Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

More documents

Recommendations

Info

Se rascó despreocupadamente el vientre a través de un agujero de su cuttona. —Todos le llaman así — contestó, mas sus infantiles ojos brillaron con astucia. Se sacudió los pelos que le caían sobre la oreja y agregó —: Pero otros dicen que hace unos milagros muy grandes. Nos paramos ante una choza. La vieja y pesada puerta estaba cerrada con un travesaño que parecía de confección casera. Levanté el pestillo. Del interior salió una bocanada de aire frío; seguramente hacía tiempo que nadie había dejado penetrar allí ni un solo rayo de sol. Se ofreció a mi vista un mísero interior, como el de una modestísima choza de algún campesino galileo: había sólo unos pocos objetos: un molinillo, una prensa de mano y una mesa de carpintero arrimada a la pared. El suelo, de tierra apisonada, estaba cuidadosamente barrido y los utensilios de carpintería colgaban de la pared, en orden, tal como deben quedar durante el sábado. Por los rincones vi lo que debían ser las partes de una mesa sin terminar. Al lado de la puerta había dos tinajas de barro llenas de agua. Mi mirada saltaba de un detalle a otro, deseosa de descubrir algo nuevo acerca de las personas que habían vivido allí. Sobre la mesa no había ni una viruta. Encima de la madera, oscurecida por el tiempo (seguramente había pasado del abuelo al nieto), blanqueaba una cruz de madera recién tallada. ¡De nuevo la cruz! Probablemente piensa en ella sin cesar. ¡Qué rara predilección por este instrumento de tortura tan infame! Por lo demás, no vi nada interesante. Salí. Pregunté al pequeño: —¿Su madre ya no vive aquí? —No — contestó . Dicen que vive en Betsaida. «Quiere estar más cerca del hijo», pensé. Se comprende. Además, ¿por qué debería quedarse aquí, donde por odio hacia él serian capaces de negarle hasta un vaso de agua? Se me ocurrió pensar que era una lástima no haberla encontrado. Pero no sentía deseos de volver al lago. Saqué un siclo y se lo di al muchacho. Lo cogió ávidamente con sus sucios dedos. Di la vuelta y comencé a bajar. De pronto experimenté tal indignación contra aquella gente que, en lugar de ir a la sinagoga como había prometido, me puse en camino sin demora. ¿De modo que es realmente del linaje de David? Y no ha nacido en Nazaret, sino en Belén. Debería también ir allá para convencerme de ello, verlo... 126
En Belén. ¿No te recuerda esto la profecía del rabí Miqueas? «Belén, la más pequeña de las ciudades, de ti saldrá el rey de Israel, nacido de la eternidad...» ¡Tiene suerte con las profecías! Imagínate: aquel médico de Antioquía me contó que los griegos también esperan la llegada de algo o de alguien... Vivimos en una época muy interesante... Pero para mí nada existe fuera de la enfermedad de Rut... 127
Page 2 and 3:
CARTAS DE NICODEMO Jan Dobraczynski
Page 4 and 5:
ÍNDICE GLOSARIO...................
Page 6 and 7:
...Señor — dije —, en la rama
Page 8 and 9:
Fariseo: Miembro de la secta que co
Page 10 and 11:
Siclo: Única moneda nacional de lo
Page 12 and 13:
la enfermedad devora el cuerpo del
Page 14 and 15:
¿Parece muy verosímil todo esto?
Page 16 and 17:
enfermedad en su propia casa, es ca
Page 18 and 19:
poder y de la gloria del Eterno. Vo
Page 20 and 21:
por fin, ha abandonado su soledad y
Page 22 and 23:
sobre el agua, color verde pardusco
Page 24 and 25:
si es capaz de hacerlo... —Se ri
Page 26 and 27:
Miré, intrigado, los ojos azulgris
Page 28 and 29:
—¿Tienes dos abrigos? Cede uno d
Page 30 and 31:
colinas de Judea. Donde me encontra
Page 32 and 33:
lentamente hacia Juan y éste avanz
Page 34 and 35:
todo ello hay algo de profeta; este
Page 36 and 37:
unas manos bien irresponsables. A m
Page 38 and 39:
que avanzas, te va mostrando el cam
Page 40 and 41:
Por la noche salí de casa envuelto
Page 42 and 43:
no le convertiría en un tirano. Me
Page 44 and 45:
descendido de los cielos conoce el
Page 46 and 47:
nacer otra vez... ¡Esto es todo!
Page 48 and 49:
en seguir su misma suerte. El ejemp
Page 50 and 51:
Hizo luego otro milagro. Fue en Aca
Page 52 and 53:
de Nazaret ha encontrado algo por e
Page 54 and 55:
cumplido esta Escritura ante vuestr
Page 56 and 57:
sus insolentes palabras. Centenares
Page 58 and 59:
Querido Justo: CARTA V Te estoy esc
Page 60 and 61:
pobres que yacen por allí sólo ag
Page 62 and 63:
para que os maravilléis... Igual q
Page 64 and 65:
e intenté averiguar en qué consis
Page 66 and 67:
Cuando se dispone a proseguir la ma
Page 68 and 69:
pero no cambia nada de su mutua rel
Page 70 and 71:
amhaares que lo rodean? Pero aquell
Page 72 and 73:
El último es aquel tendero de Kari
Page 74 and 75:
Querido Justo: CARTA VI Me pides qu
Page 76 and 77: —La bendición del Altísimo para
Page 78 and 79: una amenaza o una promesa. A mí si
Page 80 and 81: vuestros enemigos y orad por los qu
Page 82 and 83: como si alborotaran para insultarle
Page 84 and 85: todo, de saber mayor la bondad del
Page 86 and 87: Mientras tanto el soldado se había
Page 88 and 89: Querido Justo: CARTA VII Confieso q
Page 90 and 91: grande compararse a sí mismo con e
Page 92 and 93: las abluciones y se han convertido
Page 94 and 95: Ya antes noté que Simón, Andrés
Page 96 and 97: cielo, ni las estrellas, ni los án
Page 98 and 99: movió y pareció que se agigantaba
Page 100 and 101: sollozo y una carcajada. Dio con la
Page 102 and 103: expresión humana. Entretanto Jesú
Page 104 and 105: Querido Justo: CARTA VIII De un mod
Page 106 and 107: en medio del desierto. —Con estos
Page 108 and 109: trigo ya está maduro y la hoz os e
Page 110 and 111: En la mirada que me dirigió leí u
Page 112 and 113: más que nunca el amor de otra pers
Page 114 and 115: Querido Justo: CARTA IX No sé cóm
Page 116 and 117: nuestro rabí Nicodemo nunca tocar
Page 118 and 119: vino al mundo y donde transcurrió
Page 120 and 121: —Rabí, mañana, en la sinagoga,
Page 122 and 123: —En los tiempos en que todo el pa
Page 124 and 125: —Bueno... No hizo daño a nadie..
Page 128 and 129: Querido Justo: CARTA X Acabo de vol
Page 130 and 131: sus soldados atacaran sin más ni m
Page 132 and 133: martillo. Sólo de pensarlo me sent
Page 134 and 135: aquí — hablaba como si desde tie
Page 136 and 137: De este modo fui a visitar al profe
Page 138 and 139: Entonces me pareció que le había
Page 140 and 141: la animación creció de nuevo. Ant
Page 142 and 143: a levantarla y lanzarla contra el r
Page 144 and 145: —¡Baila! Te daré una esclava, d
Page 146 and 147: Herodías dijo algo a su hija y és
Page 148 and 149: —Pero, ¿para qué matarle? Ya no
Page 150 and 151: Querido Justo: CARTA XI He seguido
Page 152 and 153: un hombre ya maduro, es natural que
Page 154 and 155: —¿Es verdad — al decirlo no se
Page 156 and 157: durante el camino y que esperaba da
Page 158 and 159: pagó a buen precio. Cuando vino a
Page 160 and 161: pobretones, que había nacido en un
Page 162 and 163: lugar desconocido en el que me sent
Page 164 and 165: me ha sonreído como lo hiciera aqu
Page 166 and 167: los ojos y digo con toda la sinceri
Page 168 and 169: los labios para indicarme silencio.
Page 170 and 171: cincuenta para poder hacer las part
Page 172 and 173: tirarme al agua y ahogarme como a u
Page 174 and 175: quedó suspendida al borde mismo de
Page 176 and 177:
inventando? ¿Quién habla de comer
Page 178 and 179:
¡Mientras tanto, nosotros continu
Page 180 and 181:
pregunta estaba fuera de lugar. ¿E
Page 182 and 183:
—Habla de ella constantemente —
Page 184 and 185:
mayor rapidez aún cada uno de mis
Page 186 and 187:
unos labios duros y secos como dos
Page 188 and 189:
no poder inclinar la cabeza y morir
Page 190 and 191:
todos... Además, prefiero no verle
Page 192 and 193:
Innominable, pensé, proteja su tem
Page 194 and 195:
encerrar su pensamiento en un canto
Page 196 and 197:
Sonrió gentilmente como agradecié
Page 198 and 199:
estrechar entre mis manos su fidel
Page 200 and 201:
Querido Justo: CARTA XV Judas estab
Page 202 and 203:
cuentas con sus braceros; otros, en
Page 204 and 205:
intenciones con relación a él, lo
Page 206 and 207:
—¿Quién eres? — repitió el p
Page 208 and 209:
Salí a pleno sol, guiñando los oj
Page 210 and 211:
Señaló con el dedo al hombre post
Page 212 and 213:
no recuerdan en nada a aquellos rui
Page 214 and 215:
al hombre que estaba sentado ante e
Page 216 and 217:
actitud de encarnizada obstinación
Page 218 and 219:
Querido Justo: CARTA XVI Aunque est
Page 220 and 221:
«los primeros serán los últimos,
Page 222 and 223:
—Rabí, tú que lo sabes todo, di
Page 224 and 225:
la cumbre del monte y bajó con ell
Page 226 and 227:
—¿Ha vuelto a profanar los lugar
Page 228 and 229:
— ¡Para que él y vosotros podá
Page 230 and 231:
— ¡Así lo creéis vosotros! Per
Page 232 and 233:
Querido Justo: CARTA XVII En vez de
Page 234 and 235:
está transformando en irritación,
Page 236 and 237:
— ¿Podría ayudaros en algo? —
Page 238 and 239:
inexpresivo, mientras que el de Mar
Page 240 and 241:
—Sí; los discípulos ya no se op
Page 242 and 243:
Atravesó el jardín y vino en mi d
Page 244 and 245:
No se opuso más. Hizo una seña a
Page 246 and 247:
Querido Justo: CARTA XVIII Desde ha
Page 248 and 249:
exactamente se cumplen todas sus pa
Page 250 and 251:
sus maquinaciones contra Él. Pero,
Page 252 and 253:
—Nos temen dijo riendo —. ¡Oh,
Page 254 and 255:
— ¿También son víctimas de una
Page 256 and 257:
—Desde luego — dijo, fijando lo
Page 258 and 259:
obligaría a buscar el asentimiento
Page 260 and 261:
Querido Justo: CARTA XX Estuve en B
Page 262 and 263:
—No siempre — reconoció. Y una
Page 264 and 265:
epartir este dinero entre los pobre
Page 266 and 267:
Debes de haber sido tú el que le h
Page 268 and 269:
—El no debería permitir que habl
Page 270 and 271:
Mientras yo seguía mirando de dón
Page 272 and 273:
Cruzamos la puerta y comenzamos a b
Page 274 and 275:
que, mientras exista el Santuario,
Page 276 and 277:
Aquellas palabras se derramaron com
Page 278 and 279:
exige: «Sé una persona honrada».
Page 280 and 281:
La casa de Lázaro estaba tan silen
Page 282 and 283:
—Dame tus preocupaciones, Nicodem
Page 284 and 285:
de los hermanos. Judas caminaba a m
Page 286 and 287:
ahogar su miedo hace sonar constant
Page 288 and 289:
ien peinado y todo él da una impre
Page 290 and 291:
detuvimos. Ellos dos se quedaron ju
Page 292 and 293:
muchacho no sabe velar y más de un
Page 294 and 295:
empuñó la espada que llevaba cons
Page 296 and 297:
Querido Justo: CARTA XXII «Dame to
Page 298 and 299:
— ¿De modo que tú eres Jesús d
Page 300 and 301:
sí. José de Arimatea también est
Page 302 and 303:
Puesto que los doctores y los sacer
Page 304 and 305:
— ¿Por qué habéis traído aqu
Page 306 and 307:
— ¿Quién puede confirmar lo que
Page 308 and 309:
—Yo no lo he visto — murmuró e
Page 310 and 311:
— ¡Son grandes, muy grandes, los
Page 312 and 313:
—Él incluso dijo — ahora decla
Page 314 and 315:
Hablé con José y luego estuve pas
Page 316 and 317:
dicho en tantas ocasiones, debería
Page 318 and 319:
Tuvo que hacer un visible esfuerzo
Page 320 and 321:
penumbra de sus párpados caídos,
Page 322 and 323:
— ¿Dónde fue eso? — pregunté
Page 324 and 325:
Momentos así, de un súbito resurg
Page 326 and 327:
— ¿Es éste a quien habéis veni
Page 328 and 329:
interrogarle, en vez de hacerlo com
Page 330 and 331:
—No olvidéis que antes de la Pas
Page 332 and 333:
todo aquel asunto, seguramente resp
Page 334 and 335:
— ¡Crucifícale! ¡Crucifícale!
Page 336 and 337:
Pilatos cruzó las manos a la espal
Page 338 and 339:
cortejo que se alejaba. De pronto l
Page 340 and 341:
vocerío. La gente no sabía qué g
Page 342 and 343:
áfagas se oían como unos gritos h
Page 344 and 345:
esculturas griegas. Aquí no había
Page 346 and 347:
—No sé si sabes que ya ha muerto
Page 348 and 349:
—Bien venidos — dijo —. ¿Qu
Page 350 and 351:
papiro! —Escribió unas palabras
Page 352 and 353:
—Ya lo veo — asintió José —
Page 354 and 355:
entre la claridad y la sombra, cay
Page 356 and 357:
deseaba quedarme solo, al menos por
Page 358 and 359:
horrible. Siento un profundo rencor
Page 360 and 361:
Alguien llegó corriendo hasta la p
Page 362 and 363:
—Yo tampoco — siguió Juan. El
Page 364 and 365:
cuerpo y nos dio permiso para enter
Page 366 and 367:
— ¿A qué te refieres, Jonatán?
Page 368 and 369:
que hemos escondido el cuerpo? Pues
Page 370 and 371:
—Aunque vosotros no me hubierais
Page 372 and 373:
—José — le dije, y la emoción
Page 374 and 375:
hombre que nos había alcanzado y e
Page 376 and 377:
—Lo recuerdo. Pero también Etam
Page 378 and 379:
deseado. A un hombre cubierto de de
Page 380 and 381:
comunicarla a todos, había que gri
Page 382 and 383:
—Rabí — dijo Santiago, el herm
Page 384 and 385:
— ¡Señor! — suplicaba Santiag
Page 386 and 387:
Querido Justo: CARTA XXIV Ya había
Page 388 and 389:
inteligibles. Una llamada. Una orde
Page 390 and 391:
los Olivos. Aquí abajo empezó, pe
Page 392 and 393:
animaba con una sonrisa «Aún más
Page 394 and 395:
medios necesarios para hacerlo. ¡A
Page 396 and 397:
pulcro, decía ahora con indomable
Page 398 and 399:
Querido Justo: CARTA XXV Mi carta t
Page 400 and 401:
— ¿Por qué habláis sin cesar d
Page 402 and 403:
cuando le encontró hizo algo, que
Page 404 and 405:
Después de una dura jornada de tra
Page 406 and 407:
pudiéramos volver a echar raíces.
show all

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

Delete template?

Save as template?