LA HERENCIA (Edición de Day9)

pantano, pasando así inadvertido ante sus cazadores.
McConroy vivió, creció y contrajo matrimonio en Salem. Poco a poco,
comenzó a escalar posiciones estratégicas en la comuna, posicionándose como uno
de los líderes de la congregación puritana y alcanzando el cargo de Prefecto. Por
ende, un asiento en el Concejo. Como otro dato de interés, es preciso destacar que
los McConroy criaron no una, sino a dos hijas, cuyos respectivos nombres fueron
borrados del libro genealógico.
A Richard le consta que Alice era una de ellas, a quien John y su esposa
registraron como propia. Sin embargo, de la otra no se enuncian mayores
indicaciones, excepto el hecho de que había llegado a sus vidas también procedente
de otra semilla.
Con respecto a la Condesa, todo es impreciso. Teóricamente, por aquel
entonces, esta había sido el recipiente mortal de Lilith. Richard solo puede bosquejar
una no muy sustentable historia sobre dicho personaje, más allá de que durante las
pocas ocasiones en que visitó Salem, sostuvo una serie de enfrentamientos con
preponderantes personajes del lugar; incluso uno muy particular, con Dorothy, del
cual tampoco se detallan razones.
No obstante, fuera cual fuere la causa, el hecho en sí provocó una vehemente
hostilidad entre ambas mujeres y devengó en represalia de la Condesa contra La
Elegida. Durante el mismo lapso de aquella confrontación, acontece una de las
frecuentes e inexplicables desapariciones de Timothy; atribuyéndosele a la
aristócrata la responsabilidad directa sobre aquel hecho. Luego, el rastro de la noble
y enigmática mujer se diluye en el tiempo.
Con respecto a la inmortalidad de Amonet, Richard logra atar ciertos cabos
sueltos que le indican que su cuerpo, el primero y original, yace oculto en algún
lugar secreto. Más su espíritu, requiere poseer nuevos recipientes por cada ciclo vital
entre nosotros. Estos deben ser previamente ofrecidos en sacrificio por sus
progenitores. Es también menester que los mismos porten en sus venas sangre del
propio linaje de la dama.
En cada «renacimiento», ella retoma su lucha, perseverando en reencontrarse,
para reinar en la tierra con su amado. La mención de este consorte hace que Richard
piense en Arthur, sin duda alguna.
El que ambos finalmente consiguieran reunirse, precisamente en esta
oportunidad, les concedería a través de algún tipo de «consagración», la libertad de
prescindir del Ritual de Sangre; el cual servía al Amo como medio para caminar
temporalmente entre los vivos. En el caso de Amonet, la ventaja era similar ya que
implicaba quedar exenta de utilizar recipientes humanos para albergar su espíritu.
Richard se esfuerza en deducir “porqué” su hija nonata había sido predestinada
como el próximo contenedor de Amonet.
Recuerda las palabras de Maggie, esa tarde, diciéndole que la criatura
«debía» llevar su sangre, por lo que el joven concluye que ella pertenece al linaje de
Lilith, Amonet, o como quiera que se llame. Por tanto, el enigma sobre su origen le
resulta aún más que perentorio develar.
Algo le indica a Richard que está a punto de conseguirlo. Es consciente de que