You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
diversas ahora. Los sentimientos y la conducta <strong>de</strong> Maggie cambiaron radicalmente<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se reunió contigo en Londres. Quizá <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día mismo en que te conoció<br />
aquí en la casona. ―Mira al joven directamente a los ojos―. Creo, Richard… No,<br />
estoy seguro <strong>de</strong> que mi hija ha vuelto a enamorarse. Esta vez, <strong>de</strong> ti. —Richard le<br />
observa con atención—. Pero he aquí el dilema que aprisiona su alma, ahora, su<br />
mayor temor es que por tal causa, el Amo tome represalias y la con<strong>de</strong>ne al sacrificio.<br />
O lo que es peor aún, la <strong>de</strong>stierre al Purgatorio, separándola <strong>de</strong> ti y <strong>de</strong> vuestra hija.<br />
― ¡Ya basta! ―exhorta vigoroso e intempestivo, Richard―. ¡Ha sido<br />
suficiente! ¡Yo no soy un monstruo! ¡No soy como Arthur! ¡Nada <strong>de</strong> lo que especulan<br />
sobre mi es cierto! A partir <strong>de</strong>l instante en que enlazamos nuestros sinos, aun<br />
cuando inicialmente fuera a través <strong>de</strong> clan<strong>de</strong>stinas pretensiones, ella se a<strong>de</strong>ntró en<br />
mi sangre, en mi vida, convirtiéndose en mi absoluta responsabilidad. Pero, por<br />
sobre todas las cosas, el fruto que lleva en el vientre, me pertenece solo a mí. ¡Jamás<br />
a nadie más! Nada cambiará eso. Y ningún ser sobre esta tierra podrá quitármelas.<br />
Hallaré la forma <strong>de</strong> protegerlas. —enfatiza, contun<strong>de</strong>nte, el here<strong>de</strong>ro―. Sin<br />
embargo, hay una condición que te involucra John—agrega, casi <strong>de</strong> inmediato―.<br />
Tú. A partir <strong>de</strong> hoy, también me perteneces. Serás mis ojos y oídos entre esos acólitos<br />
infernales y nadie <strong>de</strong>be siquiera sospecharlo ―sentencia―. Haga lo que haga, no<br />
discutirás, menos te opondrás y, sin dudarlo, me seguirás sin preguntas ni<br />
reconcomios.<br />
Richard finaliza su alocución, sosteniendo fija la mirada en McConroy. Este<br />
inclina nuevamente la cabeza y extien<strong>de</strong> los brazos en cruz.<br />
―¡Oh Richard! ¡Conoces mi respuesta! Sabes que me tienes y que pue<strong>de</strong>s<br />
contar conmigo—respon<strong>de</strong> John―. Sin embargo, hay algo más que necesitas saber.<br />
Existe uno entre nosotros, con el po<strong>de</strong>r, sabiduría y <strong>de</strong>terminación precisa, para<br />
ayudarte a dar término con esta perversa estirpe. Cuando llegue a ti, <strong>de</strong>bes<br />
escucharlo —continúa John, mientras refuerza sus palabras con tono fuerte y<br />
claro―. En poco tiempo, y esto lo sabemos muy bien los antiguos miembros, los<br />
planetas se habrán conjugado una vez más, como cada 500 años, en estado óptimo<br />
para llevar a cabo «La Consagración». —Ante esta mención, Richard le mira<br />
sorprendido―. Actualmente, coexistís <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un mismo plano Arthur y tú. Pero<br />
a partir <strong>de</strong> ese suceso si<strong>de</strong>ral, solo uno perdurará a través <strong>de</strong> la aniquilación <strong>de</strong>l otro.<br />
De ahora en más, precisas escoger muy bien tus seguidores, y estar presto a toda<br />
eventualidad. A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>bes tener en cuenta que careces en lo absoluto, <strong>de</strong>l<br />
privilegio <strong>de</strong> la confianza en favor <strong>de</strong> nadie. Mucho menos, en ti mismo ―dice,<br />
<strong>de</strong>volviéndole con fiereza la mirada.<br />
Tal amonestación no pasa inadvertida para Richard, causándole algo <strong>de</strong><br />
zozobra. Luego <strong>de</strong> un reflexivo momento, hace un gesto <strong>de</strong>spidiendo a John, quien<br />
se escabulle por un pasadizo oculto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> aquella misma habitación.<br />
Maggie gime <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el diván y Richard se apresura a contenerla. Corriendo a su<br />
lado, se ubica <strong>de</strong>lante cuando esta abre sus ver<strong>de</strong>s ojos. La toma firme <strong>de</strong> la mano y,<br />
posando el índice sobre esos labios perfectos, le anuncia con ternura lo que ha<br />
resuelto.<br />
—Tú y yo nos casaremos. Serás mi esposa y permanecerás aquí, bajo mi<br />
resguardo hasta el alumbramiento. Solo te pido lealtad por encima <strong>de</strong> toda duda, y<br />
fortaleza. No pue<strong>de</strong>s rendirte ante el temor. Confía en mí para que yo pueda hacerlo