La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf
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parece tener un libro a punto para ser vomitado, pero a menos que una gran editorial se interese por<br />
nuestra obra sólo podremos embaucar a los más allegados, a quienes quizás consigamos poner en el<br />
compromiso de adquirir uno de nuestros libros a cambio de invitarles a un cóctel o algo parecido.<br />
Pero ahí quedará la cosa, no tendrá más trascendencia.<br />
En definitiva, toda una tragedia de proporciones incalculables para ese escritor<br />
desconocido que todos llevamos dentro y que es ignorado una vez tras otra; miles y miles de<br />
ilusiones y esperanzas despedazadas por la incomprensión, por la indiferencia, por el proselitismo o<br />
por lo que sea; el sino adverso de estos crueles tiempos que corren, la fatalidad como expresión de<br />
la sociedad de consumo, que nos convierte en seres insignificantes listos para ser aplastados por el<br />
enorme rodillo de la cultura de masas, convirtiéndonos en seres informes desposeídos de sí mismos.<br />
Salvo, claro está, si dispone usted de una suma escandalosa de dinero, en cuyo caso podrá hacer lo<br />
que le salga de las pelotas, y ni siquiera hace falta que siga leyendo el resto. Sin embargo, estoy<br />
convencido de que ése no es su caso. Usted comparte el destino universal de cientos de miles de<br />
personas que ansían por encima de su propia vida poder realizarse como escritores, un sueño que<br />
por momentos parece figurar como inalcanzable. Nos hundimos en la melancolía, hay algo flotando<br />
en el ambiente que nos inquieta. No se sienta solo, hermano —sí, sí, hermano, hermano mío en el<br />
sufrimiento de una causa común, casi mi propia carne—, ¡yo también puedo sentirlo! Lo huelo, lo<br />
respiro, se mezcla con un amargor en mi saliva...<br />
Quizás sea el nuevo siglo, la eclosión de una <strong>nueva</strong> era llena de oscuros interrogantes que<br />
nos desbordan por los cuatro costados, empujándonos al borde del precipicio. El presagio, abstracto<br />
o no, real o ficticio, del apocalipsis —tal vez nutriéndose de nuestras peores pesadillas—, de la<br />
proximidad, presentida como un latir omnipresente, de la catástrofe o de que ya está aquí en<br />
connivencia con los intereses más inconfesables, la irremediable zozobra de una sociedad que<br />
arrastra el malestar de una conciencia aburguesada, medio anestesiada por el materialismo y la falta<br />
de valores auténticos. El individualismo, la hipocresía, la incomunicación, la indiferencia, oprimen<br />
la voluntad de ser del hombre y de repente todos tienen algo que decir, todos quieren que se les<br />
escuche, que se oigan las historias que han ido tejiendo con tanto mimo a lo largo de incontables<br />
años, sus sueños, sus aspiraciones, los errores que cada uno ha cometido y hasta las victorias<br />
insignificantes y casuales, el deseo de ser redimidos o rescatados, aquello que quisieron ser cuando<br />
niños y luego no pudieron convertir en realidad, sus temores y todo lo que llevan dentro oprimido<br />
por la gigantesca losa de la indiferencia, del odio, del miedo.<br />
Todos parecen gritar en un último aliento de desesperación: “¡Miradme, estoy aquí; aquel<br />
aventurero, aquel romántico frustrado pero maravilloso, aquel ser pervertido o marginal, aquel<br />
personaje de mi novela soy yo, es mi alterego, o simplemente una vía para expresar mis pasiones,<br />
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