15-Ponsati-Murla-Oriol-San-Agustin
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pertenencia a uno u otro estado lo que une a los habitantes<br />
de la ciudad de Dios, sino una disposición amorosa interior,<br />
un mismo horizonte de sentido y de predilección. La asimetría<br />
entre las dos ciudades es obvia: quien vive de espaldas al<br />
amor de Dios puede vivir plenamente su ciudadanía terrestre,<br />
sin escisiones interiores ni exteriores. Por el contrario, el<br />
cristiano está obligado a hacer compatibles y coherentes dos<br />
realidades que se cruzan pero no coinciden. La teoría de las<br />
dos ciudades plantea, en último término, la pregunta sobre<br />
cómo ha de vivir el cristiano: debe tener la vista puesta en el<br />
fin último de la plena ciudadanía celestial, pero sin olvidar, a<br />
la vez, dar un sentido a su paso por esta vida terrestre, visto<br />
que la historia no parece que tenga que llegar de inmediato<br />
a su fin. El cristiano tendrá siempre, por lo tanto, un pie en<br />
una ciudad y otro en otra. No podrá eludir su ciudadanía<br />
terrenal, ni es bueno que viva dando la espalda al mundo,<br />
pero su presencia en la sociedad no ‘debe hacerle perder de<br />
vista su pertenencia espiritual a la ciudad de Dios.<br />
El autor no es nunca dueño del destino de sus libros. Una<br />
lectura demasiado literal de la división agustiniana en dos<br />
ciudades se convirtió en la base y el punto de partida para<br />
desarrollar una teoría del poder político que sería uno de los<br />
rasgos más característicos de la cristiandad, desde la Edad<br />
Media hasta inicios de la Edad Moderna: la coincidencia<br />
—o, por lo mínimo, buen entendimiento— entre el poder<br />
político y el religioso, con el objetivo de lograr acercar al<br />
máximo la sociedad terrenal a la ciudad de Dios. No se puede<br />
en absoluto afirmar que Agustín persiguiera esta confusión<br />
entre poder político y poder espiritual. Su esfuerzo para<br />
establecer la línea de demarcación que separa dos ciudades<br />
que, aunque deban coexistir, representan realidades completamente<br />
distintas, no permite pensar que su intención<br />
tuviese nada que ver con la instauración de una forma de