08.05.2013 Views

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Querido Justo:<br />

CARTA XXIV<br />

Ya había comenzado a creer que no ocurría nada.<br />

Cada día nos reuníamos para orar en común y cada día,<br />

arrodillados en semicírculo, ro<strong>de</strong>ando el lugar don<strong>de</strong> hace tan poco<br />

aún lo habíamos visto a Él, vivo otra vez, pedíamos, llenos <strong>de</strong><br />

esperanza, el consuelo prometido. ¡Pero era en vano! Conozco bien<br />

los sentimientos <strong>de</strong> la persona que ha estado suplicando algo con<br />

todas sus fuerzas, pero este algo no le ha sido concedido: entonces<br />

no hay en ella ni siquiera amargura, sino simplemente un gran vacío.<br />

Todo le parece entonces, indiferente: el bien o el mal; todo lo que ha<br />

<strong>de</strong> ocurrir, <strong>de</strong>sea que ocurra ya <strong>de</strong> una vez, cuanto antes mejor, para<br />

que se termine lo más pronto posible el tiempo <strong>de</strong> espera... Cada vez<br />

nos alejábamos más <strong>de</strong>l día en que Él nos <strong>de</strong>jó. Su gloria se iba<br />

borrando en nosotros hora tras hora. Por <strong>de</strong>sgracia, no hay milagro<br />

que dure eternamente. Los cuadros se borran ante nuestros ojos,<br />

sobre los <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> nuestras manos crece una nueva piel. No hay<br />

nada que pueda convencernos <strong>de</strong> una vez para siempre. De la mayor<br />

alegría caemos <strong>de</strong> nuevo en la <strong>de</strong>sesperación. Orábamos... ¿Qué sé<br />

yo lo que sentía al rezar cada uno <strong>de</strong> ellos? Sus sentimientos podían<br />

ser diferentes. Pero los míos eran los <strong>de</strong> una tristeza que vuelve a<br />

crecer. No, no era que volviera a mí la duda. Era algo totalmente<br />

nuevo: una sensación <strong>de</strong> abandono, la sensación <strong>de</strong> que la felicidad<br />

existió por un momento y se <strong>de</strong>svaneció.<br />

Señor, pensaba arrodillado, ahora ya no dudo. Sé que eres el Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios y Dios tú mismo. Sólo Dios podía resucitar y subir a los cielos.<br />

Pero, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mostrarnos tu divinidad, te has ido. Has estado<br />

entre nosotros, invisible, llenándonos <strong>de</strong> una alegría ultraterrena.<br />

Luego, por un momento, brillaste, como aquel ídolo pagano que<br />

apartó por un instante el paño que cubría la cara radiante: brillaste<br />

para volver a <strong>de</strong>saparecer. Y <strong>de</strong> nuevo no estás, como tampoco<br />

estuviste en aquellas dos inacabables noches. ¿Qué nos ha quedado<br />

386

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!