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LA HERENCIA (Edición de Day9)

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CAPITULO 19<br />

La confrontación<br />

Inmediatamente al sobrenatural suceso <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nado en los pisos inferiores,<br />

quienes habían optado por respaldar a Richard se materializaron <strong>de</strong> modo<br />

espontáneo, en el interior <strong>de</strong> la sala circular.<br />

El misterioso encapuchado <strong>de</strong> la daga, quien tuviera tan prepon<strong>de</strong>rante<br />

participación en el caso, se quita la capa que le mantiene oculto, <strong>de</strong>jando a la vista<br />

su verda<strong>de</strong>ra i<strong>de</strong>ntidad.<br />

Un Timothy Graham, envejecido por el sufrimiento y las rudas circunstancias<br />

que le tocaron vivir, se revela ante ellos. Aparenta tener la misma edad que al<br />

<strong>de</strong>saparecer, mas su porte se halla notablemente signado por el agobio, esbozando<br />

un duro e inescrutable semblante.<br />

Toma asiento sobre un diván cercano al lugar don<strong>de</strong> se encuentra George, su<br />

padre, quien también ha aparecido allí, oteando el bosque a través <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los<br />

gran<strong>de</strong>s ventanales. Mirándose a los ojos, esgrimen un gesto mudo pero compasivo<br />

para con el otro y, precipitándose en un repentino abrazo, ponen fin a todos aquellos<br />

años <strong>de</strong> heridas mutuamente infligidas. Separaciones, resentimientos, olvidos y<br />

afrentas quedan atrás.<br />

Tituba permanece inmóvil, en un rincón distante <strong>de</strong> la estancia, observando<br />

silenciosa, como si temiera ser rechazada por los <strong>de</strong>más.<br />

Maggie se acuesta sobre los cojines dispersos en la alfombra, sumergiéndose<br />

en sus pensamientos, rememorando el momento vivido con el hombre que ama,<br />

mientras se acaricia el vientre. Razón <strong>de</strong> muchos avatares, peligros e interrogantes<br />

presentes y veni<strong>de</strong>ros.<br />

John se ubica próximo a ella, solícito a confortarla. Richard sigue <strong>de</strong> pie frente<br />

a la puerta <strong>de</strong> entrada, con la mirada fija sobre la placa <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, pero avizorando<br />

aún más allá, como a la espera <strong>de</strong> algo o alguien más.<br />

Inevitablemente, los ojos <strong>de</strong>l joven se inundan <strong>de</strong> lágrimas que nadie llega a<br />

ver. Una ausencia se le ha hecho carne, junto al recóndito <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ver aparecer<br />

aquello que echa en falta. Sin siquiera mencionarlo, encierra al díscolo muchacho<br />

<strong>de</strong> cabello alborotado que un día fuera, muy <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí.<br />

Lucen fatigados todos. Se mi<strong>de</strong>n unos a otros durante algunos minutos y, sin<br />

pronunciar palabra, se a<strong>de</strong>ntran en lo más hondo <strong>de</strong> la propia oscuridad, buscando<br />

una calma que hoy, como nunca, les es precisa. Requieren renovar sus fuerzas, ahora<br />

que el Clan se ha dividido total e irreversiblemente, en dos, confrontándose.<br />

Sin duda, padre e hijo tendrían mucho <strong>de</strong> qué hablar, mas no es esta noche el<br />

mejor momento. Cada uno repasa, una y otra vez, su intervención personal<br />

intrínseca a este nudo existencial, con <strong>de</strong>stinos férreamente entrelazados.<br />

Con toda certeza, es ese el mancomunado y último pensamiento que mero<strong>de</strong>a<br />

sus mentes, antes <strong>de</strong> abstraerse en el letargo; cada cual, navegando en su plano<br />

interno, sopesando armas, ritos, conjuros, todo cuanto fuera pertinente usar frente<br />

a la contienda que se avecina. De cara ante sus dudas, resisten miedos,<br />

<strong>de</strong>smembrando incertidumbres.<br />

Tim no cierra los ojos hasta mucho <strong>de</strong>spués que el resto. Nadie tiene una justa<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo acaecido en su vida. Sin embargo, él no conseguiría olvidarlo nunca, jamás.

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