La nueva libertad y otras 9 pajas mentales-pdf

Al muy respetable Sr. Blankgeist se le escuchó gritar “¡nos han descubierto!”, y se le vio
descolgar un teléfono con conexión por satélite y vociferar una serie de órdenes. En menos de
lo que canta un gallo aterrizaron en la azotea del edificio una serie de grandes helicópteros.
Los presentes fueros evacuados con una rapidez asombrosa.
Los manifestantes entraron en la sala de conferencias con la intención de empalar a más de
uno, pero los ánimos remitieron de forma fulminante, sumidos todos ellos en un profundo y
desconcertado silencio cuando la hallaron tan vacía como la barriga de un pobre.
Y nadie jamás tuvo noticia alguna de quiénes fueron sus asistentes, qué asuntos se
abordaron, de dónde habían venido y adónde marchado. Si acaso, cuando alguien intenta
hacer referencia a ellos suele englobárseles en el esotérico e impersonal eufemismo de “los
mercados”.
Lo único que consta, según un grupo de manifestantes, es un papel manuscrito que
encontraron encima de la tribuna presidencial. Rezaba: “Alegraos. Por fin sois libres”. La palabra
“libres” aparecía tachada, pero en un paréntesis aparte se intentaba explicar que el término que
debía figurar en su lugar era “liberalizados”.
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