08.05.2013 Views

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

todo, <strong>de</strong> saber mayor la bondad <strong>de</strong>l Altísimo que la maldad humana...<br />

No hace mucho; cuando atravesábamos Cafarnaúm, se nos acercaron<br />

siete ancianos <strong>de</strong> la sinagoga para pedirle que curara a un hombre<br />

gravísimamente enfermo. Se trataba <strong>de</strong>l siervo <strong>de</strong> un centurión<br />

romano, jefe <strong>de</strong> un manípulo <strong>de</strong>stinado e guardar la frontera entre las<br />

tetrarquías <strong>de</strong> Antipas y Filipo. Según <strong>de</strong>cían, el centurión estaba bien<br />

dispuesto hacia los fieles y, habiendo él mismo entrado a formar parte<br />

<strong>de</strong> «los que temen al Señor», contribuyó a la construcción <strong>de</strong> la<br />

sinagoga <strong>de</strong> Cafarnaúm. «Ayúdale, rabí — <strong>de</strong>cían todos —; es un<br />

buen hombre...» Él contestó «Conducidme allá.» Anduvimos por un<br />

camino entre negros cipreses, a orillas <strong>de</strong>l mar, en dirección a la<br />

<strong>de</strong>sembocadura <strong>de</strong>l Jordán. Veíamos a Genezaret bañado en sol y<br />

toda la llanura al fondo <strong>de</strong>l valle; en la superficie <strong>de</strong>l agua danzaban<br />

unos reflejos <strong>de</strong> luz que parecían peces voladores. Los pescadores,<br />

con sus cuttonas y sus cufieh en la cabeza, tiraban afanosamente <strong>de</strong><br />

las cuerdas para traer las re<strong>de</strong>s hacia la rocosa orilla. Naturalmente,<br />

Simón. Juan y Santiago se animaron al verlos y comenzaron a<br />

aconsejar a gritos cómo <strong>de</strong>bían hacerlo. Las manos y los pies se les<br />

iban solos hacia aquellas cuerdas y corchos, hacia aquella agua<br />

cruzada por corrientes frías y calientes. Siguieron al maestro, mas<br />

toda su naturaleza se quedó junto a aquellas barcas y aquellas re<strong>de</strong>s:<br />

¡Gente sencilla! Ni <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mil llamadas y avisos se hubieran<br />

<strong>de</strong>cidido a abandonarlo todo. Hasta que cierto día él <strong>de</strong>bió hablarles<br />

<strong>de</strong> ese modo irresistible. Conozco este episodio por lo que me contó<br />

Juan, hijo <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o. Este muchacho a veces se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> a hablar.<br />

Me dijo: «Ocurrió antes <strong>de</strong> la estación <strong>de</strong> las lluvias. El maestro<br />

hablaba a las gentes y, para evitar las apreturas, se subió a nuestra<br />

barca. Pero cuando ya el sol se había escondido tras el Carmelo y<br />

todos se habían marchado, dijo a Simón: « ¡Echad las re<strong>de</strong>s!»<br />

Habíamos pasado toda la noche en el mar, sin haber pescado nada.<br />

Dos días antes habíamos tenido un fuerte temporal y los peces se<br />

habían alejado <strong>de</strong> la orilla. Ahora sabíamos que tampoco íbamos a<br />

pescar nada; las olas batían contra la orilla con <strong>de</strong>masiada furia. Pero<br />

Simón dijo: « ¡Puesto que el rabí lo manda, partamos...! » Nos hicimos<br />

a la mar. Cuando echamos las re<strong>de</strong>s, ya las primeras manchas <strong>de</strong> la<br />

noche flotaban sobre la superficie. Comenzamos a golpear con palos<br />

el fondo <strong>de</strong> la embarcación. « ¡Los corchos se mueven; hay peces! »,<br />

exclamó Simón. Seguimos a<strong>de</strong>lante y nos pusimos a tirar <strong>de</strong> las<br />

re<strong>de</strong>s. A pesar <strong>de</strong> que éramos cuatro, la red ni siquiera se movió.<br />

Como si estuviera clavada al fondo. «¡Más fuerte, mas fuerte,<br />

muchachos!», gritó Simón, y él mismo se puso a tirar con todas sus<br />

84

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!