08.05.2013 Views

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Debías <strong>de</strong> querer mucho a tu marido — observé. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la<br />

muerte siempre hace sangrar mis heridas —. La muerte — dije con<br />

amargura — siempre se lleva a los que más amamos...<br />

Levantó la cabeza y leí en sus ojos una creciente inquietud.<br />

Cuando alguien pronuncia la palabra muerte, pienso en Rut, pero ella<br />

<strong>de</strong>be <strong>de</strong> pensar en su hijo. Con énfasis, como quien quiere dominar el<br />

sentimiento con un duro razonamiento, dijo:<br />

—Él vencerá a la muerte..<br />

— ¿Quién es él?<br />

—El Mesías... — murmuró.<br />

Volvió la cabeza y miró el dorado y puntiagudo tejado <strong>de</strong>l<br />

Santuario, que parecía un enorme erizo. Me acerqué un poco a ella;<br />

pero siempre quedaban entre nosotros siete pasos. ¿Vencer a la<br />

muerte? De pronto pregunté:<br />

— ¿Es tu hijo el Mesías?<br />

El sol ascendía cada vez más, blanco, suave, otoñal. Apoyó la<br />

mano en la balaustrada <strong>de</strong> piedra. Miré sus <strong>de</strong>licados <strong>de</strong>dos, que<br />

llevaban las señales <strong>de</strong> un duro trabajo. Ahora tampoco me miraba.<br />

Parecía meditar la contestación. Comenzó a hablar lentamente,<br />

<strong>de</strong>teniéndose antes <strong>de</strong> cada palabra:<br />

—No soy más que una mujer... Eres tú, rabí, quien <strong>de</strong>bería<br />

saberlo. Conoces las Escrituras, los Profetas... Yo... — pareció dudar,<br />

como si cerniera exponer todo su pensamiento —. Ya he recibido<br />

tanto... Él ha hecho para mí las cosas más gran<strong>de</strong>s... Para una simple<br />

muchacha como yo... Lo que yo pedía lo pedía también todo Israel:<br />

hombres sabios, santos, profetas... Nunca compren<strong>de</strong>ré por qué me<br />

ha escogido a mi precisamente... ¿Acaso tú la compren<strong>de</strong>s, rabí? —<br />

me preguntó.<br />

En su encantadora sonrisa había una timi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> jovencita y, al<br />

mismo tiempo, una alegría inmensa, embriagadora.<br />

—Yo no puedo sino alegrarme y proclamar que es gran<strong>de</strong>,<br />

misericordioso, bueno, ensalzador <strong>de</strong> los humil<strong>de</strong>s y consolador <strong>de</strong> los<br />

afligidos...<br />

Dejó <strong>de</strong> hablar, pero las palabras <strong>de</strong>bieron <strong>de</strong> continuar fluyendo<br />

silenciosas en su interior. Las que yo había oído eran como unos<br />

<strong>de</strong>stellos en la superficie <strong>de</strong>l río, que <strong>de</strong>latan su existencia pero no<br />

dicen nada sobre su caudal. De ella ha heredado él la cualidad <strong>de</strong><br />

193

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!