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LA HERENCIA (Edición de Day9)

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concebida y es gracias a ello, a la umbría sangre que corre por tus venas, la cuantía<br />

<strong>de</strong> tu po<strong>de</strong>r. Más no te sobrestimes. Aun así, pue<strong>de</strong>s preten<strong>de</strong>r y solo preten<strong>de</strong>r,<br />

evadirte don<strong>de</strong> quieras; <strong>de</strong> todos modos, Él, siempre, adoptando cualquiera <strong>de</strong> sus<br />

mil perfiles, encontrará la manera <strong>de</strong> tomar posesión <strong>de</strong> lo que es suyo por <strong>de</strong>recho,<br />

sangre o pacto. Jamás cejará en su propósito <strong>de</strong> perpetuar el credo y consumar el<br />

ritual que nos mantiene vivos, cada día más cerca <strong>de</strong>l Po<strong>de</strong>r absoluto.<br />

El silencio se consolidó, cual abismo sombrío y <strong>de</strong>nso, en la gran habitación <strong>de</strong><br />

las puertas dobles. Tituba, con una enérgica maniobra, se aproximó <strong>de</strong> nuevo y tomó<br />

al bebé.<br />

—Ya es tiempo <strong>de</strong> que conozca su habitación —dijo, simulando abandonar su<br />

obstinación—. Descuida, está solo a pocos metros por este mismo corredor. Es una<br />

muy pequeña justo al final, la <strong>de</strong> la puerta ver<strong>de</strong>, ¿recuerdas? —Comenzó a mecer<br />

al pequeño, sonriéndole—. Incluso, he colocado allí una linda y cómoda mecedora<br />

para que puedas ir a amamantarlo. Tiene una ventana con excelente luz, varias<br />

estanterías, las que podremos ir colmando <strong>de</strong> juguetes. ―Luego, con un hábil<br />

remate agregó, mientras salía cargando al niño― También preparé una pequeña<br />

cama, don<strong>de</strong> dormiré <strong>de</strong> ahora en más, para asistirlo, las 24hs <strong>de</strong> todos y cada uno<br />

<strong>de</strong> los días —Salió dando un portazo, sintiéndose satisfecha por el inicuo triunfo <strong>de</strong><br />

aquella disputa.<br />

Dorothy se revolvió en el lecho, cerró los puños y apretó los dientes con fuerza<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la espléndida recámara, don<strong>de</strong> ahora se encontraba. Las velas en los<br />

can<strong>de</strong>labros se encendieron simultáneamente, chisporroteando frenéticas y<br />

<strong>de</strong>rritiendo el cebo en segundos.<br />

La hostilidad entre ambas mujeres había dado inicio tiempo atrás. Des<strong>de</strong> el día<br />

en que Dorothy estallara en rebeldía contra la mística potestad que ejercían las<br />

«Ancianas».<br />

Tras los escalofriantes sucesos que esta rebeldía <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó en Salem,<br />

Tituba, sin mayores alternativas, actuó sometida y consecuente ante quien fuera su<br />

amiga, ama y pupila, huyendo con ella <strong>de</strong>l Condado Essex. Durante el lapso<br />

subsiguiente y hasta el momento, pareció reinar la paz entre las dos, respaldándose<br />

mutuamente, tal y como solían hacerlo durante los meses previos a la <strong>de</strong>vastación.<br />

La mestiza aparentaba una inquebrantable fi<strong>de</strong>lidad para con ella.<br />

A pesar <strong>de</strong> todo, Dorothy nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> sospechar que tan abnegado<br />

comportamiento constituía solo un artificio, diseñado con la velada intención <strong>de</strong> no<br />

per<strong>de</strong>rla <strong>de</strong> vista, garantizando <strong>de</strong> esta forma la consecución futura <strong>de</strong> aquellos<br />

propósitos establecidos durante el siniestro pacto con la oscuridad.<br />

Resultaba evi<strong>de</strong>nte que Dorothy ya no se fiaba <strong>de</strong> ella; incluso había momentos<br />

en los que se preguntaba, no sin cierto escalofrío recorriéndole la espina: ¿cuál <strong>de</strong><br />

ellas dos era la esclava en realidad?<br />

La relación había llegado a una encrucijada, en la que le era menester cuidar<br />

cada uno <strong>de</strong> los propios movimientos y, a su vez, vigilar atentamente los <strong>de</strong> su<br />

compañera. No <strong>de</strong>bía olvidar, ni por un instante, que también la mestiza estaba<br />

dotada con sobresalientes faculta<strong>de</strong>s sobrenaturales, mucho más representativas<br />

por el hecho <strong>de</strong> haberlas heredado a través <strong>de</strong> su linaje chamánico. Al fin y al cabo,<br />

había sido su mentora.

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