Claves - UGT Andalucía
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106<br />
reflexiones socio<br />
laborales de la<br />
<strong>UGT</strong> <strong>Andalucía</strong><br />
En la articulación civil es evidente que los<br />
sindicatos y movimientos alternativos en<br />
general han de jugar un papel decisivo pero<br />
estas instituciones no podrán hacer nada<br />
si no despiertan la ilusión del ciudadano y si<br />
éstos no asumen que son eso, ciudadanos, no<br />
súbditos pasivos, y que poseen una enorme<br />
responsabilidad social en favor de ellos mismos<br />
y de las generaciones venideras<br />
<strong>Andalucía</strong> no es precisamente un modelo<br />
de ciudadanía activa desde el punto de vista<br />
“intelectual” aunque es cierto que reacciona<br />
puntualmente cuando es sometida a agravios<br />
comparativos (como en 1977 o en 1980)<br />
Pero las cifras indican que está por debajo de<br />
la media del umbral cultural de la Unesco en<br />
cuanto a lectura de prensa (aproximadamente<br />
100 diarios por cada 1 000 habitantes) En<br />
<strong>Andalucía</strong>, las provincias más lectoras son<br />
Cádiz y Málaga y están en torno a los 70 por<br />
1 000, cuando en el norte de España es de<br />
unos 220 por 1 000 y en Japón de 500 por<br />
1 000 Dando por sentado que la prensa,<br />
en general, ha caído mucho en credibilidad,<br />
aún se considera al receptor de prensa de<br />
referencia como de primera y al de informativos<br />
audiovisuales como otro segmento que prefiere<br />
una información y formación mucho más ligera<br />
Como mucho, un 2 por ciento de los andaluces<br />
acude a una biblioteca pública En <strong>Andalucía</strong>, en<br />
2010, el 54,5 por ciento de la población tenía<br />
acceso a Internet frente a la media nacional<br />
del 59,1 por ciento El andaluz pasa ante el<br />
televisor aproximadamente 240 minutos al día,<br />
una de las tasas más altas de España<br />
Si tenemos en cuenta, además, que la<br />
mayor parte de los usuarios de Internet (en<br />
<strong>Andalucía</strong> y en todas partes) no utiliza la Red<br />
precisamente para ampliar conocimientos sino<br />
como herramienta de comunicación superficial<br />
y si también aceptamos que la televisión<br />
comercial tampoco es un vehículo educativo<br />
ni formativo sino de evasión negativa (salvo<br />
la línea de TVE, sometida a una progresiva<br />
asfixia presupuestaria) el resultado es que la<br />
articulación cívica para afrontar el reto de una<br />
cultura mediatizada queda lejos<br />
Como el dinero llama al dinero, y como los<br />
responsables políticos desean asegurarse<br />
lo más posible el apoyo mediático -dentro de<br />
esa ideología de mercado de una sola cabeza<br />
dividida en dos mitades bipartidistas-, España y<br />
<strong>Andalucía</strong> sufren un colosal oligopolio mediático,<br />
antes en lo analógico, ahora en lo digital<br />
Los mismos grandes grupos se reparten las<br />
frecuencias que les concede el Estado en una<br />
dinámica de “café para todos” Frente a esto,<br />
ni las organizaciones sindicales ni los partidos<br />
políticos “alternativos” están levantando nada<br />
significativo, al contrario de lo que se está<br />
haciendo poco a poco en Brasil y Venezuela,<br />
por ejemplo<br />
La comunicación, en articulación con la cultura,<br />
son excelentes factores de desarrollo en<br />
<strong>Andalucía</strong> y en todas partes Pero, primero,<br />
hay que hacer un diagnóstico estructural<br />
de la situación, por ahí empieza la llamada<br />
comunicación para el desarrollo, no por<br />
cuestionar lo que aún está respaldado por la<br />
evidencia, como la definición de Taylor con la<br />
que comenzábamos este texto, o por enredarse<br />
con debates teóricos inútiles como el que existe<br />
en España y en zonas de América Latina, donde<br />
los especialistas tratan de dirimir diferencias<br />
sobre los conceptos de servicio público y<br />
servicio de interés público<br />
El diagnóstico inicial de <strong>Andalucía</strong> no invita<br />
precisamente al optimismo en lo que se refiere<br />
a una potencial población preparada para<br />
impulsar un cambio mediante la articulación<br />
de sus elementos humanos Parece increíble<br />
que un gobierno que se llame a sí mismo<br />
progresista y que gobierna en la región desde<br />
1982, no haya sido capaz de movilizar a los<br />
andaluces, impulsando muchísimo más unos<br />
valores culturales transgresores con una<br />
situación que, desde hace tiempo pero ahora,<br />
en especial, más que nunca, está dañando<br />
gravísimamente la progresión cognitiva de<br />
sus ciudadanos El hecho lleva a hacerse no<br />
pocas interrogantes sobre la índole real de los<br />
gobernantes de <strong>Andalucía</strong>