LA HERENCIA (Edición de Day9)

escalera, como percibiéndolos. Entonces, Maggie aparece de improviso y,
descendiendo las escaleras, la enfrenta en silencio. Sus miradas se equiparan
desafiantes, mientras lanzan centellas desde las órbitas.
Súbitamente, todos y cada uno de los cristales en las ventanas, estallan en mil
pedazos, presas de una implosión sin precedentes.
Desde las grietas que surcan las oscuras paredes, cual si hubiese estado
aguardando contenida durante siglos, comienza a fluir toda la sangre derramada
entre esos muros, a manos de aquellos seres infernales. Los candelabros se apagan,
víctimas del viento que penetra incontenible. Los objetos comienzan a volar,
violentamente arrojados de un lado a otro por fuerzas desconocidas.
Una columna de nativos africanos emerge amenazante desde las sombras,
hasta el preciso instante en que la primera y disimulada figura en el primer piso,
extrae de su túnica una daga con el mango tallado en hueso humano y, blandiéndola
sobre su cabeza, permite que la hoja resplandeciente reciba el impacto de una
descarga eléctrica.
Todo se detiene, incluso el tiempo. Las siluetas retroceden simultáneamente
y, el grupo que acompaña a Richard, se desvanece, dejando aturdidos a sus
oponentes de la planta baja.
La contienda ha dado inicio.