cuentos de barro - DSpace Universidad Don Bosco

y amenazador. En un descruce,
relampaguearon los ojos de brasa de
un chucho, que se aculaba aterrorizado.
Como diablos negros iban bailando
los troncos, detrás del cerco. Por fin
llegaron a las tapias del pantión. Otro
farol esperaba en la puerta.
—¿Qué jue que les cogió la noche,
hombré?
—Cabsa la Tana... 179
—¡A la gran babosa! Ya mero nos
íbamos: hemos óido ruidos en los
mucsoleyos.
—¿Eeee?...
Entraron. A la luz ladrante de los faroles,
las tumbas tendían sábanas repentinas,
algunas de ellas desgarradas o sucias.
Bajo el pino grande, estaba el hoyo de
ño Justo. Lo jueron bajando con lazos.
El cajón crujía, lastimero. Los faroles,
bajeros, alumbraban un mundo de
pies curiosos, al borde del hoyo. Topó.
Sacaron los lazos a choyones. Después,
la pala implacable empezó a tirar tierra.
Cáiba la tierra negra, con sordo aporreo.
La pala chasqueaba la lengua, al coger;
y el hoyo oblongo eructaba al recibir.
Los pies se habían ido saliendo de la
luz, como cusucos asustados.
179. Por culpa de Tana. “cabsa” es “causa”.
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in purgatory. Out of the middle of the
light, once in a while a pallbearer would
kick a rock causing it to jump ahead
of the people with its muzzle open,
threatening. At a crossing, the emberlike
eyes of a terrified dog flashed like
lightning. The tree trunks behind the
fence were dancing like black devils.
The procession finally arrived at the
mud-wall of the cemetery. Another
lantern awaited at the gate.
“Why are you so late?”
“It’s Tana’s fault…”
“Holy shit! We were about to leave
because we heard noises in the
mausoleums.”
“What? Were you scared?”
The procession entered the cemetery.
The barking light of the lanterns
bathed the tombs making them look
like blankets, some of them torn and
dirty.
The recently dug grave of Señor
Justo was under the big pine tree.
They lowered his casket down with
ropes. The coffin creaked, pitifully. The
lowered lanterns lit the world of the
feet of the curious bordering the hole.
It bottomed. They pulled back the ropes
yanking them from around the coffin.
Then, the implacable shovel filled the
grave with dirt. The black soil fell with
a muted thud. The shovel clicked its