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compañía pequeña llamada ITT, que recibía un millón de dólares en utilidades en
1959, y la convirtió en una compañía que ganó 17 000 millones en 1977, el año
en que se retiró. Algunos afirman que Geneen era un ególatra; en todo caso,
hablaba llanamente sobre los efectos que tenía el ego en su campo de trabajo y
advertía a los ejecutivos contra esas trampas.
“La peor enfermedad que puede afectar a un ejecutivo en su trabajo no es,
como se supone popularmente, el alcoholismo. Es el egocentrismo”, dijo
Geneen. En la época del nacimiento de la publicidad y los Estados Unidos
corporativos, había un problema serio de alcoholismo, pero el ego tiene las
mismas raíces: inseguridad, temor, odio a la objetividad brutal. Geneen escribió
en sus memorias:
Ya sea a un nivel gerencial medio o alto, el egocentrismo personal desbocado ciega a un hombre a
las realidades que lo rodean; empieza a vivir cada vez más en un mundo creado por su propia
imaginación y, como sinceramente cree que no puede cometer errores, se convierte en una amenaza
para los hombres y mujeres que están bajo su dirección.
Aquí hemos conseguido algo. Después de que nos hemos dado el respectivo
crédito, el ego quiere que pensemos que somos especiales, mejores, y que las
reglas no nos aplican.
“El hombre es movido por impulsos— observaba Viktor Frankl—. Pero es
atraído por valores”. ¿Usted se guía por principios o deja que lo gobiernen? Si
carecemos de los valores apropiados, el éxito es breve. Si queremos hacer más
que cosas efímeras, si queremos permanecer, entonces es hora de entender cómo
se combate esta nueva forma de ego y qué valores y principios se necesitan para
vencerlo.
El éxito es embriagador: sin embargo, para mantenerlo necesitamos estar
sobrios. No podemos seguir aprendiendo si creemos que ya lo sabemos todo. No
podemos creernos los mitos que inventamos acerca de nosotros mismos, ni el
ruido y la cháchara del mundo exterior. Debemos entender que somos una
pequeña parte de un universo interconectado. Pero, por sobre todo esto, tenemos
que construir una organización y un sistema en torno a lo que hacemos, un
sistema acerca del trabajo, no acerca de nosotros.
El veredicto sobre Hughes es claro. El ego lo aniquiló. En cierto momento a
todos nos espera un juicio similar. A lo largo de su propia carrera, usted
enfrentará las decisiones que él enfrentó, que toda la gente enfrenta. Ya sea que
usted haya construido su imperio de la nada o que lo haya heredado, ya sea que
su riqueza sea financiera o solo un talento muy cultivado, la entropía busca
destruirla mientras lee esto.
¿Es usted capaz de manejar el éxito? ¿O será la peor cosa que le haya pasado