You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
término <strong>de</strong> su último viaje al continente africano.<br />
―¿África? ―logró preguntar Dorothy, paralizada.<br />
―Sí, África ―respondió Tituba, con algo <strong>de</strong> fastidio por la interrupción―. Es<br />
allí don<strong>de</strong> usualmente se dirige, a fin <strong>de</strong> contactar con fuerzas y conocimientos<br />
ancestrales.<br />
—Mi hijo… ―susurró inquisitivamente Dot.<br />
—He allí el pormenor sobre el que vine a poner en tu conocimiento —planteó<br />
cruelmente Tituba—. El <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> Robert está sellado. Arthur, como el Amo<br />
<strong>de</strong>cidió llamarse en esta vida, consi<strong>de</strong>ra que el niño <strong>de</strong>be partir a Londres una vez<br />
realizados los esponsales.<br />
―¿Partir?, ¿<strong>de</strong> qué hablas, maldita perra traicionera? —le soltó Dorothy<br />
furiosa.<br />
—Tranquila, si bien los planes han cambiado, lo hicieron solo relativamente.<br />
El pequeño continúa siendo parte <strong>de</strong> nuestro acuerdo ya que por cierto es quien<br />
lleva en su sangre el precio que <strong>de</strong>berás pagar―. Hizo un gesto con las manos, como<br />
intentando <strong>de</strong>tener el esperado estallido <strong>de</strong> su ama―. Solo se trata <strong>de</strong> una pequeña,<br />
digamos, postergación. Él crecerá, llegará a ser adulto, pero esta concesión <strong>de</strong><br />
tiempo será efectiva con la condición <strong>de</strong> que lo haga lejos <strong>de</strong> ti y, sobre todo, <strong>de</strong><br />
nuestra labor aquí en la casa. ―Luego palmeó las piernas <strong>de</strong> Dot con irónica<br />
conmiseración y puntualizó―: A su regreso, Arthur sabrá darte razones y<br />
respuestas. Solo Él pue<strong>de</strong> hacerlo, no yo. Será así como todo finalmente cobrará<br />
sentido para ti.<br />
Completamente atónita, Dorothy aguardó que la esclava se marchara <strong>de</strong> la<br />
recámara, y trató vehemente aferrarse a su amuleto protector, <strong>de</strong>scubriendo que<br />
este había <strong>de</strong>saparecido.<br />
Los días y las semanas se sucedieron en un estado <strong>de</strong> incertidumbre y<br />
abatimiento difícil <strong>de</strong> sobrellevar. Arthur regresó y con él, lo inevitable. Los<br />
acontecimientos se precipitaron en una vorágine <strong>de</strong> situaciones. El momento había<br />
llegado. Los esponsales se formalizaron en el marco <strong>de</strong> una ceremonia privada, sin<br />
intermediación religiosa tradicional y administrada por un inabordable nativo<br />
africano <strong>de</strong> avanzada edad, que Arthur trajo consigo. Transcurrió inusual, atípica y<br />
en una lengua que, por inexplicable que parezca, Dorothy había comenzado a<br />
compren<strong>de</strong>r.<br />
El pequeño Robert no estuvo presente, eso la entristeció. En lugar <strong>de</strong> arras<br />
matrimoniales, Arthur le obsequió un nuevo amuleto tallado en hueso con<br />
incrustaciones <strong>de</strong> cuarzo, el que prohibió se quitara jamás.<br />
Una sensación <strong>de</strong> total <strong>de</strong>sconcierto se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> Dorothy luego <strong>de</strong> la<br />
ceremonia, la que fue más similar a un ritual pagano que otra cosa. El efecto<br />
aletargante <strong>de</strong> los brebajes y pociones que consumieron le obnubilaron alucinantes<br />
la mente. La noche <strong>de</strong> bodas le resultó abominable; no se advertía dueña <strong>de</strong> su<br />
voluntad, carente <strong>de</strong> sentimiento alguno. Desfiló indolente por situaciones muy<br />
caóticas, como intercambios <strong>de</strong> sangre y grabados <strong>de</strong> símbolos que abrieron heridas<br />
en su piel.