cuentos de barro - DSpace Universidad Don Bosco

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HaSTa el cacHo Los nubarrones ensuciaban las tres de la tarde, como dedazos de lápiz. A lo lejos, en las aradas que iban bajando de los cerros pelones, se miraban las tierras como pintadas con yeso. En aquel paisaje, dibujado sobre pizarra de escuela, la montaña era como una resquebradura. Venía lloviendo por todos lados. El viento balanceaba su regadera sobre aquellos plantíos de tristeza. El polvo, despertado bruscamente, se desperezaba y se echaba a volar, como un fantasma. En la lejana azulidad de la costa, la tormenta iba empujando sus cortinas. Pedrón y su hijo, dejando el arado y la yunta a merced de la lluvia, alcanzaron a llegar bajo un amate. Las primeras gotas palmeaban la tierra, precipitadamente y a tientas, como un ciego que ha perdido algo en el suelo. El terrón desflorado sonaba como un cuero, y olía como flor de tierra. Las hojas se enmantecaron de yá, agobiadas con el raudal cristalino. Los truenos pasaban, rodando como piedrencas en la barranca de la quebrada. De cuando en cuando el rayo encendía, de un fosforazo, su puro escandaloso. —¡Qué aguacero, hijó!... —¡Mire... tata, cómo sihacen los cocos... allá!... 180. Fig tree. 94 all THe WaY The storm clouds stained the early afternoon sky like finger smudges of lead from a pencil. In the distance, the plowed fields came down from the bald hills and looked like colored with chalk. The mountain in that landscape was like a line drawn on a school chalkboard. It had been raining everywhere. The wind balanced its watering can over those plantations of sadness. The dust, abruptly awakened, was stretching and getting ready to flutter like a ghost. In the far away blue of the coast the storm was billowing its curtains. Abandoning the plow and the yoke to the mercy of the rain, Big Pete and his son were able to reach an amate 180 tree. The first drops slapped the ground, hurriedly, like a blind man that has lost something and reaches down to retrieve it. Pummeled by the rain, a mound of soil sounded like the swat on a cow’s hide, and smelled like an earthy flower. The leaves got soaked quickly, overwhelmed by the crystal-like torrent. The thunder passed overhead rolling like big rocks down the ravine to the stream. Burst of lightning lit up its scandalous cigar like the flame of a match. “What a downpour, my son!” “Look at the coconut trees over there!”
Pedrón se pegó más al tronco del amate, con su brazo amplio protegía al cipote; una que otra gota, llena de colores, venía meciéndose de hoja en hoja, hasta caer en el aro viejo del sombrero. Las ramas, bajeras y anchas, dibujábanse en seco, sobre el terreno. Había en aquel refugio una suavidad hogareña. —Cuando vos naciste taba lloviendo tieso... —¿Eeee?... —Meramente como hoy... Tu nana tenía friyo; jue como a las diez de la noche. —¡Pobrecita mi nana!... —Sí pué, pobrecita... Había ido decayendo la lluvia; aflojando, languideciendo, agonizando. Una brisa de tarde dorada sacudía el agua de los matorrales. A lo lejos, los eucaliptos negros y secos se adentraban en el cielo gris, como rayos negativos. Como espuma lambía la neblina las lomas olvidadas. Rojos de barro, iban los regueritos buscando su salida por los surcos. Los bueyes, pintados allí por la frescura, rumiaban recordando... Al haz de la piedra de la tormenta, nacía el crepúsculo, como una florcita. Un sol mieludo untaba los cerros, que se agachaban desnudos y en grupo. 95 Big Pete glued his body to the trunk of the amate tree; with his ample arm he protected his son. Every other colorful drop swung from leaf to leaf until it reached the old brim of his sombrero. The branches, low and wide, were outlined in dry paint over the land. A homy softness was felt in this refuge. “When you was born it was rainin’ like this.” “What do you mean?” “Yep, just like today. Your ma was so cold. It musta been about ten at night.” “Poor ma!” “Yeah, poor thing...” The rain was decaying, slackening, languishing, agonizing. An afternoon golden breeze shook the water from the thickets. Farther away, dark and dry eucalyptus reached deep into the gray sky, like negative rays. The foam-like fog licked the forgotten hills. Looking for their exit through the furrows little trickles of water traveled red with clay. The oxen, as if painted into the fresh scenery ruminated lost in thought… Upon the stony face of the storm the twighlight was born like the blossoming of a small flower. The sun, like a beehive dripping with honey, bathed the naked hills that tried to dodge its light.
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Tales of Clay (Cuentos de Barro) A
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La literatura no es inocente; la tr
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TraNquera Como el alfarero de Iloba
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