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organización. Ciertamente es más glamoroso buscar nuestra propia gloria,

aunque no sea tan eficaz. Las reverencias son el camino hacia delante.

Ese es el otro efecto de esta actitud: absorbe al ego en un momento crítico de

su carrera profesional y le permite asimilar todo lo que pueda sin las

obstrucciones que bloquean la visión de los demás y el progreso.

Nadie está proclamando el servilismo. En lugar de eso se trata de ver lo que

sale de adentro y buscar oportunidades para alguien distinto de usted mismo.

Recuerde que el anteambulo despeja el camino: encuentra la dirección que

alguien ya buscó seguir y lo ayuda a empacar, liberándolo para que se pueda

concentrar en sus fortalezas. De hecho, hace mejor las cosas, en lugar de pensar

que es usted el mejor.

Mucha gente sabe de las famosas cartas con pseudónimo que escribió

Benjamin Franklin, y que firmó con nombres como Silence Dogood. Qué joven

prodigio, piensa la gente, pero pasan por alto la parte más impresionante:

Franklin escribió esas cartas y las envió para publicación deslizándolas bajo la

puerta del impresor, sin recibir ningún crédito por ellas durante muchos años. De

hecho, fue su hermano, el dueño del periódico, quien sacó provecho de su

inmensa popularidad y frecuentemente publicó las cartas en la primera página.

Sin embargo, Franklin estaba haciendo una apuesta a largo plazo: estaba

aprendiendo a conocer el funcionamiento de la opinión pública, generando

conciencia sobre las cosas en las que creía, afinando su estilo, su tono y su

ingenio. Esta fue una estrategia que él usó muchas veces en su carrera (una vez,

incluso, publicó un texto en un periódico de la competencia con el fin de socavar

la influencia de un tercer competidor) porque veía el beneficio constante que

producía tratar de hacer que los demás quedaran bien y dejarlos recibir el crédito

por sus ideas.

Bill Belichick, el entrenador principal del equipo cuatro veces ganador del

Super Bowl, los New England Patriots, hizo su carrera hasta las principales

posiciones de la NFL especializándose en hacer la parte del trabajo que los

entrenadores solían odiar en esa época: analizar las películas. Su primer trabajo

en un equipo de fútbol profesional, los Baltimore Colts, fue algo que se ofreció a

hacer sin paga, y sus opiniones y análisis, los cuales proporcionaron estrategias

claves para el juego, fueron atribuidos exclusivamente a otros entrenadores más

veteranos. Belichick tuvo éxito en lo que se consideraba un trabajo poco

calificado, pidió hacerlo y se esforzó por volverse el mejor precisamente en algo

que los otros consideraban demasiado simple para ellos. “Él era como una

esponja, lo absorbía todo, escuchaba todo”, dijo un entrenador. “Tú le dabas una

tarea y desaparecía en un salón y no volvías a verlo hasta que estaba terminada,

y luego quería hacer más”, decía otro. Como pueden adivinar, Belichick

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