08.05.2013 Views

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

esculturas griegas. Aquí no había ninguna proporción, ninguna<br />

armonía. Como si antes <strong>de</strong> morir en la cruz hubiera sido atacado por<br />

la lepra y la parálisis. Como si todas las enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mundo se<br />

hubieran concentrado en él...<br />

En esta muerte no había ninguna dignidad. Era sólo un<br />

espeluznante horror que uno sentía <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> cubrir con algo lo más<br />

pronto posible... Los otros dos aún seguían vivos; los veía ahogarse<br />

con las últimas bocanadas <strong>de</strong> aire... En breve morirían y serían como<br />

él.<br />

Uno <strong>de</strong> los consuelos ante la muerte es nuestra fe en su<br />

majestad... ¡Pero en realidad no tiene ninguna! Nos morimos en un<br />

acto <strong>de</strong> rebeldía. Toda la <strong>de</strong>sesperación <strong>de</strong> esta última lucha se<br />

pintaba en aquel rostro que colgaba sobre mí. No podía <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

mirarle. ¿Conoces la fuerza <strong>de</strong> atracción <strong>de</strong> un espejo y la<br />

incomprensible necesidad <strong>de</strong> hacer muecas ante él? Este cuerpo<br />

parecía un espejo. Veía en él mi propia cara. No lograba apartarme <strong>de</strong><br />

su lado. Me parecía que me quedaría allí para siempre. Lo que en la<br />

persona viva era horrible, ahora, muerto ya, se había vuelto<br />

repugnante... No le reprocho haber muerto. ¡Pero no puedo<br />

perdonarle que lo haya hecho <strong>de</strong> este modo!<br />

Sobre aquel palo habían muerto <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> personas. Igual que<br />

él habían <strong>de</strong>jado escapar sus últimos ronquidos y estertores, su hipo,<br />

su rechinar <strong>de</strong> dientes... Y <strong>de</strong> pronto quedaban colgados, exánimes...<br />

No le sirvió <strong>de</strong> nada mi proximidad. Nos morimos solos. No oí el último<br />

suspiro <strong>de</strong> Rut, como no había oído el grito <strong>de</strong> él... Y los dos habían<br />

muerto <strong>de</strong> un modo tan parecido, como si estuvieran uno al lado <strong>de</strong>l<br />

otro. Lejos <strong>de</strong> mí y tan cerca... Como si su muerte...<br />

Volví la cabeza hacia el crucificado que estaba a mi <strong>de</strong>recha. Su<br />

respiración era anhelante, entrecortada. Recuerdo las palabras que él<br />

le había dirigido. Todas sus palabras eran como aquéllas. Su vida y su<br />

muerte habían sido una constante bendición... Y, así y todo, ha<br />

muerto. Es verdad, las rebeldías <strong>de</strong> Jacob eran insensatas. No hay<br />

respuesta para los que discuten. ¿Y si él <strong>de</strong>seaba tomar sobre sí todo<br />

aquel horror...? Muchas veces me he repetido: ¿por qué me ocurre<br />

esto? ¿Por qué a mí precisamente? Pero quizá no es así. ¿Acaso esto<br />

le ocurre no al que es culpable sino al que ama? Pero yo amo tan<br />

poco... Y amo tan mal...<br />

Ha muerto... el día vuelve con sus habituales preocupaciones y<br />

temores. Ahora sé: comenzaré a imaginarme cuáles serán las<br />

344

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!