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Así que, de manera inconsciente, aceleramos el ritmo para alcanzar a los
demás. Pero, ¿qué tal que cada persona esté corriendo por distintas razones?
¿Qué tal que haya más de una carrera al mismo tiempo?
Eso es lo que Sherman decía sobre Grant. Hay una cierta ironía —que
recuerda el relato El regalo de los Reyes Magos, de O. Henry— en la torpeza
con que perseguimos lo que no será verdaderamente placentero. Al final, eso no
perdurará. ¡Si todos pudiéramos parar un segundo!
Es importante aclarar que la competitividad es una fuerza importante en la
vida. Es lo que impulsa el mercado y está detrás de algunos de los logros más
impresionantes de la humanidad. A nivel individual, sin embargo, es
absolutamente esencial que usted sepa con quién está compitiendo y por qué,
que tenga una noción clara del espacio en que se encuentra.
Solo usted sabe en qué carrera está participando, a menos de que su ego haya
decidido que la única manera de tener valor es ser mejor que, o tener más que, o
tener más que todo el mundo en todas partes. Más que eso, cada uno de nosotros
tiene un potencial y un propósito único, lo cual significa que somos los únicos
que podemos evaluar y definir los términos de nuestra vida. Con mucha
frecuencia, vemos a los demás y pensamos que el único estándar que debemos
alcanzar en la vida es su aprobación, y por eso desperdiciamos nuestro potencial
y nuestro propósito.
Según el filósofo Séneca, la palabra griega euthymia es una noción en la que
deberíamos pensar a menudo: el sentido de nuestro propio camino y cómo
permanecer en él sin dejarnos distraer por todos los otros caminos que lo cruzan.
En otras palabras, no se trata de vencer a otra persona. No se trata de tener más
que los demás. Se trata de ser lo que somos y ser tan buenos en eso como sea
posible, sin sucumbir a todas las cosas que nos alejan de nuestro objetivo. Se
trata de dirigirnos hacia donde nos propusimos llegar. Se trata de lograr todo
cuanto podamos en el campo que hemos elegido. Eso es. Nada más ni nada
menos. (Por cierto, euthymia significa “tranquilidad” en español.)
Es hora de sentarnos a pensar qué es lo verdaderamente importante para
nosotros y luego tomar las medidas para abandonar lo demás. De otra manera el
éxito no será placentero, ni tan completo como podría ser. O, peor aún, no
durará.
Esto es especialmente cierto en lo que se refiere al dinero: si usted no sabe
cuánto necesita, el valor por defecto se vuelve fácilmente más. Y así, sin
pensarlo, una buena parte de la energía se desvía hacia llenar la cuenta bancaria,
alejándose de la vocación de la persona. Cuando “se combinan la inseguridad
con la ambición —dijo una vez el periodista caído en desgracia Jonah Lehrer, a
propósito de su caída—, uno se vuelve incapaz de decirle no a las cosas”.