LA HERENCIA (Edición de Day9)

Richard se yergue complacido. Gracias al artificio desarrollado por ambos,
consiguieron adelantar el proceso de gestación. Aspiraban con ello, ganar tiempo,
para que la ceremonia ritual de La Consagración encontrara separadas tanto a la
madre como a la hija. Pretendiendo, sino salvarlas a las dos, al menos a una de ellas.
Tim observa la situación sin perder detalle, pero sumergido en sus propios
pensamientos.
Esa misma noche, cuando los astros se alinean propiciamente sobre la cúpula
del techo, Tim, Richard y Tituba se desplazan, con lentitud, hacia la joven todavía
inconsciente. Bañados por los destellos platinados de la luna, rodean a la futura
madre y, tomándose de las manos, se miran a los ojos. John continúa observándolos,
parapetado junto a una de las ventanas.
Cerrando con firmeza los párpados, alzan sus rostros hacia el cielo tras el vitral.
Azul intenso es el resplandor que los cubre a los cuatro, cegando a los demás. Maggie
vuelve a gritar.
Desde lo profundo en sus cimientos, toda la casona comienza a temblar. Una
fuerza incontenible se apodera de cada cuarto, cada rincón y cada sombra; mientras
la impía sangre reincide a manar desde las paredes.
En los pisos inferiores, amparados por penumbras y cuando todo parece
desmoronarse, una mujer despliega, radiante y amplia su sonrisa, sujetando con
fuerza la mano extendida de otro, que se halla también oculto por la oscuridad.