sólidosustituto, ChristopherLarkin.El festival se inauguró el20 de octubre con Maria diRohan (1843), una fuerte yconcisa obra tardía de Donizettique merece ser mejorconocida, aunque cualquieradmirador de MontserratCaballé tiene que conocer elaria de la heroína del últimoacto, Havvi un dio, que lagran diva española grabó ensu primer recital en 1966.Eglise Gutiérrez, que cantóel papel de Maria en Wexford,ganó hace unos años elconcurso vocal Caballé peroaún le queda mucho paraWEXFORDllegar al nivel artístico de ladiva. Tiene una bonita voz,presencia y gran habilidad,pero se le nota el esfuerzo alcantar, lo que hace preguntarsecuánto tiempo puededurar esta potencial primadonna del bel canto. Eltenor Yeghishe Manucharyanresultó impresionantecon su fuerte y atractiva vozlírica y buena presencia,aunque él también necesitapulir un poco su voz. El másrefinado de los cantantesprincipales fue el barítonocanadiense James Westman,que cantó espléndidamente.Roberto Polastri dirigió bieny con fuerza. CharlesEdwards, que hizo a la vezde director de escena y deescenógrafo, podía habercumplido mejor en las dostareas. Hubo algunas imágenesabsurdamente literales yde su cronología (un relojque aparecía de vez encuando y se movía deizquierda a derecha a medidaque avanzaban las horas)y una puesta en escena queen ciertos momentos convertíauna escena dramáticaen casi cómica. Pero, contodo, la representación fueuna gran oportunidad dever esta ópera raramenteescenificada.Gabriel Fauré escribiósólo una ópera, Pénélope,que tiene encanto para eloído pero que no es unbuen relato de la familiarvuelta a casa del héroe de laOdisea. Fauré no supo llevara buen puerto el recibimientoen casa, la fidelidad matrimonial,el reconocimiento eincluso el inicial conjunto desirvientas. La producción deWexford resultó singularporque era la primera vez enmi vida que he entrado enun teatro y he encontradouna declaración de intencionesescrita por el equipocreativo colocada en todoslos asientos. Sin embargo,no era muy probable que sinesa declaración no se hubieranentendido las referenciasCARLISLE FLOYDbastante claras a las relacionesentre hombre y mujer alargo plazo y las dificultadesde mantenerlas vivas. Dentrode la caja inclinada deAndré Barbe de una cocinasalade estar moderna, eldirector Renaud Doucettenía a la paciente Penélopeatareada con los quehaceresde la casa, mientras el marido,en camiseta y sentadoociosamente en un sillón raído,con una cerveza en lamano, salta continuamentede un canal de televisión aotro con su mando a distancia.El núcleo central de laópera se podría reducir a lamujer imaginando a su maridocomo héroe rescatándoladel trabajo pesado de suvida cotidiana. Desde luego,Barbe y Doucet produjeronun espectáculo mucho másanimado de lo que se podíahaber esperado de la estáticapartitura de Fauré, y seagradecía su inventiva teatral,con los exquisitos diseñoscoloreados del cielo y elmar que merecieron serreconocidos como las joyasvisuales del festival.Desde un punto de vistamusical, no hubo ningúnreparo: en las diestras manosde Jean-Luc Tingaud, laorquesta y los cantantes dieronlo mejor de sí. La jovenmezzo Nora Sourouzian cantócon una oscura y elocuentebelleza, mientras el tenorGerard Powers parecía muycómodo con el exquisitoestilo francés de Fauré. Entrelos papeles secundarios, destacaronLorena Scarlata Rizzocomo Euryclée y Paul CareyJones y David Curry comolos dos pretendientes máspersistentes.En general, fue la terceraópera la que proporcionó elmejor equilibrio entre unapartitura que funciona bienpara escena y su interpretación.Susannah de Floyd(1955) es una ópera muyconocida en los Estados Unidos,pero en Europa siguesiendo una relativa rareza yel público pareció respondercon ganas a sus muchas virtudes:una historia sencillacontada convincentementecon personajes reconocibles,un lenguaje musical accesibley una escritura agradecidapara la voz. El libreto deFloyd transplanta la historiabíblica de Susana y los viejosal sur rural de los EstadosUnidos a mediados delsiglo XX y la convierte denuevo en relevante.John Fulljames dirigió laópera con sencillez y losdecorados de Conor Murphymostraban una modestiasimilar, aunque fueron unpoco grises y sosos. EmilyPulley fue una buena Susana,firme y musical, aunquesu aspecto físico era demasiadomaduro para el papely Stephen Kechulius fue unfuerte y matizado Blitch. Eltenor irlandés Simon Neiltambién estuvo excelente enel papel de Sam, el hermanode Susana, y el estilo cariñosoy elegante de direcciónmusical de Christopher Larkinhizo que todo formaraun sólido conjunto.Patrick Dillon49