LA HERENCIA (Edición de Day9)

El muchacho se instituía, de este modo, como el Anticristo. Un presente
denotadamente peligroso, pero que podría implicar descomunales variantes en las
perspectivas del Oscuro, si lograba doblegar tanto su esencia como su voluntad.
Este secreto se constituyó en la llave que abriera el cerrojo que esclavizaba a
Tituba. Pero también, repercutió en castigo para Dorothy, quien debió padecer la
tortura de la mestiza en forma constante, declamándole estas verdades, mientras
tallaba sobre las puertas dobles de su habitación los símbolos del conjuro que la
mantendrían prisionera.
Así fue que eternizadas ambas, una por la sangre y la otra por la magia,
coexistirían enfrentadas a perpetuidad. Sin sospechar, que presas de aquella
obstinación revanchista, podrían haber favorecido el surgimiento de un arma letal
contra el Culto y contra sí mismas: Timothy Graham.