08.05.2013 Views

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

Dobraczynski. Cartas de Nicodemo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cumplido esta Escritura ante vuestros ojos! », <strong>de</strong>bió producirse en la<br />

sinagoga el más profundo <strong>de</strong> los silencios. La gente le miraba con los<br />

ojos muy abiertos. Ahora, pensaban, ocurrirán los milagros que todos<br />

esperamos y el profeta mostrará su po<strong>de</strong>r como nunca hasta<br />

entonces. Le escuchaban conteniendo la respiración. Mas él continuó<br />

hablándoles con creciente violencia.<br />

—¡Ciegos! exclamaba—. ¡Ciegos y sordos! Se acerca la<br />

primavera y vosotros no salís con la simiente al campo; se acercan las<br />

lluvias y vosotros no recogéis las espigas maduras. ¡Ciegos! Queréis<br />

señales y no veis las señales. Queréis milagros y no os habéis dado<br />

cuenta <strong>de</strong>l milagro. ¡He aquí las palabras que escucháis <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace<br />

siglos! ¿Qué hacen vuestros pobres? ¿Es que no lloran <strong>de</strong> hambre y<br />

frío? Y vuestros presos, ¿acaso no sufren atados a sus ca<strong>de</strong>nas? ¿Y<br />

los pecadores? Pecan más por ignorancia que por maldad. ¿Y el año<br />

<strong>de</strong> la remisión? ¿Dón<strong>de</strong> está el grano <strong>de</strong>jado en el campo para el<br />

pobre? ¿Dón<strong>de</strong> está el santo <strong>de</strong>scanso? Sus palabras salían veloces,<br />

una tras otra. Los nazarenos le escuchaban con cierta humildad.<br />

Incluso movían sus cabezas como reconociendo la belleza <strong>de</strong> su<br />

lenguaje. Aquí y allá alguien comentaba: «Mira, mira, cómo habla. Es<br />

increíble que pueda ser el mismo naggar que durante tantos años<br />

hemos visto pulir ma<strong>de</strong>ra en su taller...» Seguían esperando los<br />

milagros que vendrían <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las palabras. Pero cuando<br />

exclamó: « ¡Ciegos! Esperáis la señal y la señal ya hace tiempo que<br />

os ha sido dada», se removieron impacientes en sus bancos. ¿Cómo?<br />

¿No les quiere mostrar un milagro? Sintieron que ya estaban hartos<br />

<strong>de</strong> escuchar. ¡No faltaba más! También querían ver algo. Uno <strong>de</strong> ellos<br />

interrumpió al profeta gritando:<br />

—¡Basta ya <strong>de</strong> palabras! ¡Haz un milagro! Se oyeron otras voces:<br />

—¡Haz un milagro! ¡Un milagro! ¡Haz un milagro! ¿Oyes? ¡Ya has<br />

hablado bastante!<br />

Los miraba fríamente... Digo mal. Él nunca mira con frialdad; pero<br />

cuando la gente le pi<strong>de</strong> con insistencia algo que él no quiere o no<br />

pue<strong>de</strong> otorgar, entonces su mirada se vuelve vidriosa e inmóvil, como<br />

la <strong>de</strong> una persona que intenta contener las lágrimas. Los miraba<br />

sosteniendo en las manos las quejas <strong>de</strong> Isaías. Ahora todos<br />

comenzaron a chillar a la vez: « ¡Haz un milagro! ¡Basta ya <strong>de</strong><br />

palabras! ¡Haz un milagro! »<br />

¿Acaso sus hermanos gritaban también? Él continuaba <strong>de</strong> pie<br />

frente a toda aquella multitud vociferante. Si conoce a las personas<br />

54

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!