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CONVERTIRSE EN ESTUDIANTE
No permitamos que el fantasma de ningún hombre regrese aquí
y diga que lo decepcionó su entrenamiento.
—INSCRIPCIÓN EN LA ACADEMIA DE CAPACITACIÓN DEL
DEPARTAMENTO DE BOMBEROS DE NUEVA YORK
U
n día de abril de comienzos de los años ochenta, la pesadilla de un
guitarrista se convirtió en el sueño de otro, su trabajo soñado. Sin
advertencia alguna, los miembros de Metallica, la banda alternativa de rock
pesado, se reunieron antes de una sesión de grabación en una bodega decrépita
de Nueva York y le informaron al guitarrista Dave Mustaine que ya no haría
parte del grupo. Con pocas palabras, le entregaron un tiquete de autobús de
regreso a San Francisco.
Ese mismo día, un guitarrista joven promedio, Kirk Hammett, en sus
primeros veintes y miembro de una banda llamada Exodus, recibió una oferta
para ese mismo trabajo. Arrojado a una nueva vida, unos pocos días después se
presentó en su primer espectáculo con la banda.
Uno podría pensar que este fue el momento que Hammett llevaba esperando
toda su vida. Y es cierto. Aunque solo era conocida en pequeños círculos en
aquel entonces, Metallica era una banda que parecía destinada a alcanzar el
éxito. Su música ya había comenzado a correr los límites del género del metal y
sus seguidores ya habían comenzado a reverenciarla. En pocos años, Metallica
se convertiría en una de las bandas más importantes del mundo y con el tiempo
llegaría a vender más de cien millones de álbumes.
Fue por esa época que Kirk llegó a lo que debió haber sido una revelación
muy aleccionadora: que a pesar de los años que llevaba tocando y de haber sido
invitado a tocar con Metallica, no era tan bueno como quisiera ser. En su casa en
San Francisco, buscó un profesor de guitarra. En otras palabras, a pesar de unirse
al grupo de sus sueños y convertirse literalmente en un profesional, Kirk insistió
en que necesitaba más instrucción; que todavía era estudiante. El profesor que
buscó tenía la reputación de ser un maestro de maestros y trabajar con prodigios
musicales como Steve Vai.
Joe Satriani, el hombre que Hammett eligió como instructor, llegaría a ser
conocido como uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos y a vender
más de diez millones de discos de su música singular y admirable. Con su estilo