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Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

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Querido Justo:<br />

CARTA XXI<br />

¡Ha ocurrido ya! ¡Ha ocurrido lo que tenía que ocurrir! ¡Le han<br />

prendido! Acaso le hayan matado ya... Pero Él <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> <strong>de</strong>searlo,<br />

pues ha hecho todo lo posible para atraer sobre sí el odio <strong>de</strong> los<br />

sacerdotes y doctores. Es verdad que no fue a entregarse Él mismo.<br />

Últimamente, por las noches, se escabullía <strong>de</strong> la ciudad sin ser visto y,<br />

a campo traviesa, se dirigía a Betania, o bien pasaba la noche en<br />

alguno <strong>de</strong> los huertos <strong>de</strong>l monte <strong>de</strong> los Olivos. Pero se quedó en<br />

Jerusalén y predicó hasta el último día. Aún ayer por la mañana habló<br />

bajo el pórtico. Sostuvo una animada conversación con la gente<br />

enviada a Él por el Gran Consejo, los saduceos y los herodianos.<br />

Salió vencedor <strong>de</strong> ella..., pero fue una victoria puramente verbal. De<br />

poco le sirvió que ellos se marcharan furiosos, ardiendo en <strong>de</strong>seos <strong>de</strong><br />

venganza, acompañados por las risotadas <strong>de</strong> la plebe. Las palabras<br />

que había empleado para vencerlos tampoco fueron comprendidas<br />

por los que las aplaudían. Eran palabras suyas, sólo suyas,<br />

implacables, a veces inesperadas, diferentes <strong>de</strong> las <strong>de</strong> toda la gente.<br />

Él es siempre el mismo. Parece no observar regla alguna. Incluso las<br />

cosas más bellas <strong>de</strong> nuestra existencia <strong>de</strong>ben ser regidas por unas<br />

formas <strong>de</strong> acuerdo con una ley. El hombre <strong>de</strong>be obe<strong>de</strong>cer a ciertas<br />

prescripciones; ni siquiera se pue<strong>de</strong> ser bueno tal como uno quiere.<br />

Pero Él no; exige que toda regla ceda su puesto a una única ley que,<br />

según Él, es absoluta y <strong>de</strong>be ser observada incluso en <strong>de</strong>trimento <strong>de</strong><br />

todas las <strong>de</strong>más: la ley <strong>de</strong> la caridad... Quien hace un acto <strong>de</strong> caridad<br />

es como si hubiera cumplido todas las <strong>de</strong>más prescripciones. Pero,<br />

para Él, si no se ama al Altísimo y al prójimo no tiene valor abstenerse<br />

<strong>de</strong> matar, <strong>de</strong> robar o dominarse las pasiones; ni tiene valor la<br />

observancia <strong>de</strong> todas las prescripciones referentes a la pureza y al<br />

sábado. Ha construido su doctrina sobre la Ley e incluso por encima<br />

<strong>de</strong> ella... Lo que en la Ley representa la culminación <strong>de</strong> las<br />

perfecciones humanas, para Él no es sino el principio <strong>de</strong> ellas. La Ley<br />

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