Pasaia III - Pasaiako udala
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El Diario Vasco (17 de octubre de 1936).<br />
… Lo más importante de la captura del “Galerna”, dejando de lado lo<br />
que pueda haber de esclarecedor en las ciento cincuenta sacas de<br />
correspondencia y en la documentación, etc., es sin duda la pesca de<br />
peces y pececillos marxistas y separatistas. …<br />
Y queda entre la redada de menor cuantía, este pez gordo que es<br />
“Aitzol”, el tristemente célebre curita “Aitzol”, energúmeno líder del<br />
nacionalismo separatista, aventajado traductor al vascuence de las<br />
barbaridades legisladas desde Madrid y los jurados mixtos; que deshonraba<br />
sus hábitos sacerdotales. Mal español, mal vasco y peor<br />
ministro de Dios. En “El Diario Vasco” lo conocíamos en toda su<br />
dimensión de hispanófobo furibundo.<br />
El 15 de este mismo mes del año pasado, nos vimos obligados a<br />
salirle al paso, porque en un diario local –campeón de la inconsecuencia<br />
ideológica y del camaleonismo político-, se escribía la<br />
siguiente frase que ha de sonar a blasfemia para todo buen católico<br />
español: “La reina Isabel, la que lleva bien impropiamente en<br />
la historia el sobrenombre de católica” y terminábamos nuestro<br />
indignado comentario al asquerosos artículo de Aitzol, pidiendo<br />
al entonces ministro de la guerra, señor Gil Robles, una ley de<br />
defensa de España, que ampare el honor y la integridad de la patria<br />
contra los ultrajes, los ataques y las maquinaciones de los separatistas<br />
e hispanófobos que, de acuerdo con las demás fuerzas infames<br />
de la antipatria, laboran sin descanso por la ruina y la destrucción<br />
del país.<br />
De esa calaña es el pez gordo cogido en el “Galerna”.<br />
La Voz de España (20 de octubre de 1936), página 7<br />
EL DOMINGO EN PASAJES<br />
Una misa emocionante a bordo del buque capturado a<br />
los marxistas<br />
El domingo por la mañana fue en Pasajes día de gran fiesta. Muchos<br />
vecinos de Pasajes de San Pedro y de Pasajes de San Juan acudieron<br />
a media mañana a Pasajes Ancho, viéndose cruzar la bahía multitud<br />
de embarcaciones pequeñas, trasladando a gente de los dos Pasajes, a<br />
los muelles de Ancho, donde se halla amarrado el barco pirata que fue<br />
apresado días pasados en alta mar, por los “bous” armados por nuestras<br />
tropas.<br />
Se trataba sencillamente de celebrar una fiesta religiosa, en acción<br />
de gracias al Todopoderoso por la protección que dispensa a los<br />
Ejércitos que por mar y tierra luchan en defensa de la Religión y de la<br />
Patria.<br />
Los barcos surtos en la hermosa bahía de Pasajes se hallaban<br />
empavesados y en todos se veían ondeando al viento los telégrafos de<br />
banderas y en las proas la bandera roja y gualda, cada día más hermosa<br />
y más querida por los buenos españoles.<br />
El aspecto de la bahía era sencillamente encantador, y el público<br />
que llenaba los muelles revelaba su satisfacción íntima, dando vivas<br />
a España y al Ejército libertador.<br />
Se trataba de una fiesta de carácter patriótico y el pueblo respondió<br />
entusiasta y vibrante de emoción.<br />
Sobre cubierta del barco bizarramente apresado por nuestras fuerzas,<br />
se levantó un sencillo altar, engalanado con flores y guirnaldas de<br />
ramajes y en él se dijo una misa ofreciendo el santo sacrificio al Dios<br />
de los Ejércitos que nos conduce a la victoria y ha de llevarnos al<br />
triunfo final apetecido.<br />
El público, en el que había representaciones de la fuerza armada, y<br />
en lugar preferente las autoridades del puerto, oyeron la misma reverentemente,<br />
siendo muy emocionante el sublime momento de la elevación.<br />
Al terminar la misa, el público prorrumpió en vivas y aclamaciones<br />
entusiastas a España y Navarra, al Ejército y a sus principales<br />
jefes y directores.<br />
Las tropas fueron muy aplaudidas y aclamadas, terminando la fiesta<br />
en medio del mayor entusiasmo y fervor patriótico.<br />
El pueblo de Pasajes y sus autoridades civiles y militares dieron<br />
una vez más pruebas de su amor a España y al Ejército y a la vez<br />
demostraron ostensiblemente su encendrada religiosidad.<br />
La fiesta de ayer dejó en los pechos de los asistentes a ella un grato<br />
recuerdo, que no se olvidará fácilmente.<br />
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