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nos ayuda a responder fácilmente la disyuntiva entre ser o hacer. Si lo que a
usted le importa es usted, su reputación, ser incluido en los grupos importantes,
su buena calidad de vida, entonces el camino está claro: dígale a la gente lo que
quiere oír. Busque llamar la atención por encima del trabajo discreto, pero
importante. Acepte los ascensos y siga el camino que suele tomar la gente
talentosa de su campo de trabajo. Page sus deudas, llene todas las casillas,
cumpla su tiempo y deje las cosas esencialmente como están. Persiga su fama,
un buen salario, una buena posición, y disfrútelos a medida que vayan llegando.
“Un hombre es forjado por aquello en lo que trabaja”, dijo una vez Frederick
Douglass. Él lo sabía. Había sido esclavo y vio lo que la esclavitud les hizo a
todos los involucrados, entre ellos a los dueños de esclavos. Cuando se convirtió
en hombre libre, vio que las decisiones que la gente toma sobre su carrera y
sobre su vida tienen el mismo efecto. Lo que uno decide hacer con su tiempo y
lo que decide hacer para ganar dinero es lo que lo forja. El camino del
egocéntrico exige, como Boyd bien lo sabía, muchas concesiones.
Si su propósito es algo más grande que usted mismo, si usted quiere lograr
algo, probarse algo, entonces todo se vuelve de repente mucho más fácil y difícil
al mismo tiempo. Más fácil porque sabrá lo que tiene que hacer y lo que le
importa. Las otras opciones desaparecen, en la medida en que no son alternativas
reales. Solo son distracciones. Se trata de hacer algo, no de obtener
reconocimiento. El camino es más fácil en el sentido de que no tendrá que hacer
concesiones. Pero será más difícil porque cada oportunidad, no importa lo
gratificante o satisfactoria que sea, deberá ser evaluada de acuerdo con criterios
estrictos: ¿me ayuda esto a lograr lo que quiero lograr? ¿Me permite esto hacer
lo que necesito hacer? ¿Estoy siendo egoísta o no?
Cuando se elige este camino, lo importante no es lo que quiero ser en la vida
sino lo que quiero lograr en ella. Hay que dejar a un lado los intereses egoístas y
preguntarse: ¿qué es lo que quiero lograr? ¿Cuáles son los principios que dirigen
mis decisiones? ¿Quiero ser como todos los demás o quiero hacer algo distinto?
En otras palabras, es más difícil porque todo puede parecer una concesión.
Aunque nunca es demasiado tarde, cuanto más temprano se haga estas
preguntas, mejor será.
Es indudable que Boyd cambió y mejoró su campo de trabajo de una forma
en que casi no lo ha hecho ningún otro teórico de la guerra desde Sun Tzu o Von
Clausewitz. Fue conocido como “Gengis John” por la manera en que nunca dejó
que ningún obstáculo o ningún oponente le impidiera hacer lo que necesitaba
hacer. Pero sus decisiones tuvieron un costo. También se le conocía como el
“Coronel Gueto” por el mal estado de su ropa. Murió con un cajón lleno de
cheques sin cobrar que representaban miles de dólares, girados por contratistas