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teníamos mucho miedo de admitir.
3) De esas ruinas surge la oportunidad de hacer grandes progresos y mejoras.
¿Todo el mundo aprovecha esas oportunidades? Claro que no. El ego suele
causar el problema, pero luego nos impide la posibilidad de ser mejores.
¿Acaso la crisis financiera del 2008 no fue un momento en el que todo quedó
al descubierto para mucha gente? La falta de responsabilidad, la proliferación de
estilos de vida con un exceso de privilegios, la codicia, la deshonestidad,
tendencias que no podían continuar de ninguna manera. Para algunos, esto fue
un llamado de atención. Pero otros están exactamente en el mismo lugar solo
unos pocos años después. Para ellos, la próxima vez será peor.
Hemingway tuvo sus propios momentos de crisis cuando joven. La
comprensión que logró gracias a ellos está expresada de manera inmortal en su
libro Adiós a las armas. Ahí dice: “El mundo doblega a todas las personas y
luego muchos se vuelven fuertes en los lugares afectados. Pero aquellos a los
que no doblega, los mata”.
El mundo puede mostrarnos la verdad, pero nadie puede forzarnos a
aceptarla.
En los grupos de los doce pasos, casi todos estos tienen que ver con la
supresión del ego y de todos los privilegios, equipajes y restos que hemos
acumulado a lo largo de la vida, para que podamos ver lo que queda cuando todo
eso desaparece y lo único que permanece es el verdadero yo.
Siempre es muy tentador recurrir a esa vieja amiga: la negación (negarnos,
motivados por el ego, a creer que lo que no nos gusta sí puede ser verdad).
Los psicólogos suelen decir que, cuando está bajo amenaza, el egocentrismo
es una de las fuerzas más peligrosas de la tierra. El miembro de la pandilla cuyo
“honor” ha sido impugnado. El narcisista rechazado. El matón al que se le obliga
a avergonzarse. El impostor que queda expuesto. El plagiario o el embellecedor
cuya historia deja de tener éxito.
Estas son personas de las que nadie quiere estar cerca cuando están
arrinconadas. Y es un rincón al que nadie quisiera acercarse, porque podemos oír
cosas como estas: ¿cómo se atreven estos a hablarme así? ¿Quiénes creen que
son? Los haré pagar por esto.
Debido a que a veces no somos capaces de enfrentar lo que se ha dicho o
hecho, hacemos lo impensable para responder a lo que no podemos soportar:
intensificamos el conflicto. Este es el ego en su estado más puro y más tóxico.
Pensemos en el caso de Lance Armstrong. Él hizo trampa, pero muchas otras
personas también hicieron lo mismo. Las cosas se pusieron mal cuando la