La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf

asombrosa. Vean si no —dio paso a la siguiente diapositiva—. ¡Oh, éste es espectacular!
Veinticinco centímetros, ¡la leche! Vaya, si yo tuviera uno como ése no me puedo ni imaginar lo
que... Por desgracia la Naturaleza no ha sido tan pródiga en ese aspecto conmigo... Usted, joven,
¿cuánto diría que mide la suya?
—Joder con el tío éste, ¡lleva un rato pasándose de la raya! —dijo el alumno a quien había
dirigido la pregunta, el Estudiante Nº4.
empalmada...
—Venga ya, todos los tíos nos la hemos medido alguna vez. La mía mide, quiero decir,
—Oiga, como no cierre el pico y se dedique a dar la puñetera clase de una vez le juro que
le voy a partir la boca. ¿Qué coño se ha creído?
—Vale, vale, no se ponga violento... Madre mía, vaya brazo tiene. Estás cachitas, ¿eh?
Seguro que le das a las pesas... Sí, sí, ya lo veo, y seguro que debajo de esa camiseta escondes un
torso atlético y depilado. ¿Algún tatuaje, tal vez? Un día podríamos echarnos una sauna juntos, ¿qué
te parece?
—¡Este hijoputa me está tirando los tejos! Le voy a... a...
—Tranquilízate, hijo, ¿es que no me pillas por dónde voy?
—Ya lo creo que le pillo, ¡mariconazo!
—Oh, no, por favor, ni siquiera eres mi tipo...
—¿Qué? ¡Lo está pidiendo a gritos!
—Quiero decir, a mí no me van los tíos. A lo mejor un día por curiosidad, por eso de la
investigación y los fondos europeos... ¿A ti nunca te ha picado alguna vez la curiosidad por saber
qué se siente cuando...?
—Yo a este tío me lo cargo ahora mismo. ¡Me lo cargo!
—¿Pero es que no se dan cuenta, señores, de que estoy intentando darles una lección de
Historia? Intenten pensar como los egipcios antiguos... En aquellos tiempos la gente se dedicaba a
disfrutar de su sexualidad sin hacerse tantas preguntas. Échenle un vistazo a esto —puso una nueva
diapositiva—, aquí estamos en el Imperio Antiguo, en la Dinastía V, que se desarrolló nada menos
que entre los años 2.500 y 2.350 a.C., próxima a la época de María Castaña —rió divertido— ¿Y
qué es lo que vemos? No, no, sus ojos no les engañan, son dos tíos besándose en los morros y
haciéndose caricias, tal cual, concretamente Nianjinum y Jnumhotep, dos altos funcionarios de la
corte del faraón Nyuserra. Algunos puritanos intentan hacernos creer que ambos varones eran
hermanos siameses y cosas por el estilo, bla, bla, bla. Pero no, chicos, les aseguro que a estos dos le
iba la marcha, nos consta que estaban casados, la cosa no deja lugar a dudas, y... tenían hijos.
39