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203 Dic - Scherzo

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ACTUALIDADMADRIDTemporada de la ONESONIDOS DE GUERRAMadrid. Auditorio Nacional. 29-X-2005. Coro y Orquesta Nacionales de España. Escolanía Nuestra Señora delRecuerdo. Director: Josep Pons. Christine Goerke, Philip Langridge, Albert Dohmen. Britten, War Requiem. 6-XI-2005. Nikolai Demidenko, piano. Director: Antoni Ros-Marbà. Obras de Beethoven y Dvorák. 13-XI-2005. Xavier deMaistre, arpa. Director: Josep Pons. Obras de Esplá, Montsalvatge y Stravinski.La temporada 2004-2005de la Orquesta y CoroNacionales de España hatenido un vigoroso arranquecon el War Requiem de BenjaminBritten, que obtuvouna lectura de un dramatismocontenido y doliente.Josep Pons mantuvo con firmezaal conjunto orquestal,logrando plantear el sugestivocontraste sonoro entre lamasa sinfónica y el conjuntode cámara. Mireia Barrerahizo muy buen papel en supresentación como nuevatitular del Coro Nacional,que tuvo una intervenciónpoderosa y expresiva, mientrasque las voces infantilesde la Escolanía NuestraSeñora del Recuerdo supieroncrear ese toque etéreo einmaterial con su actuaciónfuera de escena. Redondeóla versión un excelente conjuntosolista, formado por larica voz de la soprano americanaChristine Goerke, losdolientes tonos del barítonoalemán Albert Dohmen y,sobre todo, un transfiguradoPhilip Langridge que supotrascender cada una de susfrases.A la semana siguiente,Antoni Ros-Marbà se puso alfrente de la agrupación de laque en tiempos fue titularpara brindar un programaperfectamente tradicionalque, por eso mismo, ya casise ha convertido en unarareza. En la primera parte,escuchamos una cuidadainterpretación del ConciertoEmperador de Beethoven,donde el pianista ruso NikolaiDemidenko fue un solistacon suficiente virtuosismo ypoderío, no reñidos con unelegante aliento, y que seintegró plenamente en elconjunto. Oímos despuésDEMIDENKOuna magnífica Sinfonía delNuevo Mundo, con un perfectoequilibrio entre losmomentos dramáticos, elaliento popular y un elocuentelirismo.Pons volvió a subirse alpodio con otro atractivo yJill Fumanowskyvariado repertorio que seabrió con una primorosalectura de esa pequeña joyade la música española quees Don Quijote velando lasarmas de Óscar Esplá. Elarpista francés Xavier deMaistre tocó con toda brillanteztécnica, sentido delritmo y del color el Concierto-serenatade Montsalvatge,estrenado hace 30 añospor la propia ONE, Zabaletay Frühbeck de Burgos, yuna de las partituras másimaginativas del compositorgerundense. El concierto secerró con una ravelianaversión de la suite de Elpájaro de fuego de Stravinski,en la versión revisada de1945 (y más extensa que lahabitual de 1915), en la quese resaltó su hedonismotímbrico.Rafael Banús IrustaCiclo de la RTVEUNA DE ARCOSMadrid. Teatro Monumental. 21-X-2005. Truls Mørk, violonchelo. Coro de RTVE. Orquesta Sinfónica deRadioTelevisión Española. Director: Adrian Leaper. Obras de Blanquer, Gasparini y Dvorák. 4-XI-2005. Uto Ughi,violín. ORTVE. Director: Yoav Talmi. Obras de Mendelssohn, Prokofiev y Mahler.28Tras un justo homenaje aArmando Blanquer, consu De Profundis de tentaciónimpresionista (e InMemoriam), el chelista noruegoTruls Mørk nos emplazóen pleno corazón delRomanticismo. Tenía ciertaexpectación por oírle en elConcierto de Dvorák, en elque mostró ser un músico desólida técnica y muy estilizadosmovimientos. Vibrante yexpansivo, en el Adagio fuemuy perceptible cómo larotación de la muñeca, tansuelta, duplicó la elasticidaddel arco. Y si es cierto que aveces puede llegar a ser unpunto seco, jamás (y esto enrotundo) es frío. Adrian Lea-per, muy imbuido esta vezen lo que hacía, transmitióhonesta entrega. El públicopidió hasta cuatro salidas,quizá con la aviesa intenciónde forzar la propina mørkiana.Y, en efecto, como acasoera de esperar, Mørk nospropinó a Bach.No he oído mucho envivo a Uto Ughi; las ocasionespueden contarse con losdedos de una mano. Y de lamano de veces que le heoído, ésta fue la mejor. Anteel Concierto para violín nº 2de Prokofiev se mostró enplena forma, y no lo recordabasiempre así. Lo suyo escantar con vibración ininterrumpida;hacer brotar a lasUTO UGHIclaras un arte rico en bellezasonora y meridional claridad.También la ORTVE tuvo sumejor día, el más entusiasta,de la mano de Yoav Talmi.En la obertura de Las Hébridas,tocada sin desmayo,pareció más un director deritmo que de color. Pero enla Primera Sinfonía de Mahlerapenas cupo señalar talreparo. Conductor de pulsofirme, fue capaz de articularuna versión muy viva, puestoque en ella había sudor ycontagio. El Finale fue fragorososin perder nunca lamedida ni el rumbo. En éldesplegó las velas a su gusto.Y el propio <strong>Scherzo</strong> sedebatió en una tensiónansiosa; la aflojó en las danzasde regusto popular, quebendijo con bello rubato.J. Martín de Sagarmínaga

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