Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
CAPITULO 18<br />
Revelaciones: El Principio <strong>de</strong> la Contienda<br />
La Mansión en la campiña, siglo XVIII<br />
En ese momento, el gesto es perentorio, inevitable, impulsado quizá por la<br />
memoria <strong>de</strong> aquel fuerte sentimiento que la joven le <strong>de</strong>spertara en Londres, o quizá<br />
también se trata <strong>de</strong> una reacción inconsciente ante su aislamiento como ente<br />
humano en conflicto.<br />
Maggie le había ofrendado, la noche anterior, algo similar a una muestra <strong>de</strong><br />
paz y lealtad. Ni su propia madre tuvo, para con él, gesto semejante. Des<strong>de</strong> que<br />
apareció en su vida, ya sea como un en<strong>de</strong>moniado fantasma, o como la mujer que<br />
tuvo en brazos, siempre ha sido Maggie, al dormir, al respirar, al <strong>de</strong>spertar.<br />
―¿Quién eres en verdad? —le increpa Richard súbitamente, sujetándola por<br />
los hombros―. ¡¿Por qué?! ¡Solo dime porqué, maldita sea!<br />
La joven baja la cabeza y guarda silencio unos segundos.<br />
—Ahora no, Richard, te lo suplico, aún no puedo hablar <strong>de</strong> eso. Concé<strong>de</strong>me el<br />
beneficio <strong>de</strong> la duda y créeme, no seré yo quien provoque daño alguno contra ti o<br />
nuestra hija. Si no me quieres a tu lado, lo acepto; es más, lo comprendo. No soy una<br />
mujer como cualquier otra, maté a tu padre y te mentí, merezco tu <strong>de</strong>sprecio. Pero<br />
las cosas cambiaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces y hoy existe una vida que salvar y proteger. Lo<br />
sabes. Únicamente tú pue<strong>de</strong>s logarlo.<br />
Maggie hace una breve pausa y le contempla angustiada, antes <strong>de</strong> seguir.<br />
―La niña fue concebida con otro fin, al menos eso es lo que se me dijo. Sabía<br />
que <strong>de</strong>bía llevar tu sangre, pero no las razones por las cuales también la mía. Ahora<br />
lo sé y tú lo averiguarás muy pronto. ¡Debes mantente firme mientras todo acontece!<br />
Decidas lo que <strong>de</strong>cidas, yo siempre estaré allí para ti. —Soltándose <strong>de</strong> Richard, sale<br />
corriendo por don<strong>de</strong> vino, disolviéndose, como últimamente hacen todos.<br />
Atónito y cabizbajo, Richard regresa al amparo <strong>de</strong> su espacio personal.<br />
Sintiéndose otra vez confuso, <strong>de</strong>solado. Transcurren horas, quién sabe cuántas. No<br />
obstante, persiste en sus análisis y especulaciones. Una cantidad enorme <strong>de</strong><br />
información le atiborra el pensamiento.<br />
Descubre que John McConroy arribó a Essex siendo niño, camuflado entre los<br />
tripulantes <strong>de</strong> un barco, propiedad <strong>de</strong> una enigmática Con<strong>de</strong>sa. Misma que lo<br />
protegía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que quedara huérfano, tras una violenta masacre<br />
contra gente <strong>de</strong> su misma condición.<br />
Se esperaba que John llegara a convertirse, con el paso <strong>de</strong> los años, en un<br />
po<strong>de</strong>roso brujo, puesto que provenía <strong>de</strong> extenso y aristocrático linaje, consi<strong>de</strong>rado<br />
muy superior al <strong>de</strong> las Ancianas en Essex. Aun así, esta Con<strong>de</strong>sa <strong>de</strong>cidió que<br />
ocultarlo en esas tierras constituiría una buena estratagema, pues nadie podría<br />
sospechar que el joven se hallase encubierto entre el <strong>de</strong>nigrado Aquelarre <strong>de</strong>l