Pasaia III - Pasaiako udala
Pasaia III - Pasaiako udala
Pasaia III - Pasaiako udala
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
48 I<br />
Y comenzó su labor. No puso púlpito en la calle ni espantó a los<br />
pajarillos con una pedrea de reconvenciones y sermones. No.<br />
Puso cátedra para enseñarles a cantar. El niño, como el pájaro,<br />
canta naturalmente. Y, por ley de naturaleza, esta bandada de<br />
pajarillos esquivos se domesticó con el canto y se acercó al ungido<br />
del Señor… Y comenzó el canto… y sus gorjeos se derramaron<br />
por el pueblo entenebrecido del humo de los vapores y trenes.<br />
Como una nube clara se ha posado sobre Pasajes Ancho esta<br />
nidada alegre de ruiseñores. Todos los días, cuando las labores<br />
escolares han dado fin, los cantorcillos acuden a la sacristía parroquial.<br />
Se agrupan junto a un armonium, y allí el celoso coadjutor<br />
va recibiendo uno por uno a estos desheredados de la fortuna. Pan<br />
de música, de solfeo, le piden con ansia estos pequeñuelos: esta<br />
vez, afortunadamente, hay quien se lo reparta.<br />
Durante cuatro o cinco horas diarias se solfea y se ensaya en<br />
aquella sacristía, al amor de un armonium tan pobre como ella.<br />
Gozosos pasan las hojas de un método los dedos de estos niños<br />
pobres. Y en sus ratos de ocio no falta quien, celoso, procura<br />
aprender nuevas lecciones para presentarse el día siguiente ante<br />
su maestro y pasar el examen convenientemente. Hay quien sentado<br />
en la escalera, a las ocho de la mañana, aguarda la vuelta de<br />
su instructor, después de haber celebrado éste la misa. Alegría<br />
infantil de adelantar una lección… El maestro llega; y, como<br />
siempre, las cosas ceden por su parte débil. El infantillo da su lección<br />
y vuelve gozoso a su casa.<br />
Y así, amontonando paciencia y varias horas de solfeo y ensayo<br />
diarios durante ocho o diez años, este celoso sacerdote, enamorado<br />
de lo Bello y de lo Bueno, ha formado una Cantoría, que es gozoso<br />
escuchar. La música religiosa, según la mente de la Iglesia, y la<br />
canción popular son familiares a estos niños de la Schola… Pero<br />
no es esto lo más importante, con serlo mucho. Lo interesante es la<br />
transformación social, espiritual, verificada en las almas de estos<br />
pequeñuelos nacidos en un pueblo, citado hace pocos años todavía<br />
como el centro del socialismo militante anticlerical y el único sitio<br />
en que se veían matrimonios y entierros civiles.<br />
Pasan de cien las familias que tienen alguno de sus hijos en esta<br />
schola parroquial. Para formar parte de ella no se exige ni la asistencia<br />
a la misa ni el cumplimiento pascual. Es el único modo de<br />
que familias hostiles a la religión permitan a sus hijos acercarse a<br />
una sotana sacerdotal. El milagro de la transformación de esas<br />
almas lo hacen los buenos consejos, las advertencias amistosas, y<br />
sobre todo el ejemplo vivo, el sacrificio cotidiano, desinteresado,<br />
que ven en el sacerdote de Cristo… No se les exige la asistencia a<br />
la misa mayor y vísperas, pero los cantorcillos pasaitarras no faltan<br />
a su parroquia todos los domingos y fiestas. Cuando se les<br />
invita a peregrinaciones, como la diocesana de Lourdes, no se<br />
pone por condición la confesión y comunión; pero estos infantiles<br />
de coro, que han aprendido a cantar a la sombra de la iglesia<br />
parroquial, no volverán de su visita a la Virgen de Massabielle sin<br />
haber depositado a sus pies la ofrenda de su voz purificada por el<br />
Pan de los Angeles…Y tras los niños, vuelven también al redil del<br />
Buen Pastor los padres… algunos, por lo menos.<br />
...<br />
Obra social, por excelencia, ésta de Pasajes Ancho. Callada,<br />
fecunda, dulce, amorosa, doblemente simpática por tratarse de<br />
niños, y niños pobres. Aca<strong>udala</strong>dos donostiarras: cuando al<br />
levantaros abrís las ventanas de vuestros cuartos, tal vez dirigís<br />
una mirada inquieta hacia Pasajes que, ribeteado de negro, veis<br />
venir sobre vosotros en avalancha arrolladora. ¿Queréis detenerla?<br />
Favoreced esta obra apostólica, social, artística. Los cantorcillos<br />
de hoy serán hombres mañana… Unas pocas pesetas vuestras,<br />
de las que tal vez tiráis tontamente, dadas hoy, a tiempo,<br />
transformarán las almas de estos niños… Porque, sabedlo: esta<br />
obra ha dado ya pruebas de su eficacia. ¿Cómo no había de tenerla,<br />
y muy honda, si está basada únicamente en el sacrificio, en el<br />
amor, que fueron las características de la Pasión de Cristo?<br />
Hoy, que el problema social pide soluciones inmediatas, se os<br />
presenta una, cuyos resultados vosotros mismos habéis de palpar.<br />
Cada niño que en Pasajes Ancho aprende a cantar es una boca que<br />
no sabrá maldecir. En vuestro interés está el que a vuestro derredor<br />
haya una bandada numerosa de ruiseñores que, además de<br />
alabar a Dios, aprendan, junto a un sacerdote, a no odiaros, a vosotros,<br />
ricos e industriales, más favorecidos que ellos.<br />
Dad a estos simpáticos cantores vuestro dinero, vuestro apoyo.<br />
Se lo dais a Dios. Y Dios no deja sin recompensa lo que por El se<br />
hace.<br />
“Aita Donostia”<br />
CANTORES PEREGRINOS<br />
(El Día, 23 / 24 de agosto de 1932)<br />
... Este año de gracia de 1932, las calles grises y limpias compostelanas<br />
han visto desfilar ágiles y sonrientes a unos euskaldunes<br />
con zamarras azules ribeteadas de rojo, pantalones blancos y boinas<br />
encarnadas. Llegaron a Santiago para ofrendar al gran<br />
Apóstol el tributo de su arte, de su fe, de su catolicismo.<br />
...<br />
Nos alojamos en un inmenso Monasterio de Benedictinos, San<br />
Antonio Binario o del Pilar, hoy Seminario Conciliar… A dos<br />
pasos está la Catedral con su Apóstol.<br />
...<br />
Comencemos por decir que, en los pocos años que cuenta de<br />
existencia, la Schola Cantorum de Pasajes Ancho se ha colocado<br />
en primera fila entre las entidades similares. No somos partidarios<br />
de las afirmaciones rotundas ni de las comparaciones siempre<br />
odiosas; pero no hay exageración en lo que acabamos de estampar.<br />
Compuesta exclusivamente de hombres y niños, es de un equilibrio<br />
casi perfecto en punto a sonoridad. Su emisión es agradabilísima.<br />
Adiestrados los niños por un ejercicio constante, ignoran<br />
qué cosa sea gritar. Suena este instrumento de 70 voces con una<br />
pastosidad, con una cantidad de sonido, verdaderamente notables<br />
por su calidad. Es imborrable el recuerdo que nos han dejado en<br />
el alma aquellos motetes de Rachmaninoff o de Perosi, cantados<br />
durante la procesión del Santo Apóstol.