Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
ambos. Ahora Richard juzga ese acto como la mayor estupi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> su existencia. Ríe<br />
al pensar que aquella noche <strong>de</strong> amor y entrega había sido sincera; cuando en<br />
realidad, se trataba <strong>de</strong> un subterfugio más <strong>de</strong> la muchacha, con el objeto <strong>de</strong><br />
manipularle y así lograr la concepción <strong>de</strong> un próximo <strong>de</strong>scendiente.<br />
Maggie eleva la vista hacia él y le extien<strong>de</strong> lo que trae consigo.<br />
—No digas nada aún Richard, permite que me explique. Es cierto, te he<br />
mentido, manipulado y aprovechado <strong>de</strong> ti. Estas en pleno <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> juzgarme si<br />
así lo <strong>de</strong>seas, pues lo merezco. Pero por la vida y el futuro <strong>de</strong> esta criatura, creo<br />
preciso, más que eso, urgente, <strong>de</strong>pongamos rencores y secretos. ―Hace un breve<br />
gesto con la mano, impidiendo una respuesta que se avecina inminente—. Ya lo sé,<br />
lo sé. ¡Lo sé! Ha sido mi culpa, jamás voy a negarlo. Mas sí puedo asegurarte que<br />
cuando fui por ti a Londres, <strong>de</strong>sconocía en lo absoluto quien eras en realidad; tanto<br />
como tú mismo o como tus padres. Solo cumplía ór<strong>de</strong>nes. Ni siquiera el Amo logró<br />
saberlo antes <strong>de</strong> este tiempo. —Tras un breve silencio, continúa—. Revisa estos<br />
documentos, contienen información que necesitas conocer. Detalles sobre nosotros,<br />
los que estuvieron antes… y los que están prontos a llegar.<br />
Richard no le permite seguir. Tras recoger tanto el libro como aquel escrito,<br />
cierra la puerta contun<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong>sestimando por completo la actitud contrita <strong>de</strong> la<br />
muchacha y <strong>de</strong>jándola <strong>de</strong>trás.<br />
Pensativo, se dirige hacia uno <strong>de</strong> los divanes. No tiene nada que <strong>de</strong>cir, ni <strong>de</strong>sea<br />
escuchar más. Despliega el pergamino don<strong>de</strong> se perfilan una serie <strong>de</strong> nombres<br />
enlazados con líneas punteadas, plasmados con exótica caligrafía y una tinta<br />
extraña, semejante a sangre.<br />
Suspira, arrellanándose sobre su asiento y <strong>de</strong>cidido a sumergirse nuevamente<br />
en el inextricable laberinto que ro<strong>de</strong>a su existencia.<br />
Reconoce la mayoría. Todos miembros <strong>de</strong> su oscura familia; al pie, el suyo<br />
propio junto al <strong>de</strong> Maggie, <strong>de</strong> la que no consta el apellido. Indicando como fruto <strong>de</strong><br />
tal unión, otro femenino, escrito al parecer recientemente: «Amonet», entre<br />
paréntesis, «Lilith».<br />
Haciendo un repaso mnémico <strong>de</strong> sus pasadas incursiones por las estanterías<br />
<strong>de</strong> libros ocultos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las bibliotecas londinenses, llega a la conclusión <strong>de</strong> que<br />
esos eran solo algunos <strong>de</strong> los nombres atribuidos a una sola mujer. Otro Ángel Caído<br />
junto a Luzbel, <strong>de</strong>scribiéndola como su «amante inmortal» o «compañera».<br />
Está seguro haber leído en alguna parte que, según los egiptólogos,<br />
remontándose al período faraónico <strong>de</strong> Amón Ra, Amonet era consi<strong>de</strong>rada como su<br />
maléfica consorte mística, <strong>de</strong>nominándola también, «La Eterna». También que, en<br />
la cultura griega, existía una analogía con respecto a la misteriosa fémina, pero en<br />
este caso se la conocía como «Hécate». Así continúa la lista, muy extensa e<br />
inquietante, <strong>de</strong>bido a las múltiples coinci<strong>de</strong>ncias que resultan <strong>de</strong> la comparación.<br />
Richard empieza a cavilar:<br />
«Dios creó a la primera mujer, no <strong>de</strong> la costilla <strong>de</strong> un hombre, como lo<br />
fue Eva y, por tanto, mortal; sino tan divina como un Ángel, a quien llamó<br />
Lilith, y con el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> convertirse en la primera esposa <strong>de</strong> Adán. Sin<br />
embargo, no mucho <strong>de</strong>spués, Lilith le abandonó para unirse a otro <strong>de</strong> los hijos