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LA HERENCIA (Edición de Day9)

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«¿cuánto <strong>de</strong> lo vivido tiene visos <strong>de</strong> realidad? O tal vez, ¿he sido presa fácil y maleable<br />

<strong>de</strong> una sobre estimulada imaginación?». Recorriendo un poco el cortinado, preten<strong>de</strong><br />

ver el exterior, rememorando lo que <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> atravesar para llegar a este lugar.<br />

Dejándolo todo atrás.<br />

Cuál es su asombro cuando al echar un vistazo por el cristal, la campiña se<br />

expone ver<strong>de</strong> y próspera, como a la espera <strong>de</strong> una exuberante primavera y el sol<br />

bañando el horizonte, más allá <strong>de</strong>l cerrado bosque que atesora <strong>de</strong> la casa su<br />

existencia. ¿Cómo es posible?<br />

Baja la vista hacia don<strong>de</strong> se figura habrán <strong>de</strong> revelarse, viejos y rudimentarios,<br />

los materiales que componen el techo <strong>de</strong> los pisos inferiores. Contra todo lo<br />

esperado, frente a sus ojos, se ven flamantes, como si apenas ayer hubiesen sido<br />

colocados. Tal cual si el tiempo, los vientos y las lluvias no les hubieran castigado<br />

nunca. Incluso, el amplio jardín atestado <strong>de</strong> matorrales, los árboles muertos<br />

cercando con sus ramas los muros <strong>de</strong> la casa, las hiedras secas ciñendo la gris<br />

fachada que ayer le recibiera; todo, absolutamente todo, se ha transmutado en el<br />

esplendor que, sin lugar a dudas, luciera en vida <strong>de</strong> sus antecesores.<br />

Condicionado por una consternación sin límites, Richard persiste sin lograr<br />

discernir entre realidad o fantasía. No tiene certeza sobre qué sentir y, mucho<br />

menos, esperar <strong>de</strong> las circunstancias. Nada <strong>de</strong> todo esto le parece ser real. Ni el<br />

horror <strong>de</strong> la madrugada, ni la paz <strong>de</strong> esta mañana.<br />

Gira sobre sus pasos y, alelado en busca <strong>de</strong> respuestas, se dirige hacia los<br />

estantes don<strong>de</strong> aquellos insólitos objetos reposan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> quién sabe cuánto antes.<br />

Representaciones extrañas, talladas en diversos materiales, entre los que pue<strong>de</strong><br />

reconocer el oro, el cristal auténtico, el ja<strong>de</strong> y algunas piedras como zafiros y<br />

amatistas, <strong>de</strong>coran las pare<strong>de</strong>s, erigiendo efigies, por cierto, algo extravagantes. Casi<br />

todas ellas ostentan un par <strong>de</strong> ojos impresionantes. En un extremo, halla una<br />

pirámi<strong>de</strong> construida con material incierto, bajo la misma, asoman los bor<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un<br />

papel amarillento, estriado por el tiempo y disimulado a simple vista. Con las manos<br />

temblorosas, Richard levanta el pesado objeto, <strong>de</strong>jando aquel escrito al <strong>de</strong>scubierto.<br />

Toma el papel. Perfiladas letras góticas consienten apenas la dificultosa lectura <strong>de</strong><br />

un mensaje. Comienza a leer:<br />

«Tú, here<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Sangre y Credo, que habéis llegado al Sagrado<br />

Recinto, investido por el líquido vital que recorre vuestro cuerpo como<br />

estigma <strong>de</strong> la Fe que rige nuestro Clan; te encuentras hoy a las puertas<br />

<strong>de</strong> la elección suprema, entre la Inmortalidad y el vano fenecer <strong>de</strong> la<br />

carne.<br />

Una serie <strong>de</strong> pruebas han sido estipuladas en tu camino hacia la<br />

cúspi<strong>de</strong> y el logro, mas tu experiencia aún no ha concluido. Para que<br />

ello sea posible, os será requerido, por contrato ya pactado en los<br />

orígenes <strong>de</strong> tu progenie, la ofrenda <strong>de</strong>l sacrificio máximo: Tu propia<br />

vida.<br />

Bajo el techo que nos cubre, no existe el tiempo ni el espacio, tal<br />

como los conoces. Son uno y mil, transmutándose en <strong>de</strong>venires<br />

infinitos. Nada es oculto al conocimiento <strong>de</strong> los Amos Ancestrales. El<br />

hoy es ayer y el futuro pue<strong>de</strong> ser presente. Así es que hemos tomado

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