08.05.2013 Views

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> los otros generalmente nos hace sentirnos fuertes.<br />

Pero esta vez no pu<strong>de</strong>... Yo también estaba lleno <strong>de</strong> temor y<br />

<strong>de</strong>sesperación y lo sentía a flor <strong>de</strong> piel. Ninguno <strong>de</strong> los dos, pensé,<br />

estamos en condiciones <strong>de</strong> tomar una <strong>de</strong>cisión seria. Tocando con mi<br />

pecho el suyo, miré por encima <strong>de</strong> su hombro: los discípulos y las mujeres<br />

estaban sentados, con las cabezas inclinadas. Me pareció que<br />

compartían el <strong>de</strong>caimiento <strong>de</strong>l Maestro. Incluso Marta, tan animada<br />

siempre hasta en los momentos más difíciles, parecía ahora<br />

<strong>de</strong>strozada.<br />

—Hoy he estado pensando en ti, Nico<strong>de</strong>mo — oí que me <strong>de</strong>cía.<br />

Abrió los brazos y me soltó —. Deseaba verte, lo <strong>de</strong>seaba mucho...<br />

— ¿Quieres algo <strong>de</strong> mí, rabí? — pregunté.<br />

Esperé que moviera suavemente la cabeza como hace tantas<br />

veces cuando le preguntan si quiere comer, beber, dormir o<br />

<strong>de</strong>scansar. Pero esta vez fijó en mí una mirada dolorida, como la <strong>de</strong><br />

uno <strong>de</strong> esos numerosos enfermos que Él ha curado y dijo en voz baja:<br />

—Sí.<br />

— ¿Qué <strong>de</strong>seas? — seguí preguntando.<br />

A pesar <strong>de</strong> verle en tal estado <strong>de</strong> <strong>de</strong>caimiento no se borraba en mí<br />

el recuerdo <strong>de</strong> aquellos momentos en que, <strong>de</strong> pronto, como una<br />

llamarada, cedía en Él la <strong>de</strong>bilidad humana para dar paso aun<br />

inmenso y secreto po<strong>de</strong>r. Y no sólo esto. ¡Tantas veces nos ha<br />

mostrado su inigualable bondad! Es cierto que no salvó a Rut... pero a<br />

otros les daba tanto que incluso yo, sin haber recibido nada, me sentía<br />

<strong>de</strong>udor suyo.<br />

—¿Qué <strong>de</strong>seas? Dilo. Te serviré al instante. ¿Sabes para qué he<br />

venido? Deseo salvarte. Te amenaza un gran peligro. Mañana, al<br />

amanecer, te mandaré unos cuantos asnos o, mejor, unos cuantos<br />

camellos y un hombre inteligente y <strong>de</strong> confianza. Irás con él muy lejos.<br />

Aquí estás en peligro. Los fariseos y los sacerdotes están tramando<br />

algo. Hoy me han dicho cosas por las que he <strong>de</strong>ducido que serían<br />

capaces <strong>de</strong> lanzarse sobre ti incluso durante las fiestas. Márchate sin<br />

falta. Todo se calmará en su día y es posible que aún puedas volver.<br />

Sentí que su mano tocaba la mía.<br />

—No me hables <strong>de</strong> esto, amigo — dijo —. No me marcharé. Cada<br />

día tiene su anochecer... Espero <strong>de</strong> ti otra cosa...<br />

—Siendo así, ¿qué puedo darte, rabí?<br />

281

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!